El BCE es el único que no ve la emergencia en Europa
Otras veces, su imprecisión era virtud; ahora parece indecisión en medio de los faros geopolíticos

El BCE ha renunciado a la claridad. Al anunciar en septiembre la segunda subida de tipos en tres meses, Christine Lagarde insistió en que la “dirección del viaje” estaba clara. Desde entonces, la métrica clave ha bajado de un máximo del 4% al 2,5%, pero la propia Lagarde ve la misma dirección como más opaca. Tras la fuerte subida de esta semana en los rendimientos de los bonos europeos, provocada por el masivo plan de estímulo alemán, la comprensible y prolongada “negativa a comprometerse” del BCE en cuanto a una trayectoria precisa de los tipos hace que parezca un conejo atrapado en los faros geopolíticos.
La inflación parece estar por fin bajo control en la zona euro, con un 2,3% este año, un 2% en 2026 y un 1,9% en 2027, según el propio personal del BCE. El banco podría temer que los precios suban si la UE decide tomar represalias contra los aranceles amenazados por Donald Trump. Y otra posible causa de preocupación podría ser la generosidad presupuestaria provocada en Europa por la necesidad de aumentar el gasto en defensa a toda prisa. Un estímulo importante en toda la región podría impulsar el crecimiento y la inflación.
Pero los temores parecen infundados. Incluso si Bruselas toma represalias contra los aranceles, eso quedaría eclipsado por el impacto contrario de la decisión de EE UU. El economista jefe de AXA, Gilles Moec, estima que un arancel de EE UU del 25% sobre todos los productos europeos importados reduciría el PIB de la UE en un 0,8%. Pero también provocaría una reducción paralela de la inflación del 0,8%. Y el impacto inflacionario de los aranceles de represalia sobre las importaciones de EE UU sería mínimo.
En vez de los riesgos de inflación, el BCE debería centrarse en el riesgo –real– de un aumento de los costes de financiación en la zona euro. Los inversores recibieron el estímulo alemán con una fuerte subida de los retornos de la zona euro. El 5 de marzo, la subida de 30 puntos básicos del bono alemán a 10 años, ahora en el 2,9%, fue el mayor salto diario desde la reunificación del país, señaló Deutsche Bank. Alemania puede absorber el impacto, pero los retornos de otros soberanos también se dispararon, amenazando con arrastrar a otros países a mayores dificultades. El retorno a 10 años de Francia, ahora en el 3,5% y superior al crecimiento nominal del PIB, está llegando un nivel en el que podría hacer que su carga de deuda se precipitara. Eso requeriría una política monetaria más laxa, no más restrictiva.
El BCE ha hecho durante mucho tiempo virtud de su deliberada imprecisión. Esta vez es diferente. La cautela del banquero central parece indecisión.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías