La presión sobre el riesgo crediticio de las 'telecos' europeas continuará en 2001
El reto de las grandes telecos europeas para 2001 es reducir su fuerte endeudamiento. Las agencias de calificación de riesgo no descartan para este año nuevas rebajas en el riesgo crediticio de estas compañías, aunque a su vez, reconocen que será difícil ver como éste cae a niveles considerados "especulativos".
La factura de las licencias de telefonía móvil todavía está por pagar y eso es algo que ni los inversores ni las firmas que auditan la situación crediticia de las grandes compañías de telecomunicaciones europeas olvidan. El año 2000 trajo consigo sucesivos recortes en las calificaciones de riesgo de las operadoras telefónicas, y aunque el 2001 se presenta algo más estable, las principales agencias de rating no descartan nuevos recortes.
"Podría darse el caso de que alguna de las grandes compañías de telecomunicaciones europeas viera recortada su valoración crediticia a lo largo de este año", señaló Juan De la Mota, director general de Standard & Poor's en España. "No obstante, creemos que será muy difícil ver rebajas por debajo de la triple BBB, que marca la frontera entre lo que denominamos investment grade (o un nivel alto en la capacidad de cumplimiento de las obligaciones) y nivel especulativo", concluyó De la Mota.
Hasta el año pasado la mayoría de la deuda emitida por las telecos europeas tenía una calificación de riesgo a largo plazo superior a la doble A (las calificación más alta de Standard & Poor's es la triple A, mientras que la D es la más baja y supone el incumplimiento de sus obligaciones de crédito). Sin embargo, el alto precio pagado por las licencias de UMTS, los desembolsos llevados a cabo para aumentar su presencia en otros países y la incertidumbre sobre la rentabilidad de las inversiones en las redes de telefonía móvil de tercera generación provocaron sucesivos recortes en los rating.
Para Erwin Von Lümich, analista de telecos de Fitch Ibca, todavía hay más posibilidades de que bajen las calificaciones crediticias de las grandes operadoras que de que suban. "Si se quiere ser grande hay que gastar dinero", apunta Von Lümich. "Las más afectadas por posibles recortes son aquellas que van a participar en las licencias de UMTS o que quieran entrar en un mercado ya dominado por otra compañía, como es el caso de Telefónica en Latinoamérica", añade.
Carlos Winzer, vicepresidente y especialista en telecomunicaciones de Moody's acude también al tamaño y asegura que las compañías donde existe una mayor presión sobre su riesgo crediticio son aquéllas que han intentado posicionarse como un proveedor paneuropeo de servicios de telecomunicaciones, como es el caso de Deutsche Telekom, France Télécom o British Telecom. "Esta presión aumentará o disminuirá en la medida en que logren reducir su deuda a través de la venta de activos no estratégicos o coloquen con éxito en Bolsa alguna de sus filiales", sostiene Winzer.
El termómetro de Orange
La OPV de Orange, filial de móviles de France Télécom, será pues un buen termómetro para aquellas compañías que esperan liquidar una parte importante de su deuda mediante este tipo de operaciones. Por el momento, y a tenor de las sucesivas rebajas en la valoración de Orange (vale ahora menos de la mitad de lo que valía en mayo) esta opción ya no es considerada por las operadoras como la panacea de la financiación, por lo que se ven obligadas a acudir al préstamo bancario o a la emisión de bonos, una tendencia que ya empezó algunos meses atrás y que vino capitaneada por British Telecom, que en diciembre vendió 10.000 millones de dólares en bonos.
Las dudas que acechan al sector, uno de los más castigados en Bolsa desde el pasado verano, aún no han desaparecido y en la actualidad cerca del 50% de las telecos europeas analizadas por Standard & Poor's con una valoración superior a la triple B están en situación de "vigilancia negativa", frente al 33% de las que tienen un rating inferior. Aun así, el tamaño y la amplia cuota de mercado de las grandes operadoras hace muy difícil nuevos recortes en su calificación, ya que su papel dominante les asegura un status parecido al que tiene las compañías de servicios públicos, precisan los expertos de Standard & Poor's.
Erwin Von Lümich, de Fitch Ibca, añade por otro lado que "si las telecos cumplen con los planes que han presentado sus ratings tampoco tienen por qué variar mucho".