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Análisis
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Radiografía de los servicios en la UE: notable con retos sustanciales

Se deben derribar las exigencias irracionales de convalidación de carreras o la necesidad de estudiar más asignaturas

Los servicios generan un mayor porcentaje del PIB en la UE y todos sus Estados miembros. El promedio de la UE-27 para los servicios es de 70% e industria (con construcción) 25%. Las tasas de aportación al PIB de servicios e industria, respectivamente, de los estados en orden de mayor contribución de servicios son: Luxemburgo (86%, 12%), Chipre (80%, 17%), Malta (78%, 20%), Irlanda (75%, 24%), Francia (70%, 19%), Alemania (69%, 27%), España (68%, 22%), Italia (67%, 23%), Polonia (65%, 32%), Bulgaria (62%,27%), República Checa (62%,36%), Rumanía (59%,31%).

Sin un buen sistema de transporte no pueden circular los bienes fabricados y etiquetados según unos estándares técnicos, sanitarios y fitosanitarios comunes. Se depende excesivamente de camiones para transportar bienes. Además de sus emisiones, los camiones congestionan las autopistas y carreteras.

Hay que seguir promoviendo el transporte multimodal de bienes, potenciando la vía fluvial y el ferrocarril. Los trenes de mercancías en Europa circulan a un promedio de velocidad de solo 20 a 25 km por hora. No pueden viajar por la red de alta velocidad y compiten con los trenes de cercanía en las vías más antiguas.

Se peca de transportar bienes por barco hasta Rotterdam, Amberes y Hamburgo para que después camiones los traigan al sur de Europa. Este fenómeno se denomina desvío de carga. Un estudio de la Agencia Europea de Medio Ambiente calculó que provoca anualmente la emisión de millones de toneladas de dióxido de carbono. Una mayor utilización del Danubio, otros ríos y canales descongestionaría también las autovías. Un 6-7% de bienes se transporta por vía fluvial.

El movimiento de personas como trabajadores o viajeros funciona bien gracias a las redes de alta velocidad. La Comisión Europea en los noventa obligó a los estados a liberalizar el transporte aéreo, que hasta entonces se limitaba a una aerolínea de bandera por país. Millones de europeos pueden trabajar o estudiar en un Estado distinto del de su nacimiento. El porcentaje de europeos que trabaja en otro Estado miembro ha subido del 1% en 1995 al 4% en la actualidad. Pero no debe conllevar una pérdida de capital humano excesivo. Un estudio de CEPS de 2021 calculó que la emigración de trabajadores cualificados de Rumanía, Bulgaria y las repúblicas bálticas cuesta a dichos países un 3-4% de su PIB anualmente.

Aún hay resistencia por parte de asociaciones profesionales nacionales de abogados, médicos, arquitectos y otras profesiones liberales a la competencia de otros europeos. Se deben derribar las exigencias irracionales de convalidación de carreras o necesidad de estudiar más asignaturas. La escasez de profesionales postcovid requiere potenciar que las personas presten servicios en el Estado de la UE que elijan.

Otro subsector de servicios cuyo funcionamiento es notable es las telecomunicaciones. La Comisión Europea en 2017 forzó a los operadores a prestar el servicio de roaming gratuito. Un ciudadano español, por ejemplo, puede llamar sin coste a cualquier móvil o fijo de un Estado de la UE si se encuentra en uno de ellos. Pero las llamadas son muy caras si se realizan desde el propio país. La Comisión limitó en 2019 las llamadas internacionales dentro de la UE a 19 céntimos por minuto y mensajes de texto a seis céntimos. Pero las tarifas aún son excesivas.

La Comisión Europea promueve “campeones europeos”. EE UU aventaja de forma enorme a la UE en los últimos cincuenta años en la gestación de nuevas empresas no surgidas de una fusión o adquisición. Un ejemplo de esta política discutible fue la adquisición de la unidad de ferrocarriles de Bombardier por Alstom. Si se consumara la opa del BBVA sobre el Banco Sabadell dejaría a España con solo tres bancos internacionales. Estas fusiones disminuyen la competencia a nivel estatal sin crear grandes titanes europeos.

La UE debe reducir las comisiones que cobran los bancos para retirar dinero en cajeros de otras entidades financieras. La automatización de las operaciones no justifica su cuantía elevada, que perjudica especialmente a trabajadores, turistas y pymes europeas.

Cualquier ciudadano tiene derecho a ser atendido médicamente en otro Estado miembro si cuenta con la tarjeta sanitaria europea (TSE). Pero hay que frenar el turismo sanitario. Desborda la sanidad pública de países como España. Hay que armonizar las autorizaciones de tratamiento, que son más restrictivas en Alemania y Francia.

La hostelería se resintió mucho debido a covid. En España y Francia el sector aún padece una falta de personal de entre 15 y 20%, y en Italia y Grecia del 30%. El salario medio en el sector es muy bajo: 20.000 euros en España, 22.000 Italia, 25.000 Francia y 29.000 Alemania. La combinación de tecnología, remuneración baja y falta de personal disminuye dramáticamente la atención al cliente en hoteles, gasolineras y supermercados. Se agudiza este problema en verano, cuando decenas de millones de turistas viajan a las costas y ciudades más emblemáticas.

El Parlamento Europeo en 2022 concluyó que las ineficiencias descritas en el transporte y en los mercados laborales cuestan a la UE entre 500.000 y 800.000 millones de euros anuales. La Comisión Europea impulsa mediante programas como EU Talent Pool y European Skills Agenda la contratación de personas de otros Estados y la formación de personal nativo.

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