La salida de Evergrande de la Bolsa es un momento incómodo para China
El evento llama la atención sobre una recesión inmobiliaria larga y caótica sin una solución integral a la vista

Las acciones de China Evergrande serán retiradas de la Bolsa de Hong Kong el día 25, unos 19 meses después de su suspensión, tras no haber podido reanudar su negociación según las normas. Este momento debería haber marcado el final de un capítulo difícil para el mercado inmobiliario de la segunda economía más grande del mundo. En cambio, llama la atención sobre una recesión larga y caótica sin una solución integral a la vista.
La amplia campaña de desapalancamiento del presidente Xi Jinping apenas llevaba un año en marcha cuando Evergrande incumplió el pago de un bono en dólares estadounidenses en diciembre de 2021. Cuando comenzaron las negociaciones para reestructurar su deuda total, de 300.000 millones de dólares, los acreedores adoptaron una postura firme, al considerar que una rápida recuperación del mercado inmobiliario ayudaría reflotar la que seguía siendo la mayor promotora inmobiliaria de China por volumen de ventas.
De hecho, los ciclos de auge y caída en la República Popular solían ser frecuentes y rápidos. El mercado inmobiliario estaba en crisis cuando Evergrande salió a Bolsa en Hong Kong en 2009. Su capitalización bursátil alcanzó un máximo histórico de 53.000 millones de dólares en 2017 gracias a la campaña de Xi para combatir la deflación abordando el exceso de oferta de viviendas en todo el país.
Aunque la economía vuelve a luchar contra la deflación, Xi se ha negado hasta ahora a volver a ese manual. No hay grandes estímulos inmobiliarios. La inversión inmobiliaria cayó otro 11% en los primeros seis meses de 2025, en comparación con el mismo periodo del año anterior. En el comunicado de la reunión de julio del Politburó, que suele establecer las prioridades económicas para la segunda mitad del año, no se mencionó el mercado inmobiliario.
En su lugar, la Administración de Xi está permitiendo a los gobiernos locales formular sus propias políticas de vivienda. Así, aunque los precios y las ventas se recuperan en algunas ciudades como Pekín y Shanghái, es poco probable que se produzca una reactivación a nivel nacional a corto plazo. Este fragmentado panorama supondrá un reto para las empresas inmobiliarias que se expandieron por todo el país en los anteriores ciclos de auge. En un informe publicado esta semana, los analistas de HSBC prevén una recuperación “muy divergente”, que beneficiará a los actores respaldados por el Estado con un fuerte poder de fijación de precios en los mercados regionales.
Ninguno de los otros grandes rivales de Evergrande ha puesto fin de forma decisiva a sus problemas: Country Garden se enfrenta a una solicitud de liquidación, y los acreedores de Sunac aceptaron en abril una segunda reestructuración de la deuda en otros tantos años. Tampoco hay un camino claro para resolver el caos de Evergrande.
Tras asumir el control de la empresa hace 18 meses, los liquidadores Edward Middleton y Tiffany Wong, de Alvarez & Marsal, presentaron el martes su primer informe de progresos y revelaron que solo se habían recuperado 255 millones de dólares, frente a los 45.000 millones en reclamaciones presentadas. No es de extrañar que Pekín dé prioridad a la finalización de los proyectos en el continente frente a los acreedores extranjeros, pero es un incómodo recordatorio de la profundidad de la crisis inmobiliaria que atraviesa China.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

