La interconexión eléctrica supondrá el 10% de la potencia instalada en 2005
El aumento de las interconexiones eléctricas entre las naciones comunitarias, con un tope mínimo del 10% de la capacidad instalada en 2005, es el aspecto más relevante para el mercado español de los adoptados en la cumbre de Barcelona.
Los países comunitarios han asumido un compromiso que establece que las interconexiones eléctricas mínimas de cada país deben equivaler al menos al 10% del total de su potencia de generación instalada para el año 2005. æpermil;ste se perfila como el aspecto que más influencia puede tener en España, que se mantiene prácticamente aislada de Europa, con un grado de interconexión que no alcanza el 3%.
Cuando se consiga esa meta se dará un paso más respecto al pacto bilateral alcanzado entre España y Francia con motivo de la entrada de la alemana EnBW (participada por Electricé de France). Entonces, se acordó incrementar la interconexión hasta completar 4.000 megavatios en el año 2005. Ese incremento adicional de la conexión con las redes europeas, que puede enfrentarse a problemas de cumplimiento de los plazos oficiales, servirá básicamente para que, al menos a medio plazo, EDF coloque más kilovatios en el mercado ibérico. La empresa francesa está mejor situada que las españolas por costes.
Sin embargo, la decisión de establecer la libertad de elección de suministrador de electricidad y de gas para todos los clientes europeos, excepto los domésticos, a partir de 2004 no afecta a España, como tampoco a Alemania, Gran Bretaña, Austria y los países nórdicos, entre otros. Esa medida, que supone un retraso de un año respecto a los objetivos iniciales, implica cambios básicamente para los consumidores franceses e italianos. Los Quince consideran que esa apertura afectará al menos al 60% del total del mercado, porcentaje que ya supone la media de la energía liberalizada en Europa.
Asimismo, el Parlamento de la UE deberá tomar una decisión, después de la reunión del Consejo europeo de primavera de 2003 y con la experiencia adquirida, sobre la seguridad de abastecimiento y definir cuáles son las obligaciones del servicio público. Las conclusiones que se alcancen pueden ser importantes para que EDF deje de ser un monopolio para los clientes domésticos franceses.
Pero si esas son las medidas básicas respecto a la demanda, las decisiones para revisar o ampliar la oferta han sido más tibias. Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea acordaron la separación de la transmisión y la distribución energética de la producción y el suministro, aspectos que ya existen en gran parte de las normativas de los países miembros, incluida España.
Lo que sí se ha acordado es la fijación este año de un sistema de aranceles para las transacciones transfronterizas eléctricas que se basen en la transparencia y no discriminación. Cada país deberá garantizar esas condiciones para sus tarifas.
Por otro lado, los franceses, que son muy críticos con los efectos en el mercado de las legislaciones más liberalizadoras, consiguieron que las autoridades de la UE tengan en cuenta en sus informes la apertura real de los mercados.
Se trata de un tema que ha enfrentado a los representantes franceses con los de otras delegaciones, pero especialmente con las autoridades españolas. Y es que Francia, quizá por su ubicación geográfica, recibe más energía del exterior que España, pese a ser un país netamente exportador.Los países comunitarios han asumido un compromiso que establece que las interconexiones eléctricas mínimas de cada país deben equivaler al menos al 10% del total de su potencia de generación instalada para el año 2005. æpermil;ste se perfila como el aspecto que más influencia puede tener en España, que se mantiene prácticamente aislada de Europa, con un grado de interconexión que no alcanza el 3%.
Cuando se consiga esa meta se dará un paso más respecto al pacto bilateral alcanzado entre España y Francia con motivo de la entrada de la alemana EnBW (participada por Electricé de France). Entonces, se acordó incrementar la interconexión hasta completar 4.000 megavatios en el año 2005. Ese incremento adicional de la conexión con las redes europeas, que puede enfrentarse a problemas de cumplimiento de los plazos oficiales, servirá básicamente para que, al menos a medio plazo, EDF coloque más kilovatios en el mercado ibérico. La empresa francesa está mejor situada que las españolas por costes.
Sin embargo, la decisión de establecer la libertad de elección de suministrador de electricidad y de gas para todos los clientes europeos, excepto los domésticos, a partir de 2004 no afecta a España, como tampoco a Alemania, Gran Bretaña, Austria y los países nórdicos, entre otros. Esa medida, que supone un retraso de un año respecto a los objetivos iniciales, implica cambios básicamente para los consumidores franceses e italianos. Los Quince consideran que esa apertura afectará al menos al 60% del total del mercado, porcentaje que ya supone la media de la energía liberalizada en Europa.
Asimismo, el Parlamento de la UE deberá tomar una decisión, después de la reunión del Consejo europeo de primavera de 2003 y con la experiencia adquirida, sobre la seguridad de abastecimiento y definir cuáles son las obligaciones del servicio público. Las conclusiones que se alcancen pueden ser importantes para que EDF deje de ser un monopolio para los clientes domésticos franceses.
Pero si esas son las medidas básicas respecto a la demanda, las decisiones para revisar o ampliar la oferta han sido más tibias. Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea acordaron la separación de la transmisión y la distribución energética de la producción y el suministro, aspectos que ya existen en gran parte de las normativas de los países miembros, incluida España.
Lo que sí se ha acordado es la fijación este año de un sistema de aranceles para las transacciones transfronterizas eléctricas que se basen en la transparencia y no discriminación. Cada país deberá garantizar esas condiciones para sus tarifas.
Por otro lado, los franceses, que son muy críticos con los efectos en el mercado de las legislaciones más liberalizadoras, consiguieron que las autoridades de la UE tengan en cuenta en sus informes la apertura real de los mercados.
Se trata de un tema que ha enfrentado a los representantes franceses con los de otras delegaciones, pero especialmente con las autoridades españolas. Y es que Francia, quizá por su ubicación geográfica, recibe más energía del exterior que España, pese a ser un país netamente exportador.
España acepta la armonización fiscal
El Gobierno español ha aceptado negociar la armonización fiscal de la energía para el año 2004, tema sobre el que siempre se ha mostrado muy reticente por el temor a las posibles repercusiones al alza en los precios. No obstante, el vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía, Rodrigo Rato, negó ese posible efecto negativo.
'No va a suponer que aumenten los impuestos en España. No lo vamos a aceptar. Habrá unos tipos mínimos en la directiva y en algunos casos habrá unos tipos máximos', señaló. Los mínimos servirán, según Rato, 'para no subir los impuestos si no queremos elevarlos'.
El presidente de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (Aege), Antonio Zabalza, calificó de positivas las medidas para aumentar hasta el 10% la capacidad de las interconexiones energéticas entre las redes de los países miembros, así como la liberalización de la capacidad de elección de suministrador para la industria en el año 2004. Son medidas, subrayó, que van 'en la dirección correcta', aunque añadió que es un paso que se 'ha quedado corto', ya que, en su opinión, se debería haber avanzado hasta el 20% de las interconexiones y haberse liberalizado el sector para todos los consumidores.
En cualquier caso, indicó que estas medidas permitirán acudir a proveedores de electricidad extranjeros y elevar la competencia en el mercado, por lo que abogó por anticipar estos objetivos.