Barea: "El Gobierno practica la política del avestruz"
Desempeñó puestos públicos con Franco, con UCD y con el PSOE. José María Aznar lo llamó para dirigir la Oficina Presupuestaria y aprobar el examen de entrada en la unión monetaria. El padre de la estructura de los Presupuestos del Estado en España repasa las cuentas que hace el Gobierno.
Entre los veranos de 1996 y 1998, los dos primeros años del PP en el poder, el profesor Barea (Málaga, 1923) fue una suerte de conciencia en materia económica del Gobierno, que lo llamó para dirigir la Oficina Presupuestaria. Hoy, a sus 78 años, la independencia de las opiniones de este catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Madrid sigue brotando a borbotones.
Pregunta. Para empezar, ¿podría calificar la política presupuestaria del Gobierno?
Respuesta. Cuando en 1996 llegó el PP al Gobierno, nadie daba una perra gorda por la entrada de España en la unión económica y monetaria (UEM). Viví desde dentro esa época y el presidente [José María Aznar] fue muy claro. Desde el primer momento dijo que el objetivo primordial era entrar en la UEM. Ese año se redujo el gasto público, y el Presupuesto de 1997, el del no retorno y del único que yo me responsabilizo completamen-te, creció sólo el 1,7% en términos monetarios. Como la inflación estaba en torno al 3%, ese Presupuesto era negativo en términos reales.
España ingresó. Pero a partir de ahí la política presupuestaria empezó a hacerse más laxa. Sin embargo, vino un gran crecimiento de la economía, con generación de empleo, y se acabaron la reformas y la reducción del déficit estructural, que se ha recortado sólo por la buena situación económica. Los mayores ingresos no se dedicaron a reducir déficit, sino a ampliar gasto. Desde 1998 el gasto aumenta al año un 1% del PIB en relación con el Presupuesto aprobado.
P. ¿Cómo estamos ahora?
R. Mientras crecíamos al 4%, no había problema. El problema surge cuando el ciclo empieza a caer. Ahora llega el Presupuesto 2002, que, como todos, se comienza a hacer en abril o mayo. Entonces ya se veía que la coyuntura empezaba a caer. El Gobierno fijó una tasa de crecimiento del 2,9%, que ya entonces era muy elevada. Estaba desfasada en relación con el entorno económico mundial. Pero se hizo un Presupuesto como si la situación internacional no afectara a España.
Yo predije que el crecimiento más probable para 2002 era en torno al 2%. Y salen la OCDE y la Comisión Europea y prevén un 2%. Ahora el Gobierno ha bajado del 2,9% al 2,4%, pero mantiene el déficit cero. Si caen los ingresos y no bajan el gasto, porque no han hablado de ajuste del gasto, que además es muy difícil, ¿cómo van a conseguir déficit cero? O to-can los ingresos o los gastos o una mezcla de los dos. Así que aprovechan que el Presupuesto está ya en el Senado y le hacen una enmienda para aumentar impuestos.
P. ¿Qué opina de esas medidas, las anunciadas subidas en gasolina, alcohol, tabaco, además de ciertas tasas?
R. Es no querer afrontar el problema. Ha caído la actividad y el Gobierno podría decir: "Voy a tener déficit", el que sea, de medio punto, de un punto o de más. Pero como han dicho que va a ser el primer país de la UEM con déficit cero y que la política del Gobierno son cuentas equilibradas, no han querido dar el brazo a torcer. Por eso, si no cortan el gasto y caen los ingresos, tienen que subir éstos con nuevos ingresos. Subir la gasolina es un disparate. El Gobierno dice que es para cubrir el fondo de Sanidad. Pero, oiga usted, si ese fondo lo tiene que tener dotado. Porque el gasto de Sanidad está en el Presupuesto, luego la financiación tiene que estar ya.
Ese ajuste se tenía que haber hecho antes, con un Presupuesto más realista, no triunfalista. Pero eso ya no tiene solución. Van a aumentar los impuestos indirectos y aun así tendrá déficit. Yo lo que digo es que ni con eso se equilibra el Presupuesto de 2002. Cuando se hace un Presupuesto ya son difíciles los ajustes, porque todos los ministerios reconocen que son necesarios, pero en el de al lado. Así que es todavía más difícil cuando está prácticamente aprobado.
P. ¿Pero usted calcula un déficit de décimas, como el 0,2% que prevé la CE?
R. Hay que ver el marco conceptual del déficit, que no es el del Presupuesto, sino el de todas las operaciones que conforme al Sistema Europeo de Cuentas (SEC) deben incluirse en el déficit. El ente Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (GIF), las empresas creadas para infraestructuras de regadíos y la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) deben ser incluidas. En total, suman un déficit de en torno al 1% del PIB. Es decir, el problemón que el Gobierno tiene con el déficit es tan gordo que está haciendo como el avestruz.
