El euro toca su nivel mínimo frente al dólar en tres meses
Ni la recesión que, según todos los indicios, atraviesa Estados Unidos es capaz de sostener a la divisa europea. El euro cayó ayer a su mínimo de los últimos tres meses frente al dólar, hasta 0,877 centavos, aunque a última hora logró recuperar algo del terreno perdido. La crisis abierta en el seno del Gobierno alemán se ha sumado ahora a los factores que castigan a la moneda única.
Los analistas atribuyen, casi con unanimidad, la fortaleza que el dólar ha mostrado en las últimas jornadas a los avances logrados en el frente militar. La entrada de tropas de la Alianza del Norte en Kabul provocó ayer el inicio de la tendencia bajista del euro, que en poco más de 24 horas ha pasado de cotizarse a 0,88 dólares hasta los 0,87 alcanzados al mediodía de ayer.
El mercado interpreta que los avances de la oposición afgana hacen aventurar que el fin de la guerra está cerca y que, con ello, disminuye la posibilidad de nuevos ataques terroristas. Esto, unido a las rebajas de tipos de interés y de impuestos aprobadas en EE UU, aumenta la confianza de recuperación de la economía estadounidense.
Pese a estas positivas perspectivas de futuro, lo cierto es que la economía estadounidense parece dirigirse a su primera recesión en una década, situación que la Unión Europea logrará por el contrario capear, según la mayoría de los analistas.
Pero la mejor situación de la economía europea respecto a EE UU no acaba de convencer a los analistas, dada la resistencia europea a alcanzar un crecimiento vigoroso y sostenido.
En realidad, las malas noticias sobre la economía europea no paran de sucederse. El consejo de asesores económicos del Gobierno alemán volvió a reducir el martes sus previsiones de crecimiento para la primera economía de la zona euro. Frente al 0,75% previsto por el Gobierno, los cinco sabios consideran que el PIB no crecerá este año más de un 0,6%. Para 2002 estiman que la economía crecerá el 0,7%, muy lejos del 1,25% previsto por el equipo del canciller Gerhard Schröder.
Las autoridades económicas europeas, con el Banco Central a la cabeza, coinciden en la necesidad de mantener las políticas de saneamiento presupuestario, pero lo cierto es que la mayoría de los Gobiernos quedarán lejos el próximo año de los objetivos de reducción de déficit y, en algunos casos, de superávit fiscal.
De hecho, Francia acaba de anunciar un aumento del gasto correspondiente a este ejercicio que echa por tierra el mensaje opuesto que lanza su gobierno.
Crisis alemana
La divisa europea ha recibido, además, una presión añadida en los últimos días. La decisión de Schröder de convocar un voto de confianza en el Parlamento mañana para recabar el apoyo de la Cámara al envío de tropas a Afganistán ha abierto una crisis entre Los Verdes, su socio de coalición.
El Gobierno cuenta con un margen de 16 votos respecto a la oposición, pero algunos diputados de Los Verdes han expresado su oposición al envío de tropas, lo que podría llevar al canciller a perder la votación y, con ello, verse obligado a convocar elecciones anticipadas.
"El euro tiene todo que perder y nada que ganar [con esta votación]. Si Schröder gana la votación, el euro no se moverá, pero si pierde, caerá en picado, sin duda", asegura Steve Barrow, de Bear Stearns.
Así las cosas, cada día parece más evidente que el futuro de la divisa europea va más ligado, pues, a las malas noticias de la economía estadounidense que a los logros alcanzados por sus propios méritos.
Aumenta el paro en Gran Bretaña
El desempleo en el Reino Unido subió en octubre por primera vez desde 1992, aunque el Banco de Inglaterra estima "muy poco probable" el peligro de una recesión, informa Jules Stewart. El número de parados creció 4.300 personas para situarse en 951.000, una tasa del 3,2%, según datos de la Oficina Nacional de Estadística. Este aumento se debe, sobre todo, a los ajustes de plantilla de la industria tras los atentados en EE UU. Desde el 11-S los despidos en este sector han subido un 30%, según Roger Lyons, del sindicato de la industria y la banca.
El subgobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, prevé para 2002 una desaceleración de la economía, pero insiste en que "las probabilidades de que haya una recesión serían de una entre diez". También asegura que los recientes recortes de los tipos (en el 4%) contrarrestarán la caída del crecimiento. "La caída de los valores en Bolsa, la debilidad del mercado de la vivienda y la desaceleración de los ingresos significan en su conjunto que habrá un recorte en el gasto del consumo", dijo King.