Doble dividendo para los bancos británicos en el caso de la financiación de automóviles
Su victoria judicial relativa les permite además evitar la intervención política

¿Cuándo es una factura de hasta 18.000 millones de libras (21.000 millones de euros) una buena noticia? Esa es la cantidad máxima que los bancos y entidades de crédito al consumo del Reino Unido, como Lloyds y Close Brothers [el Santander entre ellos], tendrán que desembolsar conjuntamente para compensar a los prestatarios por préstamos injustos para la compra de automóviles. Pero la fuerte subida de sus acciones ayer refleja tanto un golpe financiero más suave como el hecho de que se ha evitado una reacción política que podría haber sido aún más dañina.
La saga de la financiación de automóviles en Gran Bretaña tiene ecos del escándalo de los seguros de protección de pagos, en el que los prestamistas tuvieron que indemnizar a los clientes por seguros vendidos indebidamente que no necesitaban ni querían. Eso supuso más de 40.000 millones de libras en pagos compensatorios, lo que lastró los beneficios de los bancos durante años.
El último escándalo afecta a préstamos comercializados por concesionarios, que se embolsaban comisiones de las entidades crediticias y, en algunos casos, recibían incentivos para cargar a los clientes créditos innecesariamente caros. Una sentencia del Tribunal de Apelación británico dictada en octubre aumentó el riesgo de que cualquier préstamo con una comisión no revelada pudiera considerarse abusivo.
Esto podría haber dado lugar a pagos masivos similares a los de los seguros de protección de pagos: los analistas de RBC estimaron un escenario pesimista de 29.000 millones de libras para los bancos y las entidades de financiación. Lloyds, con una cuota de mercado del 14%, era el más expuesto de los bancos minoristas del Reino Unido. Desde octubre, sus acciones se han negociado en su mayoría con un descuento respecto a su competidor Natwest.
Sin embargo, el viernes, el Tribunal Supremo del país desestimó dos de los tres casos clave. También estableció un listón más alto para la reparación. Como resultado, es probable que los bancos y las entidades solo ofrezcan compensaciones en situaciones en las que las comisiones fueran ocultas y sustanciales, o en las que se aumentaran innecesariamente los tipos.
Esto sigue siendo importante: la Autoridad de Conducta Financiera del país calcula que la indemnización total oscilará entre 9.000 y 18.000 millones de libras, y RBC estima que Lloyds podría tener que pagar hasta 1.600 millones. Sin embargo, gran parte de esa cantidad puede cubrirse con las provisiones existentes, que rondan los 1.200 millones. El salto de más de 3000 millones en la capitalización bursátil de Lloyds ayer implica que los inversores estaban preocupados por un pago más elevado y posiblemente atribuyendo una prima de riesgo más alta a la propiedad de las acciones de la entidad.
Pero la verdadera ventaja para los bancos británicos es que la ministra de Economía, Rachel Reeves, ya no tiene que activar un plan descabellado para anular la decisión del Tribunal Supremo. Reeves podría haber argumentado que tenía que proteger el sector de la financiación de automóviles, que en 2023 representaba casi cuatro quintos de las matriculaciones de vehículos privados. Pero proteger públicamente a los bancos mientras se somete a los británicos a la austeridad habría sido una mala imagen.
En última instancia, eso podría haber repercutido en las propias compañías. Aunque la ira de los ciudadanos hacia el sector tras el rescate de 137.000 millones de libras (157.000 millones de euros) se ha calmado, los políticos populistas podrían haberla reavivado. Para los directivos bancarios, evitar volver a ser blanco de críticas y gravámenes es probablemente aún más valioso.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

