El clima económico, entre el pesimismo y el realismo
El estudio demoscópico de 40dB. para Cinco Días y El País deja claro que la favorecedora fotografía general no cala en la percepción de los ciudadanos


El otoño llegó cargado de buenas noticias macroeconómicas para España. Tras confirmarse que el PIB había crecido más de lo previsto en el segundo trimestre, varios organismos elevaron las previsiones de crecimiento para 2025, incluido el propio Gobierno. Y los datos laborales de septiembre, tras un agosto flojo, fueron históricos, con la mayor creación de empleo en lo que va de siglo (obviando los dos años en los que la pandemia generó anomalías en la serie). Pero el Termómetro 5D, elaborado por 40dB. para CincoDías y El País, deja en su tercera entrega trimestral una muestra más de que esa favorecedora fotografía general no cala en la percepción de los ciudadanos.
El estudio demoscópico, realizado mediante encuestas en línea a finales de agosto y a finales de septiembre, refleja que el sentimiento económico ha empeorado. Con 45,6 puntos, la nota más baja de las tres entregas publicadas hasta la fecha, se acerca al umbral del pesimismo, aunque de momento puede considerarse dentro de una expectativa estable. De las diferentes variables contempladas, tan solo la del mercado laboral mejora. Y pese a ello, y a la consistencia que ha mostrado el empleo en los últimos años, las respuestas ahí siguen dentro de los niveles de pesimismo moderado. Podrá considerarse este poco acorde con la evolución reciente del mundo del trabajo, pero cuanto menos sí lo es con el hecho de que España se mantiene como el país con más paro de la Unión Europea.
En cuanto al ahorro, el consumo y la inversión, todos pierden fuelle tras el verano. Las respuestas en parte responden a una lógica estacional: la gente espera comer menos fuera o reducir los viajes. Pero los datos también dejan pistas a las que estar vigilantes, como que la intención de comprar un coche sea la que obtiene una respuesta más negativa. Es otra mala noticia para un sector que en los últimos años ha atravesado por dificultades. Aun así, en todos estos aspectos domina todavía la estabilidad.
No puede decirse lo mismo de la vivienda. La percepción es, podría decirse que a la fuerza, claramente negativa. Y ya son al menos la mitad de los encuestados los que creen que conforme pasa el tiempo hay menos personas con posibilidad de comprar una casa. A la vista de la evolución de los precios inmobiliarios y la escasez de oferta, podría afirmarse que esa visión además de ser pesimista también es realista. Y tratándose de una cuestión capital en la vida de muchos ciudadanos, seguramente ayuda a entender por qué no cuaja una visión general de la economía más optimista.
