Indonesia y Filipinas apuestan por impulsar la cooperación y la unidad en la región
El mensaje que la presidenta de Indonesia trasladó durante el fin de semana a las autoridades de Singapur, después de llevarlo a Filipinas, Vietnam, Camboya y Laos y en la gira de ocho días (la primera desde su llegada al poder en julio pasado) a todos los miembros de la Asociación del Sureste Asiático (Asean), es que mantendrá el orden y la seguridad en su país para atraer la inversión, tanto regional como occidental. La inversión, a su juicio, se ha desplazado excesivamente hacia el gigante del norte, pero necesita apoyarse en la cooperación y la unidad del grupo regional para tener éxito.
Los 10 países de Asean temen la competencia en aumento de China, que al contrario que ellos no ve reducidas sus exportaciones en esta época de desaceleración mundial, porque la mayoría de sus productos se destinan al consumo privado. Saben que o fortalecen su unión y buscan acuerdos con el gigante o su peso económico les aplastará uno a uno.
Poniendo de ejemplo la visita que su padre Sukarno efectuó en 1959 al líder comunista Ho Chi Minh en el diplomáticamente aislado Hanoi, el primer ministro vietnamita, Phan Van Khai, dijo a Megawati: "Nuestra generación puede construir un futuro sobre los lazos estrechos desarrollados por la de nuestros padres".
Del encuentro entre las presidentas de Indonesia y Filipinas ha salido claramente un mensaje común que ambas se encargan de divulgar por la región.
Megawati y Arroyo comparten edad, 54 años, y ser hijas de antiguos presidentes, que además eran amigos. Ambas ejercieron de vicepresidentas con sus predecesores y la semana pasada analizaron en Manila asuntos económicos, de seguridad, pero insistieron en la necesidad de trabajar por la cooperación en el grupo.
Arroyo trasladó el mensaje a las autoridades de Brunei, donde pidió al sultán Hassanal Bolkiah, la revitalización del proyecto de subgrupo regional para desarrollar las zonas limítrofes marítimas de Filipinas, Brunei, Malaisia e Indonesia, un plan olvidado con la crisis financiera de 1997 en una zona de comercio floreciente antes de la colonización.
A principios de agosto, en Kuala Lumpur, ya había tratado el asunto con el primer ministro malaisio Mahathir.
En ese marco, pidió a los empresarios del sultanato de Brunei inversiones para llevar la paz al sur de la isla de Mindanao, afectada por la insurgencia musulmana separatista.