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Perfil
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Christopher Waller, el economista flexible que aspira a dirigir la Fed

Lidera las quinielas para suceder a Powell, gracias a su pragmatismo y defensa de recortes de tipos, en línea con la agenda de Trump

Christopher Waller, gobernador de la Fed
Daniel Soufi

La carrera por suceder a Jerome Powell al frente de la Reserva Federal tiene un nuevo protagonista. Christopher J. Waller (Nebraska City, Estados Unidos, 66 años), uno de los siete gobernadores del banco central, se ha colocado en cabeza de las quinielas gracias a su defensa de los recortes de tipos. Una postura que, más que un guiño a Donald Trump, responde a un historial marcado por el pragmatismo.

Su nombre, que ya supera en los mercados de predicción al de otros aspirantes como Kevin Warsh y Kevin Hassett, gana cada vez más peso por una combinación de experiencia interna, flexibilidad ideológica y afinidad con las prioridades políticas de la Casa Blanca.

Nominado por el propio Trump en 2019, Waller irrumpió en el debate público con una disidencia insólita en varias décadas. En la última reunión del Comité Federal de Mercado Abierto, él y Michelle Bowman, actual vicepresidenta de Supervisión de la Fed, votaron a favor de recortar los tipos de interés, desmarcándose de la mayoría del organismo.

A diferencia de Powell, Waller sostiene que la inflación subyacente ya roza el objetivo del 2% y que la ralentización del mercado laboral justifica un movimiento preventivo para que la Fed no se quede rezagada. Un argumento que resuena con fuerza entre los asesores de Trump, crítico con la política de tipos de Powell.

La conexión es tan evidente que, según fuentes cercanas al proceso, el gobernador ya se ha reunido con el equipo de transición del presidente para discutir el puesto. Lejos de evitar la controversia, ha adoptado un tono desafiante: “Si no te gusta que te critiquen, no aceptes el cargo”, dijo en referencia a Powell, y defendió que el presidente “tiene la libertad de decir lo que quiera sobre política monetaria, como cualquier otra persona”.

El debate interno en la Fed coincide con un momento políticamente delicado. La gobernadora Adriana Kugler presentó su dimisión anticipada, efectiva el pasado día 8, cinco meses antes de lo previsto. Su salida ofrece a Trump la posibilidad de nombrar de inmediato a un nuevo miembro alineado con su agenda. La Casa Blanca ya ha puesto nombre al relevo: Stephen Miran, actual presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca. Además, Trump exigió el miércoles la dimisión de la gobernadora Lisa Cook, por un asunto relacionado con dos hipotecas personales.

Tras doctorarse en Economía, Waller inició su carrera docente en 1985 como profesor en la Universidad de Indiana, donde llegó a dirigir los estudios de posgrado del departamento. A finales de los noventa asumió la cátedra Carol Martin Gatton de Macroeconomía en la Universidad de Kentucky, etapa que compaginó con su labor como investigador asociado en el Centro de Estudios de Integración Europea de la Universidad de Bonn, en Alemania.

En 2003 recaló en la Universidad de Notre Dame, donde ocupó la cátedra Gilbert F. Schaefer de Economía hasta 2011. En 2009 dio el salto de las aulas a la Reserva Federal, al ser nombrado vicepresidente ejecutivo y director de investigación del Banco de la Fed de St. Louis. Allí se convirtió en el principal asesor de James Bullard, presidente de esa sucursal. Esa década, entre 2009 y 2020, lo consolidó como un experto interno de la Fed, conocedor de los engranajes de la política monetaria y del funcionamiento institucional del banco central.

Trump anunció su nominación al consejo de gobierno en 2019 y fue confirmado por un estrechísimo margen de 48 a 47 votos, el más ajustado en décadas. En paralelo, legisladores de ambos partidos impidieron el nombramiento de Judy Shelton, también propuesta por el presidente de EE UU.

Desde diciembre de 2020, Waller ocupa un asiento en el consejo –con mandato hasta 2030– y participa con voz y voto en las decisiones de política monetaria y de supervisión financiera, además de presidir el Comité de Asuntos de los Bancos de la Fed y gestionar áreas clave como pagos y compensación.

Su trayectoria refleja un pragmatismo poco común en el corazón de la Fed. Mientras algunos lo acusan de voluble, sus defensores lo describen como un economista capaz de adaptar sus convicciones al contexto. Antes de llegar a la junta era considerado una paloma. Pero la explosión inflacionaria de 2021 lo transformó en un halcón: pidió una reducción enérgica del balance y subidas contundentes de tipos, incluso a riesgo de frenar la actividad económica. “La estabilidad de los precios es la prioridad, por encima de todo”, afirmó entonces.

Cuando la inflación empezó a ceder en 2023 y 2024, volvió a virar. Al constatar que la economía se encaminaba hacia un aterrizaje suave, un escenario que él mismo había defendido, abogó por iniciar pronto los recortes de tipos para evitar un ajuste excesivo que dañara el empleo. Esa convicción sobre la desaceleración laboral fue la que lo ha llevado a disentir de la mayoría y a reclamar un recorte inmediato.

En el plano personal, Waller está casado y es padre de tres hijos. Durante su audiencia de confirmación ante el Senado, en 2020, se tomó un momento para agradecer con emoción el apoyo de su esposa, de sus hijos y de su madre, a quien describió como “la heroína” de toda su vida. Quienes han trabajado con él lo retratan como un hombre afable y directo, con una claridad expositiva poco habitual en el mundo de jerga técnica de la Fed, fruto de sus años como docente.

Según Ipek Ozkardeskaya, analista de Swissquote Bank, Waller representa un perfil moderado, y en sintonía con las ambiciones de Trump de recortar los tipos. Para los mercados, su llegada a la presidencia de la Reserva Federal podría ser bien recibida en el corto plazo, al anticipar que mantendría un camino de recortes graduales. Aun así, los analistas advierten: en el tablero de Washington, el favorito de hoy puede dejar de serlo mañana.

Apoyo a las ‘stablecoins’

Waller muestra escepticismo hacia un dólar digital, pero apoya las stablecoins como alternativa viable a las CBDC (monedas digitales de bancos centrales), siempre que estén respaldadas por activos seguros y reguladas estrictamente. En discursos recientes, ha destacado su potencial para mejorar el sistema financiero, pero advierte sobre los riesgos sistémicos de las criptomonedas no reguladas.

Sobre la firma

Daniel Soufi
Colabora con distintas secciones de EL PAÍS desde septiembre de 2022. Además, ha publicado en medios como eldiario.es y la revista 'Yorokobu'. Graduado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid. Cursó el máster de Periodismo UAM-EL PAÍS en la promoción 2021-2023.
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