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Breaingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La exagerada valoración de Palantir pone de manifiesto su estatus

La firma de ‘software’ ya vale tanto como RTX, Lockheed y Northrop juntas, y va por buen camino para justificarlo

Perdonemos a los contratistas militares estadounidenses por su complejo de Dios: después de todo, su resurrección y renacimiento siguieron a lo que se conoció como la “última cena”. El 21 de julio de 1993, el subsecretario de Defensa William Perry dijo en una reunión de CEO de la industria que, con el fin de la Guerra Fría y los recortes presupuestarios que se avecinaban, tendrían que concentrarse para sobrevivir. Las décadas de fusiones y adquisiciones que siguieron dieron lugar a un selecto grupo denominado primes, cuyos miembros más importantes –RTX, Lockheed Martin y Northrop Grumman– tienen un valor conjunto de 400 000 millones de dólares. Su control sobre la cadena de suministro militar ha causado luego mucha inquietud. Sin embargo, en 2025, una sola empresa emergente de software centrada en la defensa, Palantir Technologies, ha crecido a una velocidad vertiginosa hasta alcanzar una valoración casi tan grande como la de las tres juntas.

Fundada en 2003 por el cofundador de PayPal, Peter Thiel, Palantir no ha logrado esta hazaña por su mero tamaño. La empresa, que vende suscripciones a software de defensa y gestión organizativa que incorpora inteligencia artificial, generará unos ingresos de 4.200 millones este año, según los analistas encuestados por Visible Alpha. Esta cifra está muy lejos de la previsión media de 67.000 millones para RTX, Lockheed y Northrop. Pero mientras que estas cotizan de media a solo unas 2 veces las ventas previstas para 2025, la capitalización bursátil de Palantir, de 372.000 millones, lo hace a casi 90 veces. Incluso entre un conjunto de 2.000 empresas de EE UU de gran tamaño que han cotizado por encima de un múltiplo de 70 veces desde el cambio de siglo, eso la convierte en una de las más caras de la historia reciente, calcula Trivariate Research.

Parte de ello puede deberse a su estatus de meme. Los minoristas invirtieron 1.200 millones en Palantir en julio. Pero, incluso entre este grupo de firmas tan valoradas, destaca. Tesla, por citar una acción muy valorada que ha validado en gran medida su bombo publicitario, alcanzó un múltiplo máximo de unas 20 veces las ventas en 2010. Para que Palantir llegue a ese nivel, sus ingresos tendrían que crecer un 35% anual hasta 2030.

Perspectivas

Al menos, por ahora, va por buen camino. Las ventas de Palantir crecieron un 48% interanual en su último trimestre. Puede que no fabrique armas, bombas o tanques. Pero el filósofo académico convertido en CEO, Alex Karp, ya puede presumir de ser el proveedor preferido para el nuevo frente de la guerra entre superpotencias: el software. Palantir es el principal actor en nueve “programas de registro” del Ejército de Estados Unidos, o fuentes de financiación comprometidas. Este verano por sí solo, la empresa ganó un contrato de 10.000 millones y una duración de diez años para consolidar 75 acuerdos de servicios diferentes con el Ejército. El reciente ampliado contrato de 1.300 millones de Palantir para Maven Smart Systems es un ejemplo de cómo podría crecer su influencia.

A riesgo de repetir a Sun Tzu, las operaciones militares siempre han girado en torno al mando y el control: tener una supervisión suficiente de los recursos militares, las cadenas de suministro y el paradero del enemigo para tomar decisiones de forma rápida y eficaz. El auge de los drones con IA y la guerra cibernética enfrenta a los generales a una complejidad cada vez mayor. Maven recopila archivos, correos electrónicos e imágenes y los combina con datos de satélites, movimientos de tropas y suministros para ofrecer una visión más clara del terreno.

Palantir ya había hecho incursiones entre el personal de alto rango con su software Gotham, desplegado por primera vez hace más de una década para ayudar al personal estadounidense en Afganistán a identificar las bombas colocadas en las carreteras. Muchos de los asistentes a la conferencia de defensa Landeuro, celebrada en julio en Alemania, se mostraron entusiasmados con él. Mientras, sus rivales hablaban del objetivo evidente de Palantir: no solo proporcionar diversos productos, sino convertirse en el ordenador central de facto que pueda conectar y centralizar las operaciones. El control de la propiedad intelectual por parte de RTX y Lockheed les dio en su día un dominio absoluto sobre ciertos tipos de armamento de alta tecnología insustituible, lo que aumentó su valor. El software de Palantir podría acabar integrándose en el Pentágono aún más que ellos.

Lo mismo ocurre con los aliados occidentales. En marzo, la OTAN también se inscribió en Maven. Durante al menos los próximos cinco años, el producto de Palantir será la plataforma que reunirá toda la información combinada de la alianza de 32 naciones.

Sin embargo, en Landeuro se rumoreaba que el personal no estadounidense no está tan entusiasmado con Maven como sus homólogos del país nortearmericano. El problema es sencillo. Para que el carísimo producto de Palantir funcione a pleno rendimiento, todos los países de la OTAN deben compartir sus datos con la empresa y con Washington. En medio de un giro beligerante de EE UU en materia comercial e incluso de reclamaciones territoriales sobre Canadá y Groenlandia, puede que no todos quieran hacerlo. La reciprocidad también es deficiente. La propia Oficina de Responsabilidad Gubernamental de Washington dijo en abril que las políticas excesivamente restrictivas sobre el intercambio de datos por parte del ejército de EE UU van en contra del sueño de un sistema para toda la OTAN.

Estas restricciones pueden limitar el crecimiento futuro de los ingresos de Palantir fuera de EE UU. En el segundo trimestre de 2024, el 36% de las ventas del grupo procedían de otros países. En el mismo periodo de este año, esa proporción se redujo al 27%.

Para Karp y Thiel, esto puede no tener importancia. El Tío Sam sigue siendo el mayor gastador mundial en defensa. Además, su producto de datos con IA para el sector privado, denominado Foundry, ha obtenido elogiosas opiniones de empresas como Hertz, de alquiler de coches, United Airlines y la cadena de farmacias Walgreens. Karp ha pronosticado de forma grandilocuente que las ventas no gubernamentales, que el año pasado representaron el 45% de los ingresos totales, se multiplicarán por diez para 2030, lo que supone un aumento anual del 60%. En el último trimestre, logró una tasa interanual del 93% de expansión de las ventas comerciales en EE UU.

En resumen, los analistas de Morningstar sugieren que Palantir podría acaparar un 3% de un mercado mundial de software que podría alcanzar un valor de 1,6 billones en 2033. La valoración actual de la empresa se sitúa en un múltiplo de 7,6 veces los 48.000 millones de ingresos implícitos, en comparación con las 5,4 de Microsoft en relación con el mismo año.

Mientras, renunciar a las capacidades de Palantir puede resultar cada vez más caro e inconveniente para los inquietos aliados militares. El Pentágono sigue liderando la alianza occidental; no estar en su sistema operativo puede no ser sostenible para siempre. Como implica la reciente minicaída del 15% en las acciones, los inversores las han valorado sin dejar margen de error. Pero Karp tiene un camino hacia el dominio no del todo inverosímil que las primes originales solo pueden envidiar.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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