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Inmobiliario

Las empresas cubren riesgos con el negocio de los centros geriátricos

El estancamiento de la promoción residencial empuja a las inmobiliarias a entrar en el sector de los centros geriátricos, un segmento muy estable y capaz para amortiguar los riesgos adquiridos en la vivienda. Junto a las inmobiliarias, también hacen su entrada en el negocio entidades financieras y aseguradoras.

El severo envejecimiento de la población española, la escasa oferta de plazas en las residencias para mayores y el atractivo de las costas españolas para los jubilados europeos han sentado las bases para el desarrollo del negocio geriátrico, una oportunidad que no ha pasado desapercibida a las grandes promotoras inmobiliarias.

Ya sea a través de la participación accionarial o en alianza con empresas gestoras de centros geriátricos, las inmobiliarias han entrado con paso firme en una actividad que no reporta grandes ni rápidas rentabilidades, pero, en cambio, es muy estable. 'Este segmento es la salvaguarda en tiempos de crisis inmobiliaria', precisa Ignacio Vivas, director general de Ballesol, una de las firmas pioneras en la explotación de residencias de ancianos.

Frente a la rentabilidad que se obtiene en la promoción de viviendas o de hoteles en etapas de bonanza, el inversor de un complejo para la tercera edad logra rendimientos de entre un 7% y un 9%. En contrapartida, 'este sector no es cíclico. Una vez que un centro está ocupado la rotación es mínima', aclara Vivas, para explicar por qué las inmobiliarias, en un momento de incertidumbre en el segmento residencial, 'obtienen con estos activos patrimoniales unas rentabilidades que les permiten mantener sus estructuras cuando no interesa hacer viviendas'.

Ballesol, de hecho, ha planeado su crecimiento de la mano de las inmobiliarias. En alianza con el grupo Lar, Urbis o la Hermandad Nacional de Arquitectos (HNA), entre otros, proyecta pasar de sus actuales 2.000 plazas a 8.000 y de 14 centros a 30 en 2006, con una facturación estimada de 132 millones de euros, 'que nos permitirá tener el volumen suficiente para salir a Bolsa', según Ignacio Vivas.

Frente a la alianza con gestores, 'hay quien prefiere asegurarse los servicios', advierten desde Sanyres, empresa creada en 1998 por la promotora cordobesa Prasa para entrar en el negocio de los servicios a la tercera edad. Sanyres explota cinco centros, tiene otros 14 en construcción y confía alcanzar 2005 con 20.000 plazas, que implicarán una inversión global de 721 millones de euros.

En una línea similar se encuentra Vallehermoso, que participa con un 30% en Euroresidencias Gestión, mientras que Metrovacesa, que tiene operativo un complejo en Valencia, estudia varios proyectos nuevos que, en todo caso, explotará a través de gestores especializados. Según los datos que maneja Jorge Vázquez, director de desarrollo de European Estates, que desde 1998 opera como intermediaria y consultora en el segmento de centros para la tercera edad, el potencial de este sector está claro: en España hay 2,8 plazas en geriátricos por cada 100 jubilados, mientras que este porcentaje en Europa es del 5%. 'Ahora tenemos 190.000 plazas y hacen falta otras 190.000'.

Caja Navarra

Estas carencias han captado la atención de las entidades financieras. Así, Caja Madrid, a través de la sociedad Quavitae, está presente en el sector en la comunidad madrileña, País Vasco, Cataluña y Baleares, mientras que Caja Navarra, que también cuenta con gestora especializada, tiene previsto ejecutar antes de 2006 una inversión de 420 millones para construir 50 centros, con 9.000 plazas, en todas las comunidades autónomas.

Pero inmobiliarias y entidades financieras no son los únicos agentes nuevos. Las aseguradoras están a punto de hacer su entrada en escena. Martin Züchner, responsable del departamento de internacional de European Estates, pronostica que tienen que producirse alianzas a medio plazo entre promotores, gestores y aseguradoras. 'En Europa se han generalizado las pólizas que reinvierten en otros productos de tercera edad y a las aseguradoras británicas les interesa llegar a acuerdos para desarrollar complejos en España', comenta Züchner.

En esta atmósfera de optimismo, también hay quien avisa de los riesgos. Desde Caja Navarra se recuerda que los centros geriátricos tienen un elevado componente sociosanitario. 'Hace falta mucha formación, salarialmente no se puede competir con los hospitales y hay mucha rotación de personal', advierte un portavoz de la entidad.

Además los proyectos requieren mucho tiempo de maduración y, en el caso de extranjeros, Züchner advierte de que hay que diseñar centros 'específicos para cada nacionalidad', al tiempo que cree que la comercialización en el exterior es una asignatura pendiente para las promotoras.El severo envejecimiento de la población española, la escasa oferta de plazas en las residencias para mayores y el atractivo de las costas españolas para los jubilados europeos han sentado las bases para el desarrollo del negocio geriátrico, una oportunidad que no ha pasado desapercibida a las grandes promotoras inmobiliarias.

Ya sea a través de la participación accionarial o en alianza con empresas gestoras de centros geriátricos, las inmobiliarias han entrado con paso firme en una actividad que no reporta grandes ni rápidas rentabilidades, pero, en cambio, es muy estable. 'Este segmento es la salvaguarda en tiempos de crisis inmobiliaria', precisa Ignacio Vivas, director general de Ballesol, una de las firmas pioneras en la explotación de residencias de ancianos.

