Patata caliente para el Gobierno, partido abierto en la Bolsa
Que los números de la opa de BBVA a Sabadell estén ajustados no eximirá al Ejecutivo de explicar muy bien su próxima decisión


La decisión de la CNMC, en términos generales conforme a lo que esperaba el mercado, deja la operación en manos del Consejo de Ministros. Será una decisión política, basada en criterios económicos, la que decida sobre el posible destino de Banco Sabadell, pues el destino último será, en todo caso, cosa de los accionistas. Es una patata caliente para el Ejecutivo en varios niveles. De entrada, desde el lado de la competencia, la unanimidad conseguida por la CNMC implica que el eventual veto a la fusión tendría una mala lectura a ojos de los inversores. El componente político, teniendo en cuenta la aritmética parlamentaria actual, estaría no solo en los titulares de la prensa doméstica, sino también en los informes de los analistas internacionales
Pero, dada la relación de rentabilidad-riesgo, el Gobierno bien puede endurecer las condiciones. La dimensión de Sabadell no es suficiente como para crear una entidad mucho más significativa, a escala europea, de lo que es ahora BBVA, ni se trata de una operación de la que dependa la estabilidad del sistema financiero. Y, por otro lado, Banco Sabadell no es un banco cualquiera; su implantación regional y su conexión con el tejido productivo catalán (la segunda comunidad en términos de PIB, con un papel crucial de la mediana empresa) refuerza la tesis de que, más allá de los test de mercado aplicados por la CNMC, el Ejecutivo tenga motivos para curarse en salud.
Bajo una lectura estrictamente financiera, hace apenas tres meses BBVA ha elevado el dividendo un 27% y anunciado programas de recompras de acciones por valor de más de 1.000 millones de euros, mientras la oferta a los accionistas de Banco Sabadell está compuesta únicamente por acciones. El banco está apostando muy fuerte por la operación desde el punto de vista corporativo, pero no ha puesto toda la carne en el asador cuando se trata de cifras. Y Sabadell ha subido más en lo que va de 2025 de lo que subió hace poco más de un año a resultas de la opa. Los números ayudan a entender tanto la oposición del consejo de Sabadell como las dudas entre sus accionistas.
Que los números de la opa estén ajustados no eximirá al Gobierno de explicar muy bien su próxima decisión. De momento, el BBVA ha aceptado las nuevas condiciones vinculadas al crédito, pero no sabemos el impacto en los ahorros previstos de la operación. Siendo este el punto de bloqueo hasta el miércoles, cabe pensar que las garantías a las pymes catalanas seguirán marcando las decisiones. Ahora, está por ver en qué punto a Carlos Torres le dejan de salir las cuentas. O si le salen tan bien que puede pagar un poco más. El partido sigue abierto.