El inversor que quiere llevar el dinero ‘tonto’ a Wall Street
Yoni Assia, CEO y cofundador de la plataforma de inversión minorista eToro, aspira por segunda vez a salir a Bolsa en Estados Unidos y a entrar en el Nasdaq


En Bolsa, no todo el dinero vale lo mismo. Por un lado, está el de los trajes hechos a medida, corbatas, rascacielos y restaurantes de postín: los inversores institucionales. Por otro, el de los ciudadanos de a pie, con sus ahorros y sus aplicaciones para móvil: los inversores minoristas. Estos últimos han sido tradicionalmente despreciados por los primeros, que los han calificado siempre como dumb money, o dinero tonto, pero que desde la pandemia son legión. Tanto, que una de las plataformas de trading más populares entre ellos, eToro, aspira –por segunda vez– a cotizar en los parqués dominados por los que los desprecian. Al frente está el israelí Yoni Assia, su cofundador y CEO.
Nacido en 1981 en la ciudad de Savyon, la inclinación de Assia por las finanzas empezó pronto: de niño, cuando iba a su restaurante favorito, su padre obligaba a él y a su hermano (y cofundador de eToro), Ronen, a detenerse frente a la pantalla del banco local donde se mostraban los resultados de Bolsa hasta que apareciese Magic Software, su empresa y la primera firma de software israelí que cotizó en el Nasdaq, el índice tecnológico estadounidense. Tres décadas después, esos niños aspiran a seguir los pasos de su progenitor.
Assia estudió Administración e Ingeniería Informática en la británica The Open University. En 2007 se graduó en un máster especializado en esta última materia en la Universidad Reichman (Israel). Obtuvo todos los títulos cum laude. Pero su carrera profesional empezó antes de acabar la etapa formativa: en el ejército israelí, primero, donde sirvió tres años como programador. Y, poco después, aun siendo estudiante, cofundó una empresa que permitía grabar vídeos a bordo de atracciones para luego vendérselos a los clientes de los parques. En 2007, recién graduado, fundó junto a su hermano y a David Ring eToro, “con la visión de abrir los mercados globales para que todo el mundo pueda invertir de forma simple y transparente”, según reza en su perfil de la red social LinkedIn.
El empresario israelí ha enfatizado en muchas ocasiones la importancia de invertir: “Siempre bromeo con mis amigos diciendo que, al entrar en una tienda, normalmente me planteo si quiero comprar las acciones de esa tienda en lugar de comprar cualquier cosa que hay en ella. Prefiero invertir mi dinero en lugar de gastarlo”, contaba en 2021 en una entrevista con El Mundo.
De esta convicción, y con el ejemplo de redes sociales como Facebook o Twitter –ahora X– nació la idea de eToro, una plataforma online que permitiese invertir de forma sencilla. La inspiración de las grandes redes fue clave para el desarrollo de lo que acabaría siendo la plataforma: poco a poco, incorporaron herramientas para que los usuarios se comunicasen entre sí y compartiesen sus estrategias e ideas de inversión. Así, hasta llegar a una de las claves de e Toro: los usuarios populares, inversores que han obtenido rendimientos tan buenos que la red permite a otros replicar sus movimientos de forma automática. El influencer financiero definitivo.
El CEO de eToro, casado con Mor Assia, co-CEO de iAngels –uno de los fondos de capital riesgo más activos de Israel– con quien tiene cinco hijos, ha visto cómo los tiempos se han alineado con su idea del acceso universal a las inversiones: la pandemia fue un catalizador clave. Encerrados en sus casas con una bolsa de ahorro notable, los minoristas se lanzaron a los mercados de capitales, con una participación sin precedentes. Tal fue la afluencia, que llegaron a protagonizar una pequeña revolución contra el dinero listo: la de las acciones meme, cuando una horda de minoristas levantó varios valores –GameStop fue el más emblemático– que estaban en la mirilla de los fondos bajistas.
En ese entorno, Assia intentó en 2021 saltar a Wall Street. Lo hizo a través de una fusión –con una SPAC, compañías que cotizan con el único propósito de fusionarse o adquirir otras, un método muy en boga por entonces– pero acabó abandonando el proyecto: “El mercado simplemente no estaba ahí”, declaró. Sin embargo, aun con sus altibajos, la tendencia a la inversión minorista se ha sostenido tras la pandemia, gracias en buena parte a unas Bolsas que han ido saltando de récord en récord. Todo ello ha dado a eToro renovados argumentos para lograrlo esta vez: sus comisiones aumentaron un 46% el año pasado, hasta los 931 millones de dólares. Tuvo unas ganancias de 192 millones en aquel año y cuenta con más de 38 millones de usuarios registrados.
Con estos números bajo el brazo, la plataforma israelí busca cumplir el sueño de su cofundador de cotizar en el Nasdaq, como ya hizo su padre. Por lo pronto, ha registrado una petición inicial y busca una valoración de 5.000 millones. Si todo sale bien, el dinero tonto podría estar cotizando –ahora sí– en Wall Street en el segundo trimestre de este año.
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