Frente a la rentabilidad que se obtiene en la promoción de viviendas o de hoteles en etapas de bonanza, el inversor de un complejo para la tercera edad logra rendimientos de entre un 7% y un 9%. En contrapartida, 'este sector no es cíclico. Una vez que un centro está ocupado la rotación es mínima', aclara Vivas, para explicar por qué las inmobiliarias, en un momento de incertidumbre en el segmento residencial, 'obtienen con estos activos patrimoniales unas rentabilidades que les permiten mantener sus estructuras cuando no interesa hacer viviendas'.

Ballesol, de hecho, ha planeado su crecimiento de la mano de las inmobiliarias. En alianza con el grupo Lar, Urbis o la Hermandad Nacional de Arquitectos (HNA), entre otros, proyecta pasar de sus actuales 2.000 plazas a 8.000 y de 14 centros a 30 en 2006, con una facturación estimada de 132 millones de euros, 'que nos permitirá tener el volumen suficiente para salir a Bolsa', según Ignacio Vivas.

Frente a la alianza con gestores, 'hay quien prefiere asegurarse los servicios', advierten desde Sanyres, empresa creada en 1998 por la promotora cordobesa Prasa para entrar en el negocio de los servicios a la tercera edad. Sanyres explota cinco centros, tiene otros 14 en construcción y confía alcanzar 2005 con 20.000 plazas, que implicarán una inversión global de 721 millones de euros.

En una línea similar se encuentra Vallehermoso, que participa con un 30% en Euroresidencias Gestión, mientras que Metrovacesa, que tiene operativo un complejo en Valencia, estudia varios proyectos nuevos que, en todo caso, explotará a través de gestores especializados. Según los datos que maneja Jorge Vázquez, director de desarrollo de European Estates, que desde 1998 opera como intermediaria y consultora en el segmento de centros para la tercera edad, el potencial de este sector está claro: en España hay 2,8 plazas en geriátricos por cada 100 jubilados, mientras que este porcentaje en Europa es del 5%. 'Ahora tenemos 190.000 plazas y hacen falta otras 190.000'.

Caja Navarra

Estas carencias han captado la atención de las entidades financieras. Así, Caja Madrid, a través de la sociedad Quavitae, está presente en el sector en la comunidad madrileña, País Vasco, Cataluña y Baleares, mientras que Caja Navarra, que también cuenta con gestora especializada, tiene previsto ejecutar antes de 2006 una inversión de 420 millones para construir 50 centros, con 9.000 plazas, en todas las comunidades autónomas.

Pero inmobiliarias y entidades financieras no son los únicos agentes nuevos. Las aseguradoras están a punto de hacer su entrada en escena. Martin Züchner, responsable del departamento de internacional de European Estates, pronostica que tienen que producirse alianzas a medio plazo entre promotores, gestores y aseguradoras. 'En Europa se han generalizado las pólizas que reinvierten en otros productos de tercera edad y a las aseguradoras británicas les interesa llegar a acuerdos para desarrollar complejos en España', comenta Züchner.

En esta atmósfera de optimismo, también hay quien avisa de los riesgos. Desde Caja Navarra se recuerda que los centros geriátricos tienen un elevado componente sociosanitario. 'Hace falta mucha formación, salarialmente no se puede competir con los hospitales y hay mucha rotación de personal', advierte un portavoz de la entidad.

Además los proyectos requieren mucho tiempo de maduración y, en el caso de extranjeros, Züchner advierte de que hay que diseñar centros 'específicos para cada nacionalidad', al tiempo que cree que la comercialización en el exterior es una asignatura pendiente para las promotoras.

Un modelo para cada mercado

 

El jubilado español busca una residencia en casco urbano, en la ciudad donde vive su familia, con una importante dotación de servicios sociosanitarios. El europeo, en cambio, prefiere un centro ubicado en una ciudad costera, que goce de buen clima y que tenga una cierta tradición en turismo internacional, aunque debe estar alejada de los cascos urbanos y zonas masificadas, según Martin Züchner, de European Estates. Además, el extranjero no quiere una residencia al uso, sino un complejo de viviendas o apartamentos de lujo o, al menos, de gran calidad, con opción a servicios sociosanitarios. 'El europeo es más joven, incluso es frecuente que tenga 50 o 55 años, es más autónomo', justifica Züchner.

 

 

 

 

 

 

 

Desde este punto de vista, las costas andaluzas, valencianas, Baleares y Canarias son los puntos idóneos para el mercado europeo.

 

 

 

Un caso paradigmático es Alhaurín de la Torre, municipio ubicado a 30 kilómetros de la costa de Málaga en el que dos grupos holandeses experimentados en el campo de la gerontología promueven centros geriátricos de gama alta orientados al público europeo. Ballesol y Urbis están inmersos en un complejo similar en Benidorm (Alicante) y European Estates comercializa exclusivamente en Reino Unido un proyecto que promueve Mas & Man en Almería.

 

 

 

Los jubilados alemanes, británicos, escandinavos y suizos son, en este orden, los más interesados en trasladarse a vivir a España, en opinión de Martin Züchner.

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