Washington responde al desastre con un 'Plan Marshall' para su propia economía
La ofensiva terrorista del martes ha elevado sensiblemente el peligro de recesión en EE UU. Pero el Congreso ha aprobado sin pestañear un plan de 40.000 millones de dólares (7 billones de pesetas) que ayudará a reconstruir Wall Street, a socorrer a las industrias más damnificadas y a impulsar el crecimiento con contratos de obras públicas.
Tras la II Guerra Mundial, EE UU socorrió a sus aliados europeos con un Plan Marshall valorado en 12.000 millones de dólares (2,2 billones de pesetas. Medio siglo más tarde, el país ha tenido que lanzar un programa de ayudas parecido.
Pero esta vez lo hace para socorrer a su propia economía.
Los atentados del martes han provocado enormes daños en las aseguradoras (20.000 millones de dólares estimados), las aerolíneas (300 millones por día durante la suspensión de vuelos) y las firmas de Wall Street (incalculables por ahora).
Los economistas coinciden en que esto ha elevado el peligro de recesión. Y el Congreso ha respondido con un fondo de reacción a la crisis por valor de 40.000 millones de dólares (más de 7 billones de pesetas y dos tercios de lo que costó financiar la Guerra del Golfo) .
El dinero será utilizado para financiar las labores de rescate y reconstrucción (sobre todo en Wall Street), ayudar a las industrias más damnificadas, potenciar los sistemas de seguridad y tomar las represalias que el presidente George Bush considere adecuadas.
El país se considera en estado de guerra, y los debates sobre cómo proteger el dinero de las pensiones han desaparecido del mapa.
Ayudas a aerolíneas
El reparto final de los fondos aún está por definir. Algunas industrias como la de las aerolíneas se han apresurado a mover los hilos para conseguir la mayor porción posible de la tarta.
Continental ha recortado su número de vuelos un 20% (Northwest también), ha anunciado que suprimirá 12.000 empleos y ha dicho a los congresistas que el tráfico de pasajeros caerá un 50% y la industria perderá unos 100.000 puestos de trabajo.
Las aerolíneas también han conseguido que el secretario de Transportes, Norman Mineta, les de cita para esta semana; y que el poderoso James Hoffa (presidente del sindicato Teamster) pida una reunión con Bush para discutir "la estabilidad del sistema de transporte nacional". Además lograron que algunos congresistas propongan ayudas de 2.500 millones de dólares al sector, más 12.500 millones de dólares adicionales de créditos garantizados. Una medida bastante polémica porque hay quienes creen que el sector aprovecha esta crisis para sanear problemas pasados.
Las aseguradoras, por su parte, también han empezado a sembrar el terreno haciendo públicas sus previsiones de pérdidas: 500 millones de dólares en AIG, 400 millones en ERC (de General Electric), de 250 a 300 millones en MetLife, etcétera.
En cuanto a las firmas de Wall Street, por ahora siguen centradas en atender a sus empleados y ponerse de nuevo en marcha (la Bolsa abrirá hoy). Pero las pérdidas pueden ser billonarias. La consultora TowerGroup calcula que el sector tendrá que invertir 3.200 millones de dólares (592.000 millones de pesetas) sólo en reponer su infraestructura tecnológica. De manera que todo el dinero disponible es poco.
Además, todavía está por ver si los ciudadanos responderán a la crisis con una ola de desánimo, o bien harán un alarde de patriotismo y gastarán más dinero para impulsar el crecimiento económico del país.
Ed Yardeni, de Deutsche Bank, ha avisado que la incertidumbre "puede provocar declives en el gasto de los consumidores similares a los de 1990" (un 0,7% menos en el tercer trimestre y un 3,2% en el cuarto). Al posible desánimo se suma el llamado "efecto CNN", que en momentos de crisis mantiene a los ciudadanos pegados al televisor y alejados de las tiendas. John Lipsky, de JP Morgan, espera "un impacto significativo pero temporal" en la economía. En su opinión, "el freno de la actividad provocado por los ataques terroristas es lo suficientemente importante como para llevar el PIB del tercer trimestre a terreno negativo".
Bajadas de tipos
La mayoría de los economistas creen que la Reserva Federal pondrá su grano de arena continuando con una agresiva bajada de tipos (Lipsky cree que los interbancarios estarán al 2% a principios del año próximo).
Pero las previsiones son pesimistas. UBS Warburg ve mayor riesgo de que empeore la situación en los próximos dos trimestres. Lehman dice que "la economía de EE UU probablemente terminará entrando en recesión".
Cheney da por descontada una recesión económica en su país
El vicepresidente de EE UU, Dick Cheney, aseguró ayer a la cadena de televisión estadounidense NBC que "es muy probable" que la economía estadounidense entre en recesión. "Estamos en guerra contra el terrorismo y no sabemos todavía cómo será el tercer trimestre", aseguró el vidcepresidente.
Durante el segundo trimestre de este año, la economía creció a un ritmo anual del 0,2% y durante el tercer trimestre no se han registrado signos evidentes de recuperación. Técnicamente, si hay dos trimestres consecutivos de crecimiento económico negativo se declara al país en recesión. Con el impacto del atentado del martes, el crecimiento económico del tercer trimestre puede sufrir un retroceso significativo.
Cheney, no obstante, quiso transmitir un mensaje de optimismo y añadió que la recuperación llegará pronto. "Espero que se produzca a finales de este año", dijo el vicepresidente de EE UU, quien ya el año pasado, antes de las elecciones de noviembre, expresó su temor a que la economía sufriera una recesión.
Ante la apertura de Wall Street hoy, Cheney expresó su optimismo en que las cotizaciones no caigan. En el mismo sentido se manifestó el líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Richard Gephardt, quien apeló a los ciudadanos de EE UU a que apoyen la economía con objeto de evitar una caída en la confianza de los consumidores y en la Bolsa.
Blair respalda a Bush y declara la guerra contra el terrorismo
Las potencias europeas piden que cualquier acción sea consensuada
El primer ministro británico, Tony Blair, aseguró ayer que tras los atentados del martes pasado contra EE UU, en los que podrían haber muerto hasta 300 británicos, el Reino Unido está en guerra contra el terrorismo.
"Sean cuales sean los aspectos técnicos o legales de una declaración de guerra, el hecho es que estamos en guerra contra el terrorismo", declaró Blair en una entrevista a la cadena de televisión estadounidense CNN. "Lo que ocurrió es un ataque contra el mundo civilizado", subrayó Blair, quien ha manifestado en reiteradas ocasiones su apoyo a Bush.
Mientras, los británicos mostraban su respaldo a una respuesta militar contra los responsables de los atentados. Según reflejaba ayer una encuesta realizada por el dierio sensacionalista The News of the World, un 75% dijo apoyar una acción armada si EE UU consigue identificarlos. Un 69% de los encuestados respaldó también la participación del Reino Unido en una eventual acción armada.
El resto de potencias europeas ha garantizado el apoyo a EE UU. Sin embargo, la postura mayoritaria es que cualquier respuesta militar sea consensuada. En este sentido el mandatario de exteriores alemán Joschka Fischer pedía prudencia y alertaba del peligro de una confrontación entre Occidente y los países islámicos. El primer ministro francés, Lionel Jospin mostró su apoyo a EE UU pero recalcó que cualquier decisión sería una acto soberano de Francia. En lo que respecta a España, el ministro de Defensa, Federico Trillo aseguró que el ejército español participará sin complejos en esta crisis como un miembro activo de la OTAN.