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Columna
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¿Cuánto cuesta un apagón? Caja de herramientas para comprender el cálculo

Para cada español el coste del incidente eléctrico habría supuesto unos 10 euros, pero este no estaría distribuido de igual modo

DVD 1264 28/04/25 Barcelona. Un apagón de luz generalizado afecta a toda España.
En la imagen, un establecimiento de alimentación trabaja de noche con la ayuda de velas y una linterna en el barrio de la Bórdela. [ALBERT GARCIA]

Hace justo una semana me disponía a cerrar la clase del lunes justo a las 12:30. Habíamos hablado del mercado de trabajo, de las reformas. La crisis de la covid fue central durante buena parte de la sesión y, por supuesto, la reforma laboral de 2021. Cuando les resumí lo hablado, les predije un buen comportamiento del empleo para 2025, aunque no tanto como 2024. Sin embargo, como debe ser, les dije que siempre estamos al arbitrio de eventos no esperados, de caprichos de gente con capacidad de decidir sobre nuestro futuro y de otro tipo de eventos tal y como en 2020 pudimos sufrir. Cinco minutos más tarde viviríamos uno de esos eventos que podremos contar a nuestros nietos: “Yo viví el apagón de 2025”.

Justo en ese preciso momento, al igual que en marzo de 2020, un economista, después de valorar otro tipo de daños, entre los que colocaríamos los potenciales personales y de seguridad, trata de valorar cuánto, económicamente, sería el coste del apagón. Obviamente, antes de eso sería necesario esperar a saber cuánto tiempo estaríamos sin luz. Una vez vuelta la normalidad, ya podríamos estimar una cifra que más o menos pudiera encajar con lo sucedido. Esta es la historia sobre cómo buscar esa cifra, por muy imprecisa que fuera, como vamos a ver.

Lo primero que debemos comprender es que esta es una estimación de una cifra cuyo valor real es imposible conocerlo de forma exacta. Cualquier valoración siempre estará sujeta a muchas imprecisiones, por lo que los datos que un día después muchos comenzamos a ofrecer a los medios eran o bien máximos o bien cifras que podrían estar dentro del rango de lo admisible, aunque nunca como valor cierto.

Así, el primer paso es tratar de calcular cuánto produce la economía española al día. Si miran la figura adjunta, en ella se muestra una estimación de lo que se generó por cada día de la semana en España y por trimestre de 2024 de PIB. Las cajas representan el hecho de que no todos los lunes o martes o resto de días se generó el mismo PIB. Para llegar a estos datos lo que se ha hecho es “interpolar” con ayuda de indicadores con datos diarios el PIB del año 2024. En mi caso usé tres indicadores, la propia producción de energía eléctrica, que en el corto plazo es un buen indicador, las ventas diarias de grandes empresas publicadas por el INE y la afiliación diaria publicada por la Seguridad Social.

Infografía. Boxplot El análisis del PIB diario estimado por día de la semana y trimestre del año permite observar con claridad los ciclos de la actividad económica en España. De lunes a jueves se registran los valores más altos y estables, lo que refleja el núcleo de la semana laboral. Los viernes y sábados muestran niveles intermedios, con menor producción pero aún relevantes, especialmente los sábados en algunos trimestres. Los domingos destacan por una caída drástica del PIB diario, acorde con el parón generalizado de la actividad. Esta distribución semanal del PIB aporta una visión detallada de cómo se genera riqueza en el país a lo largo del calendario, y resulta especialmente útil para interpretar estacionalidades, planificar recursos o estudiar el impacto de sectores como el turismo o el comercio.

Con esto podemos saber que un lunes normal del segundo trimestre de 2024, el PIB suele ascender a unos 4.500 millones de euros, es decir, unos 100 euros por persona. Con este dato ya podíamos empezar a trabajar.

Un indicador aproximado de “caída” de actividad puede ser, precisamente, el de consumo energético. Si miramos cuánto estuvo por debajo de su valor habitual y calculamos esa brecha, podríamos tener una estimación certera. Lo que sabemos es que la caída de la energía eléctrica generó un saldo de aproximadamente el 20% del consumo habitual para ese lunes. Si asumimos que este 20% es más o menos la actividad que se dejó de hacer ese día, ya tendríamos una primera cifra tentativa: 900 millones de euros. Es decir, algo menos de 20 euros por persona.

Pero aquí hay un problema, o mejor dicho varios. En primer lugar, no todas las actividades tuvieron que parar. Por ejemplo, el transporte por carretera o urbano que no necesitaba energía eléctrica, se mantuvo. E incluso algunos tuvieron picos de actividad muy superiores a lo habitual, como fue el taxi o las VTCs. Pensemos también en sanidad y administración, donde en algunos casos existen medios para ser autónomos durante unas horas y mantener con ello su actividad, aunque no sea a los niveles establecidos por la normalidad. En segundo lugar, hay actividades que se mantienen a pesar de la (falta de) luz, como es, por ejemplo, buena parte del turismo. Así, pasear y admirar monumentos no necesita de luz eléctrica. Las pernoctaciones y su coste dudo que cambiara salvo si los hoteles, por las molestias sufridas, decidieron hacer algún tipo de descuento. En la agricultura y la ganadería tanto el trigo como la carne de cerdo mantuvieron su proceso de crecimiento y engorde, por lo que la luz no hizo parar buena parte de esta actividad. En tercer lugar, para ciertas actividades donde sí fue relevante la pérdida de suministro, pudieron solventarla en parte mediante el uso de alternativas parciales, como servicios de restauración en frío, o para el pago, mediante el efectivo o el crédito, allí donde se fía. Finalmente, y sobre todo en servicios, la flexibilidad de las tareas permitirá recuperar en los días siguientes aquello no realizado.

Es obvio que, sin embargo, hay pérdidas, como por ejemplo en actividades donde la brecha de tiempo es nula, como industrias donde la cadena de montaje va siempre al máximo, y su producción se corresponde a turnos que mantienen la actividad 24/7. En estos casos no será posible recuperar tan fácilmente lo perdido.

Así pues, a la cifra de 900 millones de euros habría que restar por las razones antes comentadas, una buena cantidad de esos euros. Dicha resta es siempre, como se ha dicho, estimada. En mi caso no me sentí con capacidad de asumir tal cálculo, pero el Ministerio de Economía publicó el pasado miércoles una cantidad que estaría en torno a los 400 millones. Así pues, esos 900 millones sería una cota superior que en ningún caso se alcanzaría, por los argumentos esgrimidos, mientras que esos 400 millones sí estarían más cerca de lo que podríamos considerar como razonable.

Esto implica que para cada español el coste del apagón habría supuesto unos 10 euros. Sin embargo, dicho coste no estaría de igual modo distribuido. Muchos somos los que en costes no habremos sufrido daño alguno mientras habrá habido negocios donde este haya sido muy significativo. Pero como mucho podemos hablar de esos 400 millones. Para el segundo trimestre de 2025 sería algo menos de una décima de crecimiento, lo que entra en el margen de error de las estimaciones del PIB trimestral, y por ello imposible de valorar, y para el conjunto del año no llegaría a las tres centésimas de PIB.

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