La fiebre por los minirreactores nucleares tiene una vida media corta
Esta energía puede ser más fiable que la solar, pero el coste y la velocidad también importan

La prisa por producir minirreactores nucleares a bajo coste podría tener una vida media corta. En busca de grandes cantidades de energía para los centros de datos que alimentan la inteligencia artificial, Meta, Alphabet y Amazon han apoyado el objetivo de triplicar la capacidad de energía nuclear del mundo para 2050. Las perspectivas de la nuclear son ciertamente más halagüeñas, pero su construcción sigue siendo más cara y mucho más lenta que la de las renovables. El advenedizo enfoque de fabricar reactores más pequeños e idénticos tendrá aún más dificultades para cerrar esa brecha.
Desde la década de los 80, las naciones desarrolladas han construido pocas plantas nucleares tradicionales, en parte gracias a su tendencia a los enormes sobrecostes y retrasos. Dos reactores en Georgia que se pusieron en marcha en 2023 y 2024 tardaron 15 años en construirse y costaron más del doble de su presupuesto inicial, de 14.000 millones de dólares.
Pero la promesa de una fuente libre de emisiones que no flaquee cuando se ponga el sol o se calme el viento sigue tentando a los tecnólogos. Además, la demanda de electricidad en todo el mundo aumentó un 4% el año pasado, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), a medida que se encienden nuevos centros de datos y consumen electricidad. Esta marea creciente está impulsando todas las formas de generación.
Entra en escena el reactor modular pequeño, o SMR (por sus siglas en inglés). En teoría, estos pueden reducir los costes simplificando el diseño subyacente en un conjunto de piezas estándar producidas en masa y fabricadas fuera de las instalaciones. Alrededor de 95 empresas persiguen activamente este sueño, según John Ketchum, CEO de NextEra, el mayor desarrollador de energía del país. Grandes nombres están en la brecha, como el jefe de OpenAI, Sam Altman, y su proyecto paralelo Oklo, o Google y Amazon, que han invertido en Kairos y X-energy, respectivamente. El gigante de la ingeniería con sede en Reino Unido Rolls-Royce está instando al Gobierno británico a que comience a avanzar con nuevos proyectos.
Esta idea no es del todo nueva. Estados Unidos construyó algunos reactores comerciales pequeños en los 60. Pero los reactores más grandes se benefician de las economías de escala, ya que requieren proporcionalmente menos material y menos personal operativo, lo que resulta en una ventaja de un tercio frente a las plantas más pequeñas en cuanto a costes por kilovatio de potencia, calcula el Departamento de Energía, suponiendo que ambos utilicen una tecnología similar.
La modularidad es definitivamente atractiva. Tomemos como ejemplo los reactores de Georgia. Si su diseño pudiera convertirse en un nuevo estándar, producido repetidamente a escala, su coste de por vida podría reducirse en torno a un 70%, hasta los 60 dólares por megavatio, estima el Departamento de Energía. Eso es similar a los proyectos que combinan energía solar y baterías que suavizan la intermitencia, según Lazard. En China, la rara nación que está construyendo una capacidad nuclear sustancial, las cadenas de suministro ampliadas han reducido los costes a aproximadamente un tercio de los de Occidente, según cifras de la Asociación Nuclear Mundial.
Cualquier beneficio adicional de la miniaturización de los SMR aún no se ha demostrado: mientras que China construyó uno hace poco, está previsto que las primeras versiones comerciales en los países occidentales empiecen a funcionar alrededor de 2030. Sin embargo, hay un impulso. Amazon ofreció 334 millones para estudiar el desarrollo de un grupo de SMR. Oklo y su rival NuScale Power, que obtuvo la certificación regulatoria para sus diseños, han salido a Bolsa fusionándose con vehículos cheques en blanco, que en conjunto representan casi 9.000 millones en valor de mercado.
Pero una empresa tendría que dominar para beneficiarse de la eficiencia de la producción en masa. Los compradores no querrán verse atrapados en la incertidumbre y el coste de construir un reactor único de una empresa con perspectivas inciertas de permanencia. Hasta que no se establezca la producción en masa, los SMR probablemente tendrán una desventaja de costes frente a los reactores más grandes.
Y aunque el mundo necesita más reactores nucleares para reducir la electricidad proporcionada por los sucios combustibles fósiles, el impulso comercial para construir incluso grandes reactores, utilizando diseños establecidos, es tibio en el mejor de los casos.
En 2024, se iniciaron las obras de construcción de nueve nuevos reactores en todo el mundo, según la AIE, mientras se pusieron en marcha 7 gigavatios de nueva energía nuclear. Esa es la quinta cantidad más alta añadida en 30 años. Sin embargo, esta marca máxima solo equivale a aumentar la nueva capacidad nuclear mundial en un 2%.
Ahora consideremos la energía solar, que es más rápida de instalar y cuesta una fracción de lo que cuesta la nueva nuclear. El mundo añadió casi 600 gigavatios de capacidad solar el año pasado, según la AIE. Teniendo en cuenta que la solar es intermitente, se generó casi 20 veces más que con la nuclear. Además, la generación solar total se duplica cada tres años.
Pese a todo lo que se habla sobre el renacimiento nuclear, sigue siendo más una posibilidad y una promesa que una realidad comercial. Esto se aplica doblemente a los reactores modulares pequeños. EE UU no terminará ningún reactor nuevo el próximo año. Mientras, las empresas de servicios públicos del país deberían añadir más de 30 gigavatios de solar y 18 gigavatios de baterías este año, estima el Departamento de Energía. Estas tecnologías ya se benefician de la escala y la fabricación en serie a volúmenes que los SMR nunca podrán igualar. La nuclear puede ser más fiable, pero el coste y la velocidad también importan.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías