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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La de Musk contra Trump es una batalla perdida

El dinero puede comprar poder, pero el fundador de Tesla pagó para que otra persona lo tuviera

Donald Trump, en unas instalaciones de SpaceX en Brownsville (Texas, EE UU), en noviembre de 2024.

El dinero puede comprar poder, pero Elon Musk pagó para que otra persona lo tuviera. Después de gastar más de 250 millones de dólares en respaldar la campaña de Donald Trump, la agria escisión entre ambos ha evaporado 150.000 millones de dólares del valor de mercado de Tesla. Al elegir una batalla perdida, Musk está poniendo aún más en riesgo su futuro y el de sus inversores.

El dueño de X es una fuerza formidable, con un patrimonio neto que se acerca a los 400.000 millones, según Forbes. SpaceX representaba el 85% del cargamento destinado a órbita a principios de 2024. Tras pagar 44.000 millones por Twitter, lo convirtió en un foro más amigable para los seguidores del presidente. Cualquier cambio en los algoritmos podría alterar eso; además, la abultada cartera de Musk podría usarse para apoyar a candidatos contrarios a Trump.

Pero la amenaza de este de cortar los fondos del Gobierno a las empresas de Musk pone de manifiesto el verdadero equilibrio de poder. SpaceX por sí sola tiene en juego contratos por valor de unos 22.000 millones. Los profundos vínculos de Tesla con China, donde generó un quinto de sus ingresos en 2024, también pueden despertar la ira del presidente. Las represalias de Xi Jinping también podrían ser dañinas.

Musk tampoco está haciendo ningún favor a sus empresas. Ha alejado a Tesla del dominio del mercado de masas para dedicarse a la conducción autónoma. Los reguladores nacionales tienen preguntas incómodas sobre los servicios de taxis robóticos. Un entorno regulatorio más hostil socavaría el ambicioso proyecto, dejando un negocio automovilístico en declive a la zaga de sus rivales chinos.

Si Musk no diera marcha atrás (como ha empezado a hacer), los costes se dispararían. Después de haberse ganado la antipatía de los demócratas favorables a las energías renovables, también podría ahuyentar a los republicanos partidarios de Trump. Una relación conflictiva con SpaceX probablemente sea insostenible para la NASA. Recaudar fondos para su empresa de inteligencia artificial podría resultar más difícil, al igual que conseguir contratos del Gobierno de EE UU para su empresa de tunelización.

Musk ha alcanzado el éxito desafiando las limitaciones científicas percibidas, pero ahora se está topando con los límites del dinero.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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