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INTERNACIONAL

El ALCA y la nueva ronda de liberalización corren el riesgo de paralizarse

Frente a las expectativas iniciales abiertas a nivel mundial, la autoridad comercial que recibirá el presidente de EE UU, George Bush, de manos del Congreso estadounidense amenaza con frenar los procesos comerciales más importantes en marcha.

En la Cumbre de las Américas, celebrada en abril en Canadá, Bush se mostró decidido a impulsar el proyecto de unir todo el continente en 2005 bajo el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Los países sura-mericanos aplaudieron la iniciativa, pero supeditaron el éxito de la misma a que Bush lograra la autoridad comercial (el antiguo fast track).

Tras las excepciones introducidas por la Cámara de Representantes, Brasil primero y Chile después han advertido que la exclusión de los temas agrícolas de la capacidad de negociación del presidente imposibilitan avanzar en las negociaciones y, por tanto, la existencia misma del ALCA.

Lo mismo sucede con la nueva ronda de liberalización comercial impulsada en la última reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC). EE UU ya se blindó de cara a las negociaciones al rechazar un adelanto de la liberalización para el sector textil. Sin embargo, accedió, como también lo hizo la Unión Europea, a reducir progresivamente hasta su eliminación las ayudas a la exportación.

La UE ya ha advertido que, si el Congreso no autoriza a Bush a eliminar las subvenciones a la exportación del acero, plantearán un conflicto en el seno de la OMC y condicionarán las negociaciones de la ronda comercial.

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