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La Bolsa estrecha los rangos de fluctuación con negocio bajo mínimos

La Bolsa española ha cerrado la primera semana de mayo justo en el mismo nivel de principio de mayo de 1999. Vino luego, en el otoño de aquel año, la revolución, tardía en nuestro mercado, de los valores tecnológicos, con Terra como hacedor de milagros y procurador de fortunas.

En marzo del año siguiente cambiaron las agujas del ferrocarril. Desde octubre último la amenaza de la recesión en Estados Unidos y la reiteración de advertencias negativas sobre resultados empresariales se han cebado sobre los mercados.

La secuencia descrita está representada en los gráficos con dientes de sierra muy profundos. Significa que los participantes en el mercado más hábiles han podido sacar buen provecho de la contienda y, también, que la volatilidad extrema ha dejado muchos muertos en el camino. Quienes se han sentado en su cartera de valores tienen la sensación de que han perdido el tiempo. Lo mejor, consideran, es seguir y esperar un nuevo ciclo.

Dos años intensos después, el mercado de acciones nacional muestra un estrechamiento progresivo de los márgenes de fluctuación, con serias dificultades para romper resistencias técnicas al alza, con los 10.000 puntos como primera gran referencia y con escasa propensión a deshacer posiciones de manera alocada a los niveles de precios actuales.

Los bajos volúmenes de negocio que se registran en las últimas semanas confirman, según los expertos, que los inversores finales siguen ausentes de la Bolsa y que, por tanto, no existen flujos de dinero exteriores que permitan aventurar un cambio dinámico y decidido de la situación. Los fondos de inversión y la demanda extranjera, como principales catalizadores del resurgir de la Bolsa española desde 1994 a 1998, arrojan saldos descorazonadores y, además, con inclinaciones vendedoras.

Sin fuerzas para subir, sin ganas de bajar. Es una situación típica de horizontalidad, como si el mercado se encontrara en tierra de nadie. Y siempre, claro está, con la mirada puesta en Latinoamérica, porque la tendencia del mercado nacional depende de los sucesos económicos de la zona.

 

Tipos de interés, el gran debate

El debate es el mismo. La cuantía de la caída, más que la fecha, divide a los analistas, porque las últimas cifras económicas divulgadas llevan el sello de la contradicción. Parece demostrado, no obstante, que pueden bajar más en Estados Unidos, porque en la zona euro las tensiones inflacionistas son más acusadas.

En la presentación del informe anual del Banco Central Europeo, el vicepresidente de la entidad, C. Noyer, se mostró confiado en que la economía del área tendrá un importante dinamismo durante este año, aunque registrará tasas de crecimiento más moderadas que en 2000. A pesar de esta menor fortaleza, Noyer recomendó no infravalorar los riesgos que en materia de inflación podrían derivarse del nuevo encarecimiento de los precios del petróleo.

Consideran los expertos que el Banco Central Europeo mantendrá los tipos de interés sin cambios en la reunión del jueves próximo y seguirá con la política de ver y esperar.

En Estados Unidos la sensación generalizada es que lo peor ha pasado y que la recesión no existe. Se mantiene el enfriamiento económico y aumenta el desempleo, según lo conocido ayer. En opinión de los expertos, la situación es compatible con un recorte de tipos de interés de 0,5 puntos en la reunión de la Reserva Federal del día 15.

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