Políticas claras en el impulso del coche eléctrico
España no puede dejar caer justo en este momento a un sector que está apostando por el país como un ‘hub’ de producción de este tipo de vehículos


Las ventas de vehículos eléctricos están viviendo un año que parecía impensable en el mes de enero, cuando España se quedó sin ayudas a la compra. Durante estos meses, el sector se ha puesto las pilas y ha puesto toda la carne en el asador para incentivar la compra, con modelos cada vez más atractivos en precio y en prestaciones, ofreciendo autonomías cada vez más extendidas para los eléctricos puros o híbridos enchufables, capaces de recorrer hasta 200 kilómetros en modo eléctrico. La vuelta a la vida del Plan Moves el pasado 1 de abril fue un incentivo clave para el sector, que ahora teme por la continuidad de un programa que ya se ha agotado en las zonas de mayor demanda de eléctricos, que son Madrid y Cataluña.
El sector, por momentos muy crítico con el Gobierno por lo limitado de las ayudas, ha alimentado el apetito de sus clientes adelantando en muchos casos las subvenciones del Moves. Sin embargo, las marcas no aguantarán el tirón eternamente si se dejan morir los incentivos a la adquisición. Además del lógico efecto negativo sobre las matriculaciones, un escenario sin subsidios impactará sobre la industria nacional, que ya sufre el enfriamiento de la demanda de coches nuevos en Europa.
España no puede dejar caer justo en este momento a un sector que está apostando por el país como un hub de producción de vehículos eléctricos. Es el caso, por ejemplo, de gigantes como como el grupo Stellantis, que no solo fabrica eléctricos en sus tres plantas nacionales, sino que también levantará una fábrica de baterías en Zaragoza de la mano de la china CATL.
Volkswagen, por su parte, el segundo mayor fabricante de coches en el país, lanzará en los próximos meses al mercado sus tan anunciados coches made in Spain eléctricos de 25.000 euros, los más baratos del grupo hasta que llegue el modelo de 20.000 euros que planea ensamblar en Portugal de cara al ejercicio de 2027.
El sector en su conjunto avanza hacia el coche eléctrico y no se puede permitir más retrasos en el desarrollo de esta movilidad. Y el país no puede permitirse la pérdida de empleo en su industria más importante. La transparencia y la visibilidad sobre las ayudas, elementos que no siempre han brillado en la acción de gobierno en lo que respecta al vehículo eléctrico, son clave para respaldar las decisiones de compra. También para democratizar el acceso a una transición que no puede ser solo patrimonio de quienes más tienen. Sería una pena que el motor se gripase cuando se ha recorrido la mitad de camino.

