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La tribuna de los fondos
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Mercados de capitales, financiación y una oportunidad para la transformación europea

El intenso inicio del segundo mandato de Trump ha servido como verdadero resorte para la reacción del continente

Union Europea

Europa ya ha tenido que reinventarse muchas veces a lo largo de su historia, pero la situación que atraviesa en el momento actual pone al continente en una tesitura que no había vivido nunca. No es menos cierto que, ya desde unos años, sobre todo a raíz de la pandemia del covid, Europa ya estaba empezando a asumir la necesidad de poner en marcha una transformación integral que le permita seguir siendo un territorio competitivo a nivel económico y financiero, dentro de un mundo que no es el mismo que el de hace siglos, o incluso décadas, cuando la supremacía europea en diferentes ámbitos era evidente.

Los acontecimientos que han tenido lugar en los últimos meses no están más que empujando ese cambio de paradigma a nivel económico, social y político, que puede provocar, entre otros efectos, que Europa quede como un territorio con escasa relevancia desde el punto de vista económico y empresarial, ante la nueva configuración del orden mundial y el empuje demográfico de otros territorios, especialmente India o China.

El intenso inicio del segundo mandato de Donald Trump que, entre otras cosas, ha suscitado dudas sobre la lealtad de EE. UU. a la alianza de la OTAN y ha puesto en tela de juicio el apoyo continuo a Ucrania, ha servido como verdadero resorte para la reacción del continente europeo, que parece que está tomando conciencia sobre la necesidad de fortalecer su situación, lo que implica mayores esfuerzos presupuestarios en materia de seguridad y defensa, tratando de no menguar otros gastos, lo que a su vez implica buscar nuevas fuentes de financiación, incluida la movilización de más inversión privada para financiar las transformaciones, por ejemplo en infraestructuras.

Parece que los dos grandes líderes históricos del proyecto europeo, Alemania y Francia, han tomado el mando, apostando por una acción rápida y coherente, para ahormar una nueva capacidad militar y de defensa, que empuja a incrementar el gasto en defensa en todos los países del continente. Con este fin, se espera que todos los gastos de defensa que superen el 1% del producto interior bruto (PIB) queden exentos del freno de la deuda, además, se creará un fondo especial de 500 000 millones para gastos de infraestructura, que se gastará durante un período de diez años en protección contra desastres, infraestructura de transporte, hospitales, infraestructura energética, ciencia, investigación y desarrollo y digitalización.

Ese fortalecimiento de la defensa y la seguridad también se está debatiendo en el llamado plan REARM Europe de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que podría venir acompañado de un nuevo instrumento de la UE para préstamos respaldados por el presupuesto. Incluso se está debatiendo si el gasto en defensa de los Estados miembros debe excluirse al calcular el ratio de déficit. Al mismo tiempo, el Banco Europeo de Inversiones está ampliando su mandato para financiar la defensa y se está produciendo un esfuerzo conjunto que pone de manifiesto la ambición de combinar el capital privado y público. Sin duda, se trata de un cambio de escenario que requiere nuevas necesidades y que también provocará un cambio sustancial en los mercados financieros, ahora que existe una necesidad de contar con un cierto margen fiscal para estimular el crecimiento y hacer frente a estos nuevos desafíos que tiene Europa por delante.

Es justo en esta nueva tesitura en la que nos encontramos donde la naturaleza transformadora de la inversión a largo plazo permitirá encontrar en los mercados privados algunas de las oportunidades de financiación que el continente europeo necesita. Más allá de esas nuevas necesidades para sufragar gastos de seguridad y defensa, está ya en marcha una transformación a nivel productivo para lograr financiación que ayude a contribuir al impulso de la seguridad energética y climática, el reacondicionamiento de edificios, la mejora del transporte e infraestructuras energéticas, ejemplos de algunos sectores que pueden impulsar a Europa ante ese nuevo escenario que estamos dibujando.

Todos estos últimos movimientos en el continente, que trata de desperezarse de una cierta apatía que le ha acompañado en los últimos años, están sentando las bases para que se produzcan importantes cambios fiscales y políticos que probablemente también tendrán un impacto significativo en los mercados financieros. Más allá de esas nuevas oportunidades de inversión, fruto de las necesidades de financiación del continente, habrá que estar muy atentos a la evolución de los diferentes activos en las próximas semanas. De momento, parece probable que la curva de rendimiento de los bonos será más pronunciada en los próximos meses, que el Banco Central Europeo (BCE) recortará los tipos de interés, solo dos veces más en los próximos doce meses, hasta el 2,25%, con un nuevo recorte de 25 puntos básicos en el tipo de depósito, hasta el 2,50%, y el euro también podría beneficiarse frente al dólar, al menos en el corto y medio plazo.

En toda Europa, la carrera para la transformación está en marcha. Europa debe continuar innovando y adoptando tecnologías transformadoras que le permitan crear un entorno regulatorio propicio y priorizando la inversión en I+D. Profundizar en el mercado único y completar la Unión del Mercado de Capitales debería ayudar a movilizar capital privado, que se necesita con urgencia para cumplir muchos de los objetivos establecidos para la transformación europea y para responder a la emergencia actual. Las medidas de implementación que ahora se requieren son bastante técnicas y quizá no siempre vayan unidas a los vientos políticos cambiantes, pero los mercados de capitales y las diferentes clases de activos sin duda pueden ayudar a lograr esos objetivos del continente a la vez pueden potenciar los rendimientos y la diversificación de la cartera de los inversores.

Isabel de Liniers es senior sale de DWS Iberia.

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