_
_
_
_

El consejo consultivo de la CE vota en contra de la fusión GE-Honeywell

El consejo consultivo de la Comisión Europea estudió ayer el plan de fusión de GE y Honeywell, y todos sus miembros, menos uno, se pronunciaron en contra. La operación, que probablemente no se aprobará, ha enturbiado las relaciones entre EE UU y la UE. Los estadounidenses son más favorables a las megafusiones, a pesar de que ello deja muchas industrias en régimen de oligopolio.

Estados Unidos tiene una población equiparable a la de la Unión Europea. Pero sólo tiene un duopolio histórico en la industria de refrescos (Coca- Cola y Pepsico), dos operadoras de cable dominantes (AOL Time Warner y AT&T) y un monopolio en sistemas operativos para ordenadores personales (el Windows de Microsoft) que ha exportado con notable éxito al resto del planeta.

Además, quiere exportar su sistema de regulación de la libre competencia. O al menos eso indican las duras críticas lanzadas contra la Comisión Europea por sus trabas a la fusión de General Electric (GE) y Honeywell.

Los responsables de Competencia de la UE volvieron a revisar ayer la propuesta y todo apunta a que piensan bloquearla. Y esta decisión ha desatado durísimas críticas en EE UU antes, incluso, de ser oficial.

El senador demócrata Jay Rockefeller ha amenazado con bloquear futuras adquisiciones en EE UU por parte de empresas europeas.

Sus colegas Herb Kohl y Mike DeWine, del subcomité antimonopolio del Senado, avisaron que piensan "asegurarse de que las compañías americanas son tratadas justamente cuando sus transacciones son revisadas por autoridades antimonopolios extranjeras, incluida la Comisión Europea".

Sin embargo, son las propias empresas americanas las que, cada vez más, piden ayuda a Bruselas. En este caso las objeciones parecen proceder de United Technologies y Rockwell International. En el pasado fueron GTE, Disney y Sun las que acudieron a la UE para intentar frenar a WorldCom, AOL y Microsoft.

En EE UU, el tamaño es el rey. Y la ola de fusiones promovida por Wall Street y bendecida por Washington ha dejado muchos sectores en régimen de oligopolio, provocando ineficiencias en industrias claves.

En California, la liberalización del sector eléctrico ha dado lugar a una crisis que amenaza con hundir al Estado en una recesión. Y Enron, Dynegy y Reliant están siendo investigadas por manipulación de los precios de la electricidad mayorista.

La concentración también es notable en la industria de aerolíneas. American Airlines (que ha pujado por la TWA) y United Airlines (que quiere comprar US Airways) controlarán la mitad del tráfico de pasajeros del país si sus respectivas OPA tienen éxito. Mientras, la calidad del servicio se ha degradado tanto que el Congreso está estudiando una Ley de Derechos del Pasajero y se habla de dictar una moratoria a las fusiones de compañías aéreas.

En telefonía, el resultado más notorio de la liberalización de 1996 ha sido una ola de fusiones entre los monopolios regionales (baby bells). Cuando se aprobó la ley, había siete baby bells y hoy quedan sólo tres (BellSouth, SBC y Verizon), que siguen controlando más del 95% de la telefonía local para clientes particulares y pequeñas empresas.

Libre competencia

Con pocos jugadores en el terreno de juego, muchas empresas han caído en la tentación de violar las normas de libre competencia.

Sotheby's y Christie's están siendo investigadas por conspirar para coordinar sus comisiones. Las farmacéuticas Aventis, Schering-Ploug y Bristol-Myers Squibb son acusadas de bloquear el lanzamiento de versiones genéricas de sus medicamentos. DuPont y otras químicas están siendo investigadas por supuesta conspiración para fijar los precios de la pintura para automóviles.

La tendencia a la concentración seguramente aumentará con la presidencia del republicano George Bush y la llegada de una nueva tanda de reguladores, que ven con reticencias cualquier intervención en el llamado "libre mercado".

Con lo cual el caso GE-Honeywell puede ser sólo el primero de una larga lista de desencuentros entre las autoridades antimonopolio de ambos lados del Atlántico.

 

Burócratas europeos contra ejecutivos americanos

Los reguladores de competencia de la Unión Europea son vistos en EE UU como "burócratas" que viven por y para la política, y que tienen poco conocimiento real sobre los mercados que regulan.

EE UU, y sobre todo el Gobierno de Bush, prefiere que sean "ejecutivos" los que se hagan cargo de la regulación de las industrias que conocen.

Llevado al extremo, el modelo europeo puede frenar la creación de gigantes tan potentes y rentables como Microsoft y AOL Time Warner.

Y el modelo americano permite a Enron opinar sobre el nombramiento de los reguladores del sector de energía. O coloca como presidente de la Comisión del Mercado de Valores (SEC), encargada de regular las Bolsas, a un abogado que durante años defendió las firmas de Wall Street en sus juicios contra la propia SEC.

A la hora de revisar asuntos de competencia, los americanos toman, sobre todo, como referencia los efectos para el consumidor. Y este argumento está siendo utilizado por Microsoft en su juicio antimonopolio: si la combinación de productos dentro del sistema operativo beneficia al cliente, ¿qué más da que se dañe a los competidores?

Los europeos, en cambio, dedican mayor atención a este asunto. De ahí que firmas como Oracle acudan a Bruselas para intentar ganar allí su batalla contra Microsoft, incluso si pierden el pulso en Washington.

Archivado En

_
_