A tientas
El Banco de España lamenta que no se haya aprovechado lo suficiente el actual ciclo económico para prepararse fiscal y financieramente


El último informe anual del Banco de España, publicado ayer, muestra la dificultad de hacer predicciones en un mundo que se adentra en un terreno desconocido en mucho tiempo. La economía española mantiene un patrón de crecimiento robusto, superior al de países como Alemania o Francia. Y se antoja más estable por la menor exposición española a la guerra arancelaria con EE UU, el gran rompecabezas actual.
Pero la economía se ha vuelto más inestable desde que Donald Trump exhibiera en el jardín de la Casa Blanca las nuevas tarifas arancelarias que su Administración pretende aplicar, ahora pausadas por la tregua de 90 días anunciada al poco por el presidente estadounidense. Y por eso el Banco de España hace un ejercicio de posibilidades. Ante una mera elevación de los aranceles, el PIB español debería resentirse en una décima anual para un promedio de tres años. Pero si la guerra se intensifica y sus efectos de contagian al sistema financiero, el impacto puede triplicarse y la economía se dejaría hasta tres décimas de crecimiento.
El precedente es poco alentador. En el escaso tiempo en que los nuevos aranceles estuvieron en vigor, la alteración sobre las Bolsas y los mercados de deuda fue más que evidente. De hecho, se considera que fueron esos efectos los que llevaron a Trump a dar su brazo a torcer, al menos temporalmente.
Pese a ello, el informe anual señala que el arancel medio que pagan quienes importan bienes españoles a EE UU ya se ha elevado del 3% al 12%. Y anticipa que en un futuro podría rondar el 18%. No hay duda de que la peor parte se la llevará la primera potencia mundial, cuya economía ya se contrajo un 0,1% en el primer trimestre. Europa no se librará de las consecuencias.
En España, con un saldo comercial deficitario con EE UU, el temor es más bien que el debilitamiento de los socios comunitarios acabe por afectar a sus exportaciones de servicios. Y notablemente al turismo. El propio debilitamiento estadounidense afecta al mercado extraeuropeo que más turistas envía a España, unos cuatro millones al año, mientras que un deterioro económico general puede traducirse en menos viajes a nivel global.
El panorama, no dramático pero sí sembrado de incertidumbres, repercute sobre otros puntos débiles que señala el Banco de España. El organismo lamenta que no se haya aprovechado lo suficiente el actual ciclo económico para preparar fiscal y financieramente ante la llegada de vientos menos favorables. Y todo indica que estos ya han comenzado a soplar.