Ir al contenido
_
_
_
_
Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El presupuesto del Reino Unido carece de un impulso a largo plazo

Al intentar complacer a todo el mundo en el presente, el Gobierno británico puede acabar no complaciendo a nadie

Hemos superado las previsiones este año y las superaremos de nuevo”, declaró triunfalmente el miércoles la ministra de Economía británica, Rachel Reeves, alardeando como un CEO en el día de la presentación de resultados. Su presupuesto fue un éxito en el sentido de que eleva el margen que mantendrá por encima de sus objetivos presupuestarios hasta 22.000 millones de libras (25.000 millones de euros, al cambio actual), cuando muchos inversores esperaban solo 15.000 millones. Pero, como suele ocurrir con las subidas repentinas del precio de las acciones, el impulso podría ser efímero.

Por ahora, Reeves ha conseguido que su puesto parezca más seguro al ganarse el apoyo de varios grupos clave. Uno de ellos es el mercado de bonos del Estado: los inversores en deuda soberana británica estaban nerviosos porque Reeves afrontaría un gran déficit en su objetivo de equilibrar el gasto ordinario para marzo de 2030. Esos temores se agravaron el día 13 tras las noticias de que no tenía previsto subir el impuesto sobre la renta.

En ese momento, se esperaba que el organismo independiente de control fiscal, la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR), recortara las previsiones de productividad, lo que daría lugar a un menor crecimiento y a un mayor agujero fiscal. Al final, Reeves tuvo suerte: resulta que la OBR también espera que el aumento de la inflación impulse los ingresos, lo que significa que podría haber cumplido su norma sin necesidad de imponer nuevos impuestos o recortar el gasto. Pero aun así decidió elevar el margen con una serie de subidas fiscales. El retorno de los bonos del Estado a diez años cayó al 4,4%, tras haber alcanzado el 4,6% el día 19.

Reeves también necesitaba apaciguar a su propio partido. El primer ministro Keir Starmer es impopular, y muchos de sus parlamentarios más izquierdistas quieren que el Gobierno gaste más. Así, Reeves anunció varias medidas, como el aumento de las prestaciones sociales mediante la eliminación del límite que restringe las ayudas a las familias con más de dos hijos. Eso por sí solo cuesta 3.000 millones de libras al año. Pero también tuvo que evitar subir el impuesto sobre la renta o el IVA, ya que se había comprometido en las elecciones de 2024 a no afectar a los “trabajadores”. En su lugar, el gasto adicional se sufragará con una congelación de los umbrales que determinan los tipos del impuesto sobre la renta y con una serie de otros gravámenes, como los impuestos sobre el juego o las propiedades de más de 2 millones de libras. En total, la carga fiscal adicional podría alcanzar los 26.000 millones al año.

Por último, el Banco de Inglaterra podría inclinarse más por recortar los tipos. La OBR cree que medidas como la congelación de las tarifas ferroviarias y la reducción de las facturas de energía recortarán la inflación anual en 0,4 puntos en 2026-2027.

Estos compromisos políticos dan tiempo a la ministra, pero tienen un precio. Su ajuste presupuesto se concentra en los dos últimos años de la legislatura, mientras que en los dos próximos se aplicarán estímulos por valor de 7.500 millones de media cada uno. Y las esperanzas de Reeves de alcanzar el objetivo de 2030 dependen en gran medida de la economía: la OBR asume que los hogares reducirán su alta tasa de ahorro, una predicción que ha fallado repetidamente. Las subidas de impuestos y los recortes del gasto ministerial prometidos justo antes de las elecciones de 2029 parecen poco plausibles.

No se avecina una crisis fiscal. Pero si la economía da un giro inesperado, más rumores sobre subidas de impuestos podrían hundir la confianza de las empresas y los consumidores. Es fundamental señalar que el presupuesto de Reeves sigue careciendo de medidas ambiciosas para reformar los impuestos e impulsar el crecimiento, por ejemplo, mediante grandes inversiones en la generación de energía. Al intentar complacer a todo el mundo en el presente, este Gobierno puede acabar no complaciendo a nadie.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

_
_