Bush pide a Sharon y Arafat el cese de la violencia y la vuelta a las negociaciones
El alto el fuego decretado el martes por Israel puede calificarse de fracaso total. Horas después de entrar en vigor, los soldados israelíes bombardearon Gaza y en Cisjordania un francotirador palestino asesinó a un guarda hebreo. EE UU se ha implicado más ahora y el presidente Bush volvió a exigir ayer el final de la violencia.
El alto el fuego que el primer ministro israelí, Ariel Sharon, decretó por sorpresa a última hora del martes naufragó ayer entre un cruce de acusaciones de incumplimiento por palestinos y hebreos.
La novedad es la implicación de EE UU: Bush telefoneó ayer a Sharon y al líder de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasir Arafat, urgiéndoles a frenar la violencia y a aceptar los planteamientos de la Comisión Mitchell. El informe coordinado por el ex senador estadounidense, que da nombre a la comisión, exige el alto incondicional de la violencia, medidas urgentes para restablecer la confianza en ambas partes y la congelación de los asentamientos judíos.
Los palestinos rechazaron el alto el fuego. El ministro del Gabinete palestino Yasir Abed Rabbo lo calificó de "trampa y maniobra de relaciones públicas de Sharon". De hecho, horas después de decretar la tregua unilateral el Ejército israelí bombardeó la franja de Gaza. En teoría, Israel sólo respondería a los ataques palestinos.
Lo cierto es que los enfrentamientos continuaron ayer. En el asentamiento de Ariel, un francotirador palestino atacó a un contratista de obras y a su guardaespaldas, que resultó muerto, informa Reuters.
Por otro lado, la ANP informó de que las tropas hebreas "atacaron sin motivo" el campo de refugiados de Ibna y bombardearon un barrio de Gaza.
Por la tarde, la violencia se desató en el barrio-asentamiento de Guilo, en Jerusalén, donde las tropas israelíes y palestinas se enfrentaron en un tiroteo. Un portavoz del Ejército israelí afirmó que sus soldados acababan de descubrir un convoy con armas de contrabando para Palestina, cuando fueron atacados con granadas antitanque y bombas incendiarias.
Por otra parte, la implicación de EE UU ha cobrado un nuevo vigor. A las negociaciones del embajador en Jordania, William Burns, se unen ahora los esfuerzos del ex senador George Mitchell, que llega hoy a Jerusalén. Mitchell se entrevistará hoy con Arafat. El Gobierno israelí confía en que Mitchell obligue a Arafat a aceptar el alto el fuego. Los analistas creen que Mitchell será el nuevo mediador oficial de EE UU, como ya hizo en el conflicto de Irlanda del Norte.
Uno de los mayores escollos en la solución del conflicto es el de los asentamientos de colonos judíos, en su mayoría ultranacionalistas, en territorios palestinos.
EE UU se sumó el lunes a la petición de la ANP de detener la construcción de nuevos asentamientos. Pero Israel se niega en redondo, alega que responden al crecimiento natural de la población hebrea. En los ocho me-ses de Intifada ya han muerto 500 palestinos y 80 israelíes.