Las claves: ¿Puede seguir ganando la banca?
Puede que los siguientes resultados no vayan a ser tan despampanantes, pero al sector le queda mucho recorrido


La crisis inflacionaria iniciada en 2022 provocó un efecto mariposa que ha conducido, casi cuatro años después, a que los supuestamente viejos bancos sean de los valores más pujantes en un mundo dominado por las tecnológicas. Tras años de tipos cero o negativos, las entidades se encontraron con una subida agresiva del precio del dinero, que catapultó sus márgenes –y que no se notó con la misma celeridad ni intensidad en la remuneración de los depósitos, para despecho de sus clientes–, sus resultados y su cotización. El año pasado, ya relativamente controlada la inflación y con los tipos a la baja, ya se adelantaba una moderación de sus ganancias, pero las entidades han decepcionado a los más pesimistas. La pregunta hoy, muy oportunamente el día después de la Lotería de Navidad, es la siguiente: ¿gana siempre la banca? ¿Qué margen le queda al sector financiero? La respuesta más repetida es que puede que los siguientes resultados no vayan a ser tan despampanantes, pero a la banca le queda mucho recorrido. Los tipos cero son cosa del pasado y no es descartable que el precio del dinero vuelva a subir. La banca no gana siempre, por tanto, pero sí por ahora.
La ‘desinteresada’ garantía personal e irrevocable de Larry Ellison
Como un padre que le dona parte de sus ahorros a su hijo para que pueda acceder al disparatado mercado inmobiliario, Larry Ellison, fundador de Oracle, ha decidido garantizar personalmente la financiación de 40.000 millones de dólares de la oferta de Paramount por Warner Bros, una operación que lidera su hijo David. La garantía, “personal e irrevocable”, busca dar cierta tranquilidad sobre las bases financieras de la oferta, que habían sido puestas en entredicho por el consejo de Warner. Todo queda en familia, pues, porque para qué están los padres si no es para apoyar los proyectos de sus hijos.
El baile arancelario está lejos de terminar
Al contrario de lo que algún optimista pudo pensar, el apretón de manos el julio pasado entre Ursula von der Leyen y Donald Trump –en el resort de este último en Escocia– no acabó con los vaivenes arancelarios que agitan la economía mundial. Aquel acto fue poco menos que la confirmación de un nuevo paradigma (que no de un orden), uno en el que cada centímetro de terreno comercial ha de pelearse. Así, pasado casi medio año de la genuflexión comunitaria, y más de uno desde la vuelta de Trump a la Casa Blanca, los vaivenes continúan. El último –siempre penúltimo– es la imposición de aranceles provisionales de hasta el 42,7% a algunos productos lácteos europeos por parte de China. Es de esperar que vengan más.
La frase del día
Insistimos en que todos, incluido Estados Unidos, deben mostrar respeto por la integridad territorial del Reino de DinamarcaLars Lokke Rasmussen, ministro de exteriores danés
Ferrovial cumple su objetivo, pero deja una duda en el aire
La empresa de origen español pero sede en Países Bajos Ferrovial consiguió ayer el objetivo por el que –o así lo argumentaron en su momento– se trasladó a Ámsterdam: cotizar en el Nasdaq 100. Su presencia en el selectivo permitirá a la constructora acceder a mejores condiciones de financiación y seguir creciendo. Si todo esto se podía haber conseguido sin cambio de sede, es una pregunta que quedará sin resolver.
