Reducir los aranceles no bastará para eliminar el malestar económico de EE UU
La Casa Blanca baraja la idea de hipotecas a 50 años y la posibilidad de enviar cheques de 2.000 dólares procedentes de lo recaudado con las tarifas

Los compradores de EE UU están volviéndose locos por los precios, y Donald Trump ha resbalado con su propia cáscara de plátano. En respuesta a la ansiedad económica del país, la Casa Blanca ha eximido a unos 200 alimentos, que suponen unos 40.000 millones de dólares en importaciones, de los aranceles de principios de año. El problema es que, aunque bajen las facturas de la compra, seguirá habiendo el mismo malestar económico que heredó Trump.
El coste de las cosas se disparó hasta lo más alto de la “agenda de asequibilidad” del presidente justo después de que los republicanos sufrieran unas derrotas electorales inesperadamente graves en Virginia o Nueva Jersey. Su comentario de la semana pasada de que los aranceles de importación “pueden en algunos casos” subir los precios –un reconocimiento tácito de que son los consumidores locales, y no los exportadores, los que pagan– delata una política endeble que soporta las crecientes críticas de los votantes, los legisladores y los jueces.
La confianza vuelve a caer. Se recuperó después de que los aranceles del “día de la liberación” de abril no provocaran la crisis económica inmediata que muchos temían, pero las expectativas se han oscurecido, según la Universidad de Míchigan. Aunque la gestión de la economía por parte de Trump había sido uno de sus puntos fuertes, las encuestas ahora apuntan a un mayor pesimismo. La Casa Blanca baraja la idea de hipotecas a 50 años y la posibilidad de enviar cheques de 2.000 dólares procedentes de los más de 200.000 millones recaudados en aranceles.
Las vibraciones son más que meras abstracciones, como aprendieron Joe Biden y Kamala Harris. Los datos sugieren ahora que los demócratas tienen más posibilidades de obtener avances significativos en el Congreso en 2026. En Virginia, la campaña sobre el coste de la vida de la gobernadora electa Abigail Spanberger marcó el camino en las elecciones estatales.
Reducir los aranceles es un primer paso obvio. Los republicanos del Congreso también pueden albergar en secreto la esperanza de que el Tribunal Supremo invalide la base jurídica de la medida. Incluso podría animarlos a reclamar el poder del presupuesto. El café y la fruta tropical son solo un ligero aperitivo en el menú. Trump y su partido no pueden permitirse quedarse ahí.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

