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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La apuesta de los inversores por Europa, con asterisco

En el escenario central que manejan los expertos, el Viejo Continente ofrece un mercado a precios menos exigentes que Estados Unidos

CINCO DÍAS

Dice el chiste que los economistas son los mejores expertos del mundo en explicar por qué se equivocaron. El impacto en los mercados de la llegada a la presidencia de Donald Trump parece hecho a la medida de la broma... La Casa Blanca es aún más imprevisible que nunca y sus medidas han tenido el impacto opuesto a lo que anticipaban los analistas. Hace ocho meses el llamado Trump trade era el mantra del mercado: economía estadounidense más fuerte por los aranceles, solidez en las pequeñas compañías de Wall Street expuestas a la economía doméstica, déficit fiscal, debilidad en una Europa castigada por la guerra comercial y dólar fuerte.

La realidad no ha sido totalmente opuesta, o sí lo ha sido, pero a rachas. La magnitud de la ofensiva arancelaria colocó al mercado en posición de emergencia y, si la Bolsa de EE UU está en máximos históricos, no es (como se esperaba) por las políticas de Trump, sino más bien por la convicción de que no llevará a término. Contra pronóstico, Europa ha emergido como oasis de estabilidad y, sobre todo, como una fuente inesperada de crecimiento. Tiene un aire a paradoja, en términos históricos, que el regreso al poder de la CDU haya traído consigo la ruptura de los dogmas de la austeridad que dicho partido exportó al resto de Europa hace 15 años. Y, sobre todo, que dicha ruptura ha provocado un entusiasmo entre los inversores con pocos precedentes. La Bolsa alemana sube el 20% en medio año y las perspectivas, a juzgar por las opiniones de los gestores de fondos, el optimismo va para largo. En similares términos se manifiesta el mercado respecto al euro. La economía europea, a lomos del millonario estímulo para defensa e infraestructuras, es la apuesta del momento.

Todo está sujeto, no obstante, a la gran incógnita que habita entre los muros de la Casa Blanca. Los mercados han pasado por encima tanto de los aranceles del 30% como de las eventuales represalias europeas. Quedan 15 días para que finalice el nuevo ultimátum estadounidense, y el riesgo, en este punto, es que Washington interprete la falta de reacción del mercado como prueba de la validez de las políticas.

Ahora bien, en el escenario central que manejan los expertos, es decir, un aumento de los aranceles que no sea excesivamente disruptivo, Europa ofrece un mercado a precios menos exigentes que Estados Unidos, unas perspectivas razonables de crecimiento y una estabilidad en las políticas que los inversores, hoy por hoy, ponen en valor.

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