Los fármacos antiobesidad para todo el mundo son un arma de doble filo
Si aumentan los usos de Ozempic o Mounjaro, más empresas se interesarán por producir los compuestos

Los beneficios de los medicamentos contra la obesidad pueden ir mucho más allá de lo que indica su etiqueta. Los pioneros tratamientos de Novo Nordisk y Eli Lilly podrían ayudar a prevenir enfermedades como el cáncer. Una aplicación más amplia parece una bendición para los dos gigantes farmacéuticos, pero puede que no sean los únicos beneficiarios.
Cada semana parece que los GLP-1, la clase de fármacos que incluye Ozempic y Wegovy, de Novo Nordisk, así como Zepbound y Mounjaro, de Eli Lilly, muestran un nuevo beneficio inesperado. La anterior, un estudio sugirió que Ozempic ayudaba a prevenir el cáncer colorrectal. Novo Nordisk también está probando si el mismo medicamento puede reducir el riesgo de padecer la enfermedad de Alzhéimer (se espera que en septiembre complete la seguridad y eficacia de la semaglutida para ese uso). Eli Lilly está testando si la tirzepatida, el ingrediente activo de Mounjaro, puede ralentizar la progresión de la enfermedad renal.
Los científicos siguen descubriendo nuevas formas de actuar de los GLP-1. Diseñados originalmente para regular la producción de insulina, más tarde surgieron como potentes supresores del apetito. Pero también reducen la inflamación, que puede ser un factor en los cánceres relacionados con la obesidad y provocar un deterioro cognitivo. Esto aumenta la posibilidad de que la población de pacientes sea mucho mayor: aproximadamente 15 millones de estadounidenses toman actualmente estos medicamentos para la diabetes o la obesidad, pero eso sigue siendo solo la mitad del número de pacientes que utilizan estatinas, un fármaco contra el colesterol.
Aun así, para llegar a un número tan elevado de clientes, el mercado de los remedios contra la obesidad tendrá que evolucionar. Para empezar, los preparados tendrán que estar disponibles en forma de pastillas, lo que facilita su transporte y administración. Esto debería de suceder: tanto Lilly como Novo Nordisk están trabajando en nuevos tratamientos orales.
En segundo lugar, los medicamentos tendrán que dejar de estar protegidos por patentes para que bajen los precios. Esto no sucederá en Estados Unidos hasta 2031. Actualmente, una dosis de Ozempic tiene un precio de venta al público de 1.349 dólares (1.200 euros, al cambio actual) al mes en el país norteamericano, aunque las aseguradoras y los Gobiernos suelen aplicar descuentos. Novo Nordisk cobra 499 dólares al mes a los clientes que compran directamente a la empresa, lo que supone un precio de venta al público de alrededor de 6.000 dólares al año.
Sin embargo, sería necesaria una expansión masiva del uso de los fármacos para bajar de peso para ayudar a Novo Nordisk y Eli Lilly a compensar la pérdida de ingresos al perder la exclusividad. En promedio, los precios de los medicamentos caen un 80% cuando dejan de estar protegidos por patentes. En ese caso, se necesitarían cinco veces más pacientes para generar los mismos ingresos que antes de la expiración de la patente, lo que implicaría que unos 75 millones de estadounidenses tendrían que tomar GLP-1. Eso equivaldría a más de la mitad de la población estadounidense mayor de 45 años.
Sin embargo, un grupo mucho mayor de clientes también atraería más el interés de los fabricantes de remedios genéricos. Si los preparados se recetan ampliamente para una serie de enfermedades, más empresas buscarían entrar en el mercado y hacerse con una cuota de él. Eso probablemente haría bajar aún más los precios. El compuesto que contiene el Viagra, por ejemplo, lo fabrican ahora más de una docena de empresas. GLP-1 puede llegar a convertirse en el fármaco más popular del mundo, pero habrá más ganadores además de Eli Lilly y Novo Nordisk.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías