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Lucent y Alcatel afrontan un futuro en solitario plagado de problemas

Ni las amenidades del parisino Château des Mesnuls, ni las artes mediadoras de los banqueros de CSFB y Morgan Stanley lograron que Lucent y Alcatel sellaran su fusión. Ambos fabricantes afrontan ahora un futuro plagado de dificultades que tiene muy descontentos a los inversores.

Lucent y Alcatel renunciaron a su plan de fusión porque no lograron ponerse de acuerdo sobre el reparto de asientos en el consejo. Es decir, porque la francesa quería llevar a cabo una adquisición y la estadounidense insistía en que fuera una fusión entre iguales. Y la ruptura deja a ambas en un mar de incertidumbre y dificultades.

Lucent seguirá reorganizando negocios y vendiendo activos para reducir gastos y deuda. Y la primera candidata a la venta es la división de fibra óptica, por la que piensa captar 5.000 millones de dólares.

Pérdidas millonarias

El grupo francés también piensa obtener unos 2.000 millones de euros vendiendo activos. Pero ayer avisó que perderá 3.000 millones de euros en el segundo trimestre debido al empeoramiento de las condiciones del mercado, gastos de reestructuración, problemas en Alcatel Optronics y provisiones (buena parte de ellas ligada a su participada canadiense 360networks).

Alcatel piensa abandonar la fabricación de teléfonos móviles y centrarse en los negocios espacial y de equipos ópticos y para redes. Lucent tiene que obtener liquidez a toda prisa y recuperar el terreno perdido en equipos ópticos. Los dos tendrán que hacer méritos para recuperar el favor de los inversores.

Lucent ha perdido más de 4.000 millones de dólares en los dos últimos trimestres, ha anunciado 16.000 despidos y acaba de lanzar un plan de rees-tructuración con el que pretende ahorrar 2.000 millones de dólares al año.

Su capitalización bursátil ha caído desde 275.000 dólares a finales de 1999 hasta 23.000 (excluyendo la división de tecnología óptica Agere). Su liquidez era de sólo 1.400 millones a 31 de marzo y los rumores de bancarrota eran tan insistentes que en abril tuvo que desmentirlos. Un mes más tarde, dos de sus científicos fueron detenidos acusados de robar secretos comerciales de la compañía para venderlos a una empresa china.

Sin embargo, a pesar de sus muchas dificultades, los inversores habían recibido con optimismo su plan de reor-ganización de negocios y apenas podían creer que la compañía estuviera dispuesta a venderse por unos 23.500 millones de dólares, un precio que no incluía prima. Y ahora se preguntan si aceptó ese precio porque sus dificultades son mayores de lo que piensa la comunidad inversora.

En cuanto a los accionistas de Alcatel, no tenían claro que la mejor manera de dar un salto decisivo hacia el mercado de EE UU fuese comprando una empresa con tantas dificultades. Sobre todo en un momento en el que toda la industria de equipos sufre los efectos de una fuerte desaceleración de la demanda.

Las acciones del fabricante francés habían caído más de un 14% desde que se filtró el plan de fusión y ayer se colocaron al nivel más bajo desde noviembre de 19999.

Otras oportunidades

El presidente del grupo francés, Serge Tchuruk, dice ahora que no están "a la caza de adquisiciones", pero que no descarta que surja alguna oportunidad interesante en el camino. Y muchos analistas creen que aparecerán.

Alcatel obtiene en estos momentos un 23% de su facturación en Estados Unidos y era una de las candidatas a comprar el negocio de fibra óptica de Lucent. De hecho esta negociación es la que derivó en el plan de fusión. Pero la lista de posibles compradores también incluye a la italiana Pirelli y las estadounidenses Corning y JDS Uniphase.

Todo sigue, pues, en el aire. Pero el amago frustrado de fusión ha servido para recordar a los inversores que la industria atraviesa momentos tumultuosos.

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