Los movimientos empresariales, el gran soporte de la Bolsa
La tendencia a la baja de los tipos de interés, en un movimiento que inició por sorpresa la Reserva Federal de Estados Unidos en los primeros compases del año, no ha sido, al menos por ahora, la pócima milagrosa, el curalotodo, de las Bolsas. La sobrevaloración de los activos se mantiene, dicen los expertos, a pesar de los reajustes a la baja de los últimos 12 meses y de la menor prima de riesgo implícita por los tipos de interés.
Consideran los analistas más fríos, así, que las Bolsas en su conjunto están correctamente valoradas a los niveles de precios actuales, y de ahí el movimiento lateral, la horizontalidad en muchos casos, y la pérdida de actividad desde hace cuatro semanas. Los índices han mantenido rangos de fluctuación muy cortos, con poca fuerza para romper las resistencias al alza y con deseos, también muy pobres, de deshacer posiciones. El recorte de tipos acordado el jueves por el Banco Central Europeo tampoco ha desatado el ansia compradora.
Serán los movimientos empresariales en ciernes, dicen los observadores, los que animarán la trastienda y, con ello, darán soporte al mercado. Un repaso a la situación arroja las siguientes singularidades: BSCH es objeto de rumores tras el desafío italiano y BBVA quiere incorporarse al movimiento; Iberdrola aparece en todos los informes como favorita para protagonizar nuevos movimientos en el sector una vez que finalice el culebrón de Hidrocantábrico; Dragados ha vuelto a polarizar el interés del mercado por rumores de nuevas adquisiciones; Cepsa vive una situación similar; en las inmobiliarias hay ruidos de operaciones de control y reordenación de posiciones; las grandes farmacéuticas del mundo se fusionan y estrechan el cerco sobre compañías con muchos posibles, que es el caso de Zeltia; Telefónica, en fin, vuelve a merecer elogios encendidos por su buena posición en el contexto internacional y los analistas ya dan por hecha una gran operación.
La relación puede continuar con empresas más pequeñas. Se trata, por tanto, de una cuestión de seleccionar valores y de prestar escasa atención a la tendencia.
El BCE y la credibilidad inexistente
La decisión del Banco Central Europeo de bajar los tipos de interés 0,25 puntos cuando nadie, salvo la Bolsa (¿por qué subía en la mañana del jueves?), lo esperaba ha levantado críticas encendidas entre los analistas, incluso entre aquellos que animaron a la máxima autoridad monetaria europea hace un mes a que los bajara.
Los informes de situación de las principales firmas de Bolsa lanzaban a primera hora de ayer elogios tales como "tarde, poco y con pérdida de credibilidad".
Decían otros: "En nuestra opinión, con este recorte de tipos, el BCE vuelve a demostrar el escaso rigor y transparencia que ha venido caracterizando a sus actuaciones desde el lanzamiento de la moneda única".
La lista es larga, pero todos los expertos coinciden en lo mismo. La reflexión inmediata es que la credibilidad del Banco Central Europeo nunca existió y, lo que es peor, que parece haberse convertido en una filial de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Para los expertos resulta de justificación imposible que los tipos sean los mismos en los dos casos, cuando los ciclos económicos son diferentes y hay fuertes tensiones inflacionistas en la zona euro, como quedó ayer confirmado con las cifras divulgadas en España y Alemania.