Telefónica Móviles usará la red de Deutsche Telekom en Alemania
El Grupo 3G -consorcio formado por Telefónica Móviles y la finlandesa Sonera- se aseguró ayer el acceso a la red de telefonía de Deutsche Telekom en Alemania, un paso imprescindible para poder ofrecer cuanto antes servicios de telefonía móvil en este país. Paralelamente, continúan las negociaciones sobre una alianza con otra operadora para compartir los gastos de construcción de la nueva red.
El acuerdo de interconexión dado a conocer ayer por el Grupo 3G fue descrito como un convenio "normal" por un portavoz de Deutsche Telekom. En efecto, todas las operadoras alemanas cuentan con contratos que garantizan el acceso de sus clientes a las redes de telefonía fija y móvil del país. De otra forma, no sería posible llamar con un móvil a cualquier número nacional o internacional.
"La novedad es que somos la primera operadora de telefonía móvil de tercera generación (UMTS) en suscribir uno de estos acuerdos", subrayó Matthias Andreesen, uno de los portavoces del Grupo 3G. Ni él ni sus colegas de Deutsche Telekom quisieron facilitar detalles financieros del acuerdo.
Más allá de quién sea el primero, la interconexión es un paso importante para que el Grupo 3G pueda darse a conocer en Alemania con un servicio de telefonía móvil basado en los actuales estándares GSM y GPRS.
Al no contar con una red propia, el consorcio tendrá que recurrir en una primera fase a la infraestructura de su competidor E-Plus, la compañía controlada por la holandesa KPN, que es la tercera operadora en importancia en este país, con una cuota de mercado cercana al 14%. Para ello, el Grupo 3G y E-Plus firmaron en abril pasado un acuerdo de itinerancia (roaming).
Con ambos acuerdos en el bolsillo, el lanzamiento de los primeros servicios será posible, a más tardar, a inicios de 2002. Novato en el mercado alemán, el Grupo 3G tiene que comenzar cuanto antes a ganar una clientela propia que le permita competir con las otras cinco operadoras que, el año pasado, obtuvieron una licencia de UMTS, por cerca de 1,4 billones de pesetas, cada una.
En este contexto, el consorcio, en el que Telefónica Móviles mantiene un 57% y Sonera un 43%, proyecta iniciar una gran campaña publicitaria en otoño, con cambio de nombre incluido.
Antes de esta presentación en sociedad, el todavía denominado Grupo 3G aún tiene que encontrar un socio para la construcción de su propia red de UMTS.
En una decisión que podría ahorrar a las operadoras hasta un 40% de sus inversiones en infraestructura, estas alianzas fueron autorizadas recientemente por el regulador alemán.
El problema, sin embargo, es quién podría ser el socio. Después de que Deutsche Telekom y Viag Interkom (participada por British Telecom) se unieran para compartir antenas y estaciones base de la nueva red, los posibles candidatos se reducen a tres: Vodafone, E-Plus y Mobilcom (participada por France Télécom).
En busca de otro socio
A esta última operadora, sin embargo, le sucede lo mismo que al Grupo 3G -todavía no cuenta con una red propia-, por lo que una alianza entre ambas es poco probable, según confirmó ayer Andreesen.
Por tanto, de no optarse por una solución a tres bandas entre E-Plus, Mobilcom y el Grupo 3G, los únicos socios posibles para el consorcio hispano-finlandés son E-Plus o el actual líder del mercado, Vodafone. El grupo británico es escéptico y no parece muy proclive a cooperar. No obstante, ayer su portavoz señaló que "se mantienen todas las opciones abiertas".
Las negociaciones "con varias operadoras", en suma, están en plena marcha y deberán concluir en las "próximas semanas", según Andreesen.
Bruselas vigila el retraso del nuevo móvil
La Comisión Europea continúa atenta a las dificultades de financiación que invocan las compañías telefónicas con licencia para ofrecer servicios de telefonía para justificar un posible retraso en el despliegue de la tecnología necesaria.
Pero Bruselas no parece dispuesta a aceptar que las empresas intenten cumplir los compromisos suscritos en el momento de la concesión con una simple mejoría en el sistema de telefonía actual.
La tercera generación de telefonía móvil (UMTS o nuevo móvil) supone un salto adelante tan abismal, describen fuentes del Ejecutivo comunitario, que resulta inconcebible pretender ofrecer los mismos servicios a partir de una mejora de la tecnología de segunda generación o GSM que se utiliza en estos momentos. "Sería como querer equiparar el servicio de fax y el de telegramas".
æpermil;ste es el drástico diagnóstico de la Comisión Europea sobre la posibilidad de equiparar las soluciones al consumidor que propiciará la UMTS con las que permite ofrecer la tecnología GPRS, también llamada generación dos y medio.
"Algunos servicios del GPRS se asemejan a los que permitirá la tercera generación", reconocen fuentes del departamento de Sociedad de la Información. "Pero, a pesar de ese parecido", concluyen, "existe aún una enorme diferencia entre las posibilidades que ofrecen ambas tecnologías".
Las mismas fuentes consideran descabellada la hipótesis de que las compañías que obtuvieron licencia de UMTS en Europa intenten cumplir las exigencias de la concesión mediante la oferta de servicios de segunda generación.
"La Comisión ni siquiera baraja esa posibilidad", zanjan en el departamento de Sociedad de la Información, que dirige el comisario Erkki Liikanen. Y recuerdan que la concesión de licencias de tercera generación se rige por una decisión de la Comisión Europea en la que se fijaron estrictos criterios sobre la frecuencia de banda y demás condiciones técnicas.
El departamento de Sociedad de la Información recuerda que los operadores con licencia de segunda generación -"todos los que operan en España", precisan- pueden explotar las soluciones que permite la GPRS sin necesidad de ninguna otra autorización administrativa. "Es la misma tecnología que GSM, pero un poco más sofisticada".
La Comisión sí se muestra favorable, en principio, a que las operadoras compartan redes de tercera generación para reducir el coste de la nueva tecnología. Pero la Dirección General de Competencia advierte que deberá hacerse respetando las normas de competencia en el mercado. Bruselas se propone examinar cualquier acuerdo entre las operadoras a la luz del reglamento comunitario.
El número de operadores en cada mercado y la profundidad del acuerdo que suscriban las compañías serán los elementos decisivos en esa evaluación.
El Consejo de Ministros de Telecomunicaciones de la Unión Europea ha discutido la posibilidad de que las operadoras compartan redes en sus dos últimas sesiones, aunque todavía no se ha llegado a un planteamiento común.