La imperiosa obligación de presentar Presupuestos
La coalición de PSOE y Sumar debe plantear sus propuestas y asumir el control parlamentario correspondiente


La debilidad parlamentaria del Gobierno, que se manifestó de forma cruda el martes en la votación de la transferencia de competencias sobre inmigración a Cataluña (rechazada con los votos de Partido Popular, Vox, Podemos e incluso dos diputados de Sumar), no es excusa justificada para no presentar en el Congreso por tercera vez consecutiva unos Presupuestos Generales del Estado. El país necesita una orientación clara para problemas tan graves y urgentes como el del acceso a la vivienda, y no puede manejarse simplemente a golpe de decreto para cumplir con compromisos internacionales como el aumento del gasto en defensa.
La prórroga de los Presupuestos se ha convertido ya en una mala costumbre, casi una tradición, que corre el riesgo de enquistarse debido a un ecosistema de partidos muy atomizado. Que no se aprueben es una posibilidad; no presentarlos es simple y llanamente un incumplimiento de la Constitución. La situación choca con la positiva evolución de la economía española, que este año crecerá un 2,7%, según las previsiones del Gobierno. Es verdad que ese avance se debe a los números absolutos de producción y al crecimiento del mercado laboral, y no a una mejora de la eficiencia y la productividad, pero refleja un dinamismo que no aparece en la gestión de las Cuentas del Estado, ancladas en el documento de 2023.
El Gobierno manifestó ayer de nuevo su intención de presentarlas en este ejercicio, pero todo parece indicar que, de hacerlo, será con retraso, y ya cumplido el plazo reglamentado en la Constitución, que expira tres meses antes de que finalicen los vigentes, el 31 de diciembre. En la semana que queda hasta que termine septiembre, el Gobierno tendría que comunicar el techo de gasto y aprobar la senda de déficit en el Congreso (algo que el año pasado bloqueó Junts) y en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, que reúne a las comunidades autónomas. Con ello, debería llevar el proyecto del Presupuesto a las Cortes. Y solo queda un Consejo de Ministros ordinario, el que se celebra el próximo martes.
Es indiscutible que hay poca o nula voluntad para colaborar en el proyecto económico del país por parte de algunos socios de la investidura, como Junts y Podemos. Pero la coalición de PSOE y Sumar debe plantear sus propuestas y asumir el control parlamentario correspondiente.
