Sergio García, 'El Niño' que vuelve a dar aire al golf español
Su victoria en Augusta premia una trayectoria de casi 20 años Deberá ser un revulsivo para el golf en España, cuyas licencias caen
En abril de 1999, un joven de 19 años de Borriol (Castellón) debutaba en el golf profesional en el Masters de Augusta, uno de los cuatro grandes torneos o majors del calendario. Cuatro meses después, El Niño, como ya apodaban a Sergio García, le disputaba a Tiger Woods, el último gran fenómeno de este deporte, otro major, el PGA Championship. Había nacido una estrella, el gran rival europeo de Woods. Pero han tenido que pasar 18 años para que García, a los 37, se alzara con un gran torneo y pasar así a la historia de su deporte. Y ha tenido que ser allí donde debutó, en el Augusta National Golf Club, en Georgia (EE UU).
Sergio García se enfundó la chaqueta verde del Masters, como Seve Ballesteros y José María Olazábal hicieron en dos ocasiones, superando sus inseguridades en un campo donde nunca se ha sentido del todo cómodo. Augusta ha sido donde más dudas se le han presentado sobre el rumbo de su carrera. Por ejemplo, en 2014, cuando no llegó a pasar el corte. Pero allí mismo las ha borrado, en su momento de mayor plenitud personal. La falta de confianza en momentos puntuales, el no haberse llegado a creer del todo su potencial, explican el retraso en lograr su primer grande. Fuentes de su entorno aseguran que García es muy sensible a lo que le rodea. Ahora todo fluye en orden y con estabilidad: está a punto de contraer matrimonio y muestra una actitud mucho más positiva ante las adversidades. Donde antes tiraba la toalla, ahora mira en positivo, como demostró el domingo, remontando una diferencia de tres golpes.Su gran referente y amigo personal, José María Olazábal, le envió el miércoles un mensaje animándole, precisamente, a creer en sus posibilidades.
Aun así, y pese a no haber ganado hasta ahora un grande, García tiene un palmarés de 10 títulos en el tour estadounidense, con unas ganancias de 43 millones de euros, y 13 en el europeo, que, con el resto de torneos, le han generado casi 26 millones. Las reacciones a su victoria, con reconocimientos de históricos como Jack Nicklaus o Gary Player, confirman su peso en el golf, sobre todo en EE UU: “Allí está muy cómodo. Todos querían que ganara”, afirma alguien cercano a él.
El niño que con tres años practicaba el swing con un plumero en la tienda del Club de Golf de Borriol, que regentaba su madre; el hombre que preside el club de fútbol de su pueblo, y que es un forofo del Real Madrid se ha quitado una presión que le va a permitir, aseguran sus conocedores, aspirar a ganar otro major de aquí a no demasiado tiempo. Un golpe sobre la mesa en un momento en el que el foco del golf español estaba sobre el vizcaíno Jon Rahm, que ha irrumpido en su primer año como profesional con la misma fuerza que García en 1999.
El nivel mostrado por ambos en la actualidad es algo que el golf en España “necesitaba como el comer”, se asegura desde dentro de esta disciplina. Desde 2011, cuando se alcanzaron 333.013 licencias amateurs y profesionales, la cifra de practicantes registrados en la Real Federación Española de Golf ha caído en casi 60.000 personas, bajando a 273.527 a 1 de enero de este año. Son siete los ejercicios consecutivos de caídas, después de que, desde 1967, todos los años se saldasen con aumentos. Cuando Seve Ballesteros ganó su primer Masters en 1980, las licencias aumentaron un 12%, y cuando lo hizo Olazábal en 1994, repuntaron a una media del 11% anual los siguientes cinco ejercicios.
Desde la federación se ha aducido al escaso apoyo político y al descrédito público del golf como motivos de estas caídas. Se espera que el efecto Rahm, unido a la victoria de García, vuelvan a llevar a números positivos la tendencia. Aun así, con dos estrellas del golf mundial, una consolidada y otra en ciernes, el torneo organizado por la federación, el Open de España, no se celebrará este año por falta de financiación. Sí lo hará el Andalucía Valderrama Masters, que contará, desde el 19 de octubre, con la participación tanto de Rahm como de García.
Este podrá pasear su chaqueta verde del Masters. El ganador puede conservarla durante el siguiente año para entregarla en la edición posterior. En la de 2018, García elegirá el menú de la cena de campeones. Raro será que no opte por el arroz con bogavante, su plato favorito, y que no sea su amigo, el chef José Andrés, quien lo cocine.