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INTERNACIONAL

Greenspan defiende la política de tipos de interés de la Reserva Federal

El poderoso banquero central Alan Greenspan defendió ayer la política monetaria de la Reserva Federal y negó que la institución haya tardado demasiado en bajar tipos. Greenspan dio un nuevo impulso al plan de recorte de impuestos del presidente George Bush, pero también abogó por la prudencia fiscal.

Greenspan tuvo que responder a las preguntas de los congresistas sobre la política de tipos de interés puesta en marcha por la Reserva Federal. En concreto, fue preguntado si el banco central no ha tardado demasiado en empezar a recortar el precio del dinero (poniendo con ello a la economía en peligro de recesión). Greenspan respondió con un rotundo "no".

"Si hubiésemos actuado antes", añadió, "habríamos alterado el ritmo de ajuste y creado un mayor nivel de actividad económica que el actual, provocando mayores desequilibrios". Y anotó: "Espero haber sido lo suficientemente ambiguo para no haber dado señales sobre si vamos a mover (los tipos de interés) o cuándo lo haremos".

El banquero central reiteró ayer que prefiere "bajar impuestos en lugar de aumentar los gastos" (públicos), dando con ello otro empujón decisivo al plan fiscal del presidente George Bush. El presidente de la Reserva Federal, que siempre da una de cal y otra de arena, avisó, sin embargo, que el Congreso debe mantener una actitud de prudencia fiscal.

El proyecto de presupuesto elaborado por Bush prevé una bajada de impuestos de 1,6 billones de dólares en un plazo de 10 años. El plan tiene como eje central una revisión de los tramos de cotización fiscal que ya ha sido aprobada por el comité de asignaciones presupuestarias de la Cámara de Representantes y que puede ser votado por el pleno la semana próxima.

Los congresistas demócratas se oponen a este recorte aduciendo que beneficia sobre todo a los más ricos y, además, pone en peligro el superávit. En su opinión, la desaceleración del ritmo de crecimiento económico recortará los ingresos fiscales del Gobierno y, por ello, las previsiones de superávit pueden ser exageradas.

Sin embargo, Greenspan dijo ayer que considera plenamente realista la previsión de 5,6 billones de dólares de superávit en 10 años. Además, avisó que, si no se toman medidas para recortar este excedente, ello llevará a una excesiva acumulación de recursos en manos del Estado y provocará "distorsiones" en los mercados.

"Tal acumulación (de recursos) convertiría al Gobierno federal en un factor significativo en nuestros mercados de capitales y corremos el riesgo de que se produzcan distorsiones importantes en la adjudicación de capital hacia los usos más productivos", explicó.

Puestos en esta disyuntiva, añadió Greenspan, " es mucho mejor reducir este superávit con bajadas de impuestos que con aumentos de gastos".

Acuerdos comerciales

Greenspan aprovechó su paso por el Congreso para pedir a los legisladores que concedan a Bush la herramienta rápida para sellar acuerdos de libre comercio, el conocido fast track.

Un instrumento que los republicanos siempre se negaron a renovar a Bill Clinton y que, si es concedido a Bush, permitirá acelerar las negociaciones para sellar el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) mucho más amplio que el actual tratado comercial que hoy mantienen Estados Unidos, Canadá y México.

Según Greenspan, "sería trágico" que EE UU no liderase "la apertura de los mercados, creando más competencia y aumentando los estándares de vida en todo el mundo".

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