España crece pese a la incertidumbre
La placidez con que el Gobierno navega sobre las previsiones contrasta con las dificultades para sacar adelante iniciativas en el Parlamento


España vuelve a crecer, un año más, por encima de lo previsto. El Gobierno elevó ayer la previsión del PIB para 2025 hasta el 2,7%, una décima más de lo que esperaba hasta ahora. El sentido de esa revisión, al alza, coincide con la tendencia detectada por otros organismos y servicios de análisis. También ayer, el Banco de España subió en dos décimas su estimación, hasta el 2,6%. Es lo mismo que el lunes había fijado el panel de expertos de Funcas.
La discrepancia de unas décimas entre unos cálculos y otros es lo de menos. Lo relevante es que la proyección económica de España es positiva y un año más la situará como una de las economías avanzadas con mayor crecimiento. La tendencia, además, se prolonga a los años venideros: el Ejecutivo cree que el PIB progresará por encima del 2% en 2026, 2027 y 2028; y que el empleo seguirá creciendo hasta rozar los 23 millones de afiliados el año próximo.
El crecimiento económico reciente y el positivo desarrollo del mercado laboral no se entienden el uno sin el otro. Y refuerzan la sensación de que España ha entrado en una especie de ciclo virtuoso en el que la incorporación de nueva fuerza laboral, el consumo interno y la inversión externa que atrae la situación de bonanza general alimentan el crecimiento.
Pero este no está garantizado incondicionalmente ni libre de sombras. Al respecto ha advertido el Banco de España, que ve riesgos a la baja y alerta de la elevada incertidumbre del contexto internacional.
La economía española se siente más blindada que otras ante el desafío arancelario lanzado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pero no es inmune. Y si el saldo comercial negativo de Madrid con Washington determina una menor exposición directa, nada impide que la guerra comercial acabe impactando a través de terceros países que sí son socios vitales para España. Crecer más que Alemania y Francia es buena noticia, pero las dificultades económicas que atraviesan estos países no lo son en absoluto.
Y no todas las amenazas vienen de fuera. La relativa placidez con que el Gobierno navega sobre las previsiones económicas contrasta con las más que evidentes dificultades políticas para sacar adelante iniciativas en el Parlamento. Algunas, de importancia capital para la economía, como la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado. La actualización del cuadro macro es un paso necesario para elaborar unas cuentas públicas. Pero los siguientes, como son la presentación del techo de gasto y la aprobación de la senda fiscal, siguen a la espera de una oportunidad en el Congreso.

