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Esta es la increíble hazaña de la NASA para salvar a la histórica misión Voyager 1

Se han solventado problemas de propulsión importantes

Sinfónica de Viena Strauss
Iván Martín Barbero

Hace casi medio siglo, la NASA envió al espacio una pareja de exploradores robóticos con una misión ambiciosa: viajar más allá de los confines de nuestro sistema solar y revelar los secretos del universo. Desde entonces, Voyager 1 y Voyager 2 han desafiado todas las expectativas, sobreviviendo décadas en las profundidades del cosmos y enviando valiosos datos sobre el espacio.

Pero como cualquier tecnología envejecida, estos ingenios espaciales requieren constantes ajustes para seguir funcionando. Recientemente, los ingenieros de NASA enfrentaron uno de los desafíos más críticos para mantener operativo Voyager 1: reparar un problema con los propulsores de control antes de que la misión quedara incomunicada por meses.

Una reliquia espacial con espíritu de supervivencia

Lanzado en 1977, Voyager 1 es una auténtica maravilla de la ingeniería. A pesar de haber sido diseñado en una época donde la informática estaba en sus albores, sigue funcionando gracias a la habilidad de los ingenieros de NASA, quienes han desarrollado soluciones a lo largo de los años para extender su vida útil. Mantener operativa una nave a 24.870 millones de kilómetros de la Tierra es similar a restaurar un automóvil clásico sin poder tocarlo físicamente, sin repuestos y con tiempos de comunicación de casi un día completo.

Imagen de la Voyager 1 de la NASA

Hay que decir que su sistema de propulsión ha sido particularmente problemático, ya que estos elementos son de las pocas partes móviles que todavía funcionan. De los cuatro sistemas a bordo, dos controlan la orientación de la nave, mientras que los otros dos son de respaldo. Con los años, NASA ha tenido que lidiar con válvulas defectuosas, conductos de combustible obstruidos y la pérdida progresiva de eficacia de estos propulsores. Y, todo esto, es algo completamente lógico.

Un problema que amenazaba con silenciar la misión

En marzo de 2025, la NASA descubrió que los propulsores primarios de giro de Voyager 1 estaban tan deteriorados que corrían el riesgo de fallar completamente en pocos meses. Sin la capacidad de realizar ajustes de este tipo, la nave perdería la alineación de su antena con la Tierra, lo que significaría el fin de la comunicación.

Ante esto, los ingenieros se embarcaron en una tarea aparentemente imposible: revivir los propulsores de respaldo, que habían sido declarados inservibles en 2004. La única esperanza era activar los calentadores internos de estos sistemas para ver si todavía podían operar. Sin embargo, el tiempo jugaba en su contra, pues la antena DSS-43 del Complejo de Comunicaciones del Espacio Profundo en Canberra, Australia, la única instalación capaz de seguir la trayectoria de Voyager 1, estaba programada para entrar en mantenimiento de mayo de 2025 a febrero de 2026. Durante este período, la misión quedaría prácticamente incomunicada.

El milagro técnico de NASA

El 18 de marzo de 2025, NASA envió las órdenes para intentar activar los propulsores de respaldo. Debido a la enorme distancia, la respuesta de Voyager 1 tardó dos días en llegar. Los ingenieros esperaban conscientes de que este era un intento desesperado. Finalmente, el 20 de marzo, las señales de telemetría confirmaron que los calentadores se habían activado, elevando la temperatura de los propulsores hasta un nivel adecuado para su funcionamiento. Con esto, Voyager 1 volvió a ajustar su orientación, garantizando que la comunicación con la Tierra continuara por más tiempo.

Misión Voyager 1 de la NASA

Según Todd Barber, líder de propulsión del Jet Propulsion Laboratory (JPL), “fue un momento glorioso. La moral del equipo estaba altísima ese día”. Esta hazaña técnica demostró que, incluso después de 48 años en el espacio, Voyager 1 todavía tenía recursos para mantenerse en operación.

El futuro de una misión casi eterna

La NASA sabe que el tiempo de Voyager 1 y Voyager 2 es limitado. Sus generadores nucleares están perdiendo potencia lentamente, lo que llevará eventualmente a la desactivación de sus sistemas. Aun así, mientras la energía continúe fluyendo y los ingenieros sigan encontrando soluciones innovadoras, la misión seguirá enviando información valiosa sobre el espacio interestelar.

Este último logro es otro testimonio de la dedicación de NASA para extender la vida de uno de sus proyectos más icónicos. Sin importar cuánto tiempo más siga viajando Voyager 1, su legado como el primer explorador interestelar de la humanidad trascenderá el tiempo.

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