Rusia anuncia privatizaciones masivas para pagar la deuda
El Gobierno ruso quiere evitar a toda costa una suspensión internacional de pagos y para ello ha anunciado un plan de privatizaciones masivas que puede alcanzar hasta 2.000 empresas para obtener liquidez y poder, así, hacer frente a los vencimientos de la deuda.
El presidente ruso, Vladimir Putin, quiere evitar a toda costa el descrédito internacional de una suspensión de pagos y para ello ha desarrollado un extenso plan que incluye recortes en diversas partidas para reducir gastos y medidas para aumentar los ingresos, entre las que destaca el proyecto de una nueva ley de privatizaciones.
Rusia se enfrenta en estos momentos a un serio problema de liquidez provocado por las malas previsiones del Gobierno. En el Presupuesto para este año, el Gobierno de Putin incluyó una partida de ingresos por 3.000 millones de dólares (unos 530.000 millones de pesetas) procedentes del Fondo Monetario Internacional (FMI) -que finalmente no recibirá- y no incluyó como gastos el pago de 2.460 millones de dólares (algo más de 430.000 millones de pesetas) de la deuda que mantiene con el Club de París. Es decir, aproximadamente 6.000 millones de dólares de diferencia (más de un billón de pesetas).
Para subsanar este "error de cálculo", el Gabinete ruso enviará la próxima semana al Parlamento una nueva ley de privatizaciones que aumentará el número de empresas a enajenar desde las 500 iniciales del Presupuesto hasta las 1.500 o incluso 2.000 compañías. Entre éstas destacan las principales empresas hulleras, tres compañías de aviación y el 24% de las acciones del puerto de Tuapse. Asimismo venderá el 6% de su participación en la petrolera Lukoil, la joya de la corona.
El Kremlin se negó inicialmente a hacer frente al pago de la deuda que arrastra de la antigua Unión Soviética de 38.700 millones de dólares (casi siete billones de pesetas) con el Club de París. Para este año estaba programado el pago de 3.700 millones de dólares y en su Presupuesto sólo había previsto el pago de 1.240 millones, contando además con una reestructuración de la deuda externa que de momento no se ha producido.
El Club de París y algunos países acreedores consideraron inadmisible la suspensión unilateral de pagos y amenazaron a Rusia con su expulsión del G-8 de los países más poderosos.
Ante esta respuesta, Rusia ha decidido, además, sacrificar parte de los ingresos adicionales obtenidos en 2000 por la venta de petróleo al pago de la deuda y exigir a los diputados que renuncien a la paga adicional que ya han obtenido.
Una misión del FMI examina desde la semana pasada la marcha de la economía rusa, tras meses de contactos interrumpidos. La aprobación de los planes del Gobierno es esencial para que Rusia pueda renegociar con el Club de París el importante monto de su deuda.