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España tiene la llave para bloquear la gran fusión del acero

Gobierno puede bloquear la fusión de Aceralia con Arbed y Usinor Sacilor hasta 2002. La SEPI tiene en prenda hasta ese año el 35% del capital que controla la luxemburguesa en la española como garantía del cumplimiento de las inversiones comprometidas en la privatización. La SEPI, que debe autorizar cualquier movimiento que haga Arbed con esas acciones, tiene intención de mantener ese mecanismo de control en la nueva empresa fusionada.

El Gobierno español puede bloquear la creación del primer grupo siderúrgico del mundo, un proyecto promovido por Aceralia, la luxemburguesa Arbed y la francesa Usinor Sacilor. La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) tiene pignoradas desde 1997, año en que privatizó Aceralia, el paquete del 35% del capital que controla Arbed en esta empresa. Esa prenda, según fuentes cercanas a la Administración, sirve como mecanismo garante del cumplimiento del plan industrial a cinco años que ofreció Arbed al Gobierno español para quedarse la antigua CSI.

La pignoración permite al Gobierno español bloquear cualquier transacción o movimiento accionarial que pretenda realizar Arbed durante un plazo de cinco años en caso de incumplimiento del citado plan industrial, que preveía inversiones de 130.000 millones en el periodo 1997-2002. Arbed ha cumplido hasta ahora con creces ese compromiso, ya que la cifra de inversión presupuestada hasta el año próximo ronda los 170.000 millones de pesetas, según han reconocido la empresa, el Gobierno y los propios sindicatos.

Por tanto, SEPI debe autorizar formalmente a Arbed realizar la fusión con Aceralia y Usinor, operación que creará la primera siderúrgica del mundo, denominada provisionalmente NewCo. Incluso es probable que esa decisión la tenga que tomar el Consejo de Ministros. Fuen-tes del organismo público declinaron hacer cualquier comentario.

Prueba formal

Para desbloquear este mecanismo, Arbed tendrá que hacer una presentación formal al Ejecutivo en la que demuestre el grado de cumplimiento de ese proyecto industrial. Una vez SEPI dé vía libre a Arbed para abordar la macrofusión, volverá a pignorar las acciones del grupo luxemburgués en la nueva sociedad como fruto de la aportación de ese paquete, que puede rondar el 7% de NewCo. El nuevo gigante siderúrgico tendrá que hacerse responsable de los compromisos industriales que asumió Arbed para el grupo español.

De hecho, en la presentación del nuevo gigante del acero, los presidentes de los tres grupos siderúrgicos afirmaron que la nueva sociedad ha comunicado a la SEPI que garantiza los compromisos adquiridos en el proceso de privatización de Arbed, por lo que se mantendrán las inversiones, se mantendrá el nivel de empleo y no se cerrará ninguna planta. Antes de abordar el proyecto de fusión con Usinor, Arbed ya había propuesto al extinto Ministerio de Industria la toma del control de la mayoría accionarial de Aceralia mediante la ejecución de los warrants (derechos de compra de acciones) que posee desde 1997 para alcanzar el 51% del capital.

Ejecución de 'warrants'

El grupo luxemburgués podría haber ejecutado esos warrants antes de que finalizara el plan industrial en caso de sufrir Aceralia una OPA hostil o en caso de aceptarlo los sindicatos representativos de la empresa.

Según fuentes de Aceralia, el plan industrial pactado con Arbed se cumplirá con creces, ya que la inversión prevista en el quinquenio ascenderá a unos 170.000 millones de pesetas.

Antes de la integración con Usinor y Arbed, Aceralia planeaba crecer a través de la compra de alguna empresa en Latinoamérica. Lo intentó en México, donde negoció la compra de Altos Hornos de México (Ahmsa), una empresa en suspensión de pagos, y ha sondeado también el mercado brasileño.

La creación del nuevo grupo siderúrgico está supeditada al dictamen anticompetencia de Bruselas. Las tres empresas, que todavía no han remitido los dossiers de la operación a la autoridad comunitaria, no prevén dificultades para superar este examen.

Fuentes del sector estiman que la nueva sociedad tendrá que desinvertir algunas de sus plantas de transformación de acero, por ejemplo de fabricación de tubos, y algunas de sus posiciones accionariales en grupos distribuidores de acero.

El nuevo grupo estará controlado por los accionistas de Usinor Sacilor, con el 56% del capital, los socios de Arbed controlarán el 23%, y los de Aceralia, el 20%.

El grupo desbancará del primer puesto del sector a la coreana Posco, al contabilizar una producción agregada de acero en 1999 de 44 millones de toneladas, frente a las 26 millones de su rival coreano. La facturación conjunta de las tres empresas suma cinco billones de pesetas, y el beneficio llega a 82.000 millones de pesetas.

La fusión de las tres empresa cierra un círculo paradójico, ya que Usinor fue finalista en el proceso de privatización de Aceralia frente a Arbed. En una polémica decisión final, el Gobierno cambió los criterios de la adjudicación y decidió ejecutar una alianza en vez de una venta. Arbed salió ganador tras ceder el 10% de su propio capital a la española, que entró en su consejo de administración.

Usinor consideró irregular el procedimiento y amenazó con impugnar la privatización. Finalmente, el Ejecutivo llegó a un pacto con los franceses al cederles la mayoría del capital en una planta de transformación de bobina para carrocerías de coches en Sagunto (Valencia.

Ahora, casi cuatro años después, Usinor está a punto de hacerse con el control de la empresa española a través de esta fusión.

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