Las claves: el mundo danza al ritmo de las butades de Trump
Paradójicamente, estas y otras sacudidas han hecho que Alemania se abra, por fin, a quitar el freno de la deuda


Montañas de folios de sesudísimos papers han querido convencernos de que el mercado es un ente racional, que responde a los datos fundamentales de la economía y las empresas, para que llegue un magnate inmobiliario y presentador de televisión, gane (dos veces) las elecciones en la mayor economía del planeta y tenga a las Bolsas mundiales –y a los Gobiernos– danzando al ritmo de sus butades. La Bolsa estadounidense lleva una semana dando bandazos por los anuncios y retiradas arancelarias y la europea intenta seguir el ritmo como puede, preocupada como está por la autonomía en defensa del continente.
Paradójicamente, estas y otras sacudidas han hecho que Alemania se abra, por fin, a quitar el freno de la deuda. Ver para creer. De alguna manera va a tener que financiar el Viejo Continente su defensa, después de años y años de subcontratarla a Washington. Unos apuntan a subidas de impuestos, mientras que otros se decantan por el apalancamiento público. Lo que está claro es que el que va a acabar pagándolo es el ciudadano. De una forma u otra.
La patronal se suma al ambiente ‘conciliador’ del Ejecutivo de coalición
De tanto ver cómo el Ministerio de Trabajo y el de Economía (o el de Hacienda) se peleaban por medidas aprobadas en el seno del diálogo social –del diálogo del Ejecutivo con los sindicatos, más bien–, a la patronal le ha entrado envidia. Así que ha iniciado su propio choque interno, pero muy público.
El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y el de Cepyme, Gerardo Cuerva, protagonizan una guerra abierta por la presidencia de la segunda, con declaraciones cruzadas que recuerdan a los mejores momentos del Ejecutivo de coalición de Pedro Sánchez. Todo se pega. Hasta lo malo.
Un coleccionable incorpóreo poco estético y muy peligroso
El regulador estadounidense ha decidido que las memecoin, las criptomonedas cuasisatíricas que proliferan como moscas en los mercados no son un activo de inversión, sino que son, más bien, un coleccionable. Como un cromo de fútbol o un tazo, pero más feo, sin consistencia física y, sobre todo, con la posibilidad de acabar con todos los ahorros de algún incauto inversor. La decisión, aunque en apariencia positiva, es de facto peligrosa, porque arrebata a estos conceptos todo el escudo reglamentario propio de los activos de inversión, y fomenta que se multipliquen. Para dejarse el dinero en un coleccionable digital cuyo valor sube como la espuma para acabar en cero en apenas minutos, mejor comprarse cromos de la liga. Estos, al menos, tienen valor sentimental.
La frase
Soy una persona de derechas de provincias pero, sobre todo, soy un demócrata. Por eso yo nunca espiaría a miembros de las Cortes GeneralesMariano Rajoy, expresidente del Gobierno de España
Una solución infalible para los microplásticos y para casi todos los problemas
Si antes lo fue el colesterol, los microplásticos apuntan a ser el mal de nuestro tiempo. Están, como quien dice, en todos lados, y sus efectos aún no están muy claros, pero no auguran nada bueno en el organismo. Uno se los puede encontrar en el túper que tan sufridamente ha cocinado la noche anterior para transportarlo en transporte público hasta la oficina. O en la botella de agua que se compra en la máquina expendedora. Los expertos recomiendan cocinar y comer en casa para evitar la contaminación o, en su defecto, usar recipientes de vidrio. Y consumir menos alimentos ultraprocesados. Tener más dinero y tiempo, vamos. Suelen ir de la mano. Una solución que se puede aplicar para casi todos los problemas del ser humano.