Además, los últimos cuatro años no fue necesario emitir deuda para financiar las ampliaciones del gasto porque los ingresos eran mayores que los previstos. Pero en 2002 no va a ser así. Porque están calculados sobre una tasa de crecimiento del 2,9% y se ha bajado, luego se tendrán que financiar a través de déficit. Se trata de otro 1%, como consecuencia de la caída de la actividad. O sea, el déficit del Estado del año que viene será del 2% al 2,5%, sin considerar Administraciones autónomas ni las locales.
P. ¿Y esas Administraciones?
R. El ministro de Hacienda parte de la base de que tienen la obligación de liquidar sus cuentas en 2002 también a cero. Pero esto no es cierto. Todas han quitado de su Presupuesto un conjunto de gastos de infraestructuras porque les han dicho "usted hágalas, usted se endeuda, y luego me las entrega; y después yo le iré dando dinero para pagarlas".
P. El escenario central de crecimiento previsto ahora por el Gobierno para 2002 es del 2,4%. ¿Lo comparte?
R. Para mí será el 2%. Que puede ser una horquilla del 1,8% al 2,2%. Pero más, no.
P. ¿Con ese crecimiento se seguiría creando empleo?
R. Algo se podrá crear, pero habrá una caída muy fuerte en la generación de empleo.
P. Ha hablado de Hacienda. ¿Qué sugerencia le haría al ministro de Economía?
R. Que en el sector público hay un tema esencial, la transparencia. Las empresas del sector privado, a través del mercado, tienen transparencia absoluta. La que es mala, es expulsada. Pero en el sector público eso no ocurre, por tanto, la sociedad debe estar enterada de la marcha de todas las decisiones de carácter económico. ¿Por qué hicieron ese Presupuesto del 2,9% en aquel momento? Pues explíquenlo. No vale decir "para cuadrar el Presupuesto". Pero no me vengan ahora creando impuestos...
P. ¿Tanta transparencia falta?
R. Las explicaciones de la actividad en el sector público económico tienen que ser absolutamente transparentes. Por ejemplo, el Gobierno presentó un Presupuesto para 2002 y, a consecuencia de la entrada en vigor el 1 de enero próximo de la nueva financiación autonómica, no es posible, con los datos que ha ofrecido, comparar el Presupuesto 2002 con el anterior. Es imposible. Pero vamos a ver. El Gobierno tiene los datos para homogeneizar los dos como otras veces se ha hecho, pero los que estamos fuera no podemos decir si este Presupuesto ha crecido más o menos. O sea, en la política económica del Gobierno hay opacidad.
Nace el Premio Profesor Barea a la gestión de costes
Por iniciativa de la Fundación Signo se han creado los Premios Profesor Barea para resaltar la labor realizada en la mejora de la gestión y evaluación de costes sanitarios, cuya primera edición se concederá con motivo de las VI jornadas que sobre el tema se celebrarán en junio de 2002 en Madrid. Los premios constarán de cuatro modalidades: El hospital como empresa pública de servicios, gestión global de un hospital; clubes de hospitales, proyectos multientidad; gestión de un área de conocimiento y nuevas tecnologías. Que se conceda un premio a proyectos de gestión de costes confirma que el problema económico de la sanidad española es serio. Muy importante -dice José Barea-, "la sanidad supone más del 7% del PIB y de todos los gastos del Estado es el más difícil de controlar. En sanidad son miles de personas las que ordenan el gasto, cada médico con su bolígrafo y su talonario de recetas".
Pero el economista tiene también una receta para controlar ese gasto: "Primero, competencia. Que los interesados elijan médico y hospital. Segundo, unos baremos para cada tipo de actuación hospitalaria. Y veremos cada año si es un buen o mal hospital. Si es malo habrá que reestructurarlo, como en las empresas. Pero se trata no sólo de establecer competencia entre centros públicos, porque el 30% de la sanidad se produce por centros privados concertados. En España ya hay un mercado de sanidad, pero a los hospitales públicos se les cubre la totalidad del gasto sean buenos o malos, y al privado se le fija un baremo. Si se crea un mercado regulado y financiado públicamente, pero que la producción sea de las más eficientes, veríamos como esto mejora. Pero ningún Gobierno se atreve. Se puede ayudar con gestión empresarial, pero nunca se da el paso definitivo de establecer competencia. Y como cada vez hay más viejos y los viejos consumimos de tres a cinco veces más sanidad que los menores de 65 años, entre sanidad y pensiones el gasto va a ser terrible en el futuro".