De Inditex a Renault: las barreras de las empresas de la UE para volver a Rusia son altísimas
El riesgo de retroceso en el país parece aún mayor que el de Irán, a donde volvió Total en 2017 por poco tiempo

Las empresas más grandes de Europa se ven cada vez más obligadas a pensar en lo impensable. El deseo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de alcanzar un acuerdo de paz con Ucrania plantea la posibilidad de que regresen aquellos grupos que se marcharon abruptamente tras la invasión rusa de febrero de 2022, como Inditex, de 156.000 millones de euros; Carlsberg, con 14.000 millones; y Renault, de 14.000 millones. Sin embargo, las barreras para el reingreso parecen inexpugnablemente altas.
Abandonar Rusia fue doloroso. McDonald’s, gigantes de la consultoría y cientos de otras empresas se vieron obligadas a desenredar contratos complicados y a vender plantas de fabricación a un ritmo vertiginoso. Cuando Danone transfirió el control de su negocio lácteo en Rusia, sacrificó el 5% de sus ventas globales. El gigante petrolero Shell abandonó las empresas conjuntas con el mastodonte ruso del gas natural Gazprom, lo que, como dijo la empresa de 187.000 millones de euros, recortaría su beneficio trimestral después de impuestos hasta en 4.600 millones.
En teoría, las empresas tienen un camino de vuelta a lo que, después de todo, es una economía de 2 billones de dólares: algunas incluyeron las llamadas cláusulas de recompra cuando vendieron sus ramas rusas a empresas locales. Renault, por ejemplo, traspasó al Kremlin su participación mayoritaria en el principal fabricante de automóviles del país, Avtovaz, por una tarifa nominal, pero conservó una opción de recompra de la participación a seis años. Mercedes incluyó una estipulación similar cuando acordó vender sus activos rusos a la cadena local de concesionarios de automóviles Avtodom. Y cuando Inditex vendió su negocio a Daher, con sede en Emiratos Árabes Unidos, incluyó la opción de formalizar un futuro acuerdo de franquicia con el comprador.
Sin embargo, sería una sorpresa si se ejecutaran este tipo de acuerdos. Si Renault activa su opción de recompra, tendría que pagar al menos 1.300 millones de dólares para cubrir las inversiones realizadas por Avtovaz desde la venta. Eso es aproximadamente la mitad de los ingresos netos que espera obtener a nivel mundial este año, según las estimaciones de LSEG.
Además, las grandes empresas europeas contactadas por Breakingviews citan dos obstáculos prácticos para volver. Es necesario que haya una paz duradera y que se ponga fin a las sanciones estadounidenses y europeas que han aislado a Rusia de los mercados internacionales. Ambos son problemáticos.
Estados Unidos puede rescindir sus sanciones; de hecho, puede que ese proceso ya esté en marcha. Ya está elaborando un plan para aliviarlas potencialmente, dijeron a Reuters un funcionario estadounidense y otra fuente cercana. Pero el apoyo interno a Ucrania hace poco probable que la Unión Europea o el Reino Unido hagan lo mismo. Las empresas desconfiarán de encontrarse en la misma situación que TotalEnergies en Irán: tras un deshielo en las relaciones entre Washington y Teherán, el grupo energético francés firmó el primer acuerdo occidental con la República Islámica en 2017, solo para retirarse un año después cuando Trump adoptó un enfoque diferente sobre las sanciones.
El riesgo de retroceso en Rusia parece aún mayor. Incluso si Ucrania acepta un alto el fuego, Europa se está rearmando rápidamente para hacer frente a la amenaza de que Rusia invada un Estado de la Unión Europea. Mientras, Estados Unidos podría elegir un presidente demócrata en 2028, o simplemente uno que tenga una opinión diferente. Cualquier junta europea que aún esté dispuesta a dar el paso tendrá que explicar cómo sentirse cómoda con estos riesgos.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías