La industria eólica, una palanca estratégica para Europa
Es en la innovación y despliegue de aerogeneradores donde se espera que la gran banca esté a la altura del reto
La gran banca europea ha dado un paso al frente en su apoyo a la maltrecha industria eólica europea, sector estratégico en el Viejo Continente, como reconoce la Comisión Europea a través del Wind Package Europe. En ese objetivo de salvaguardar el liderazgo de unas capacidades claves para tratar de no acelerar la menguante posición de Europa en el mundo, también se ha involucrado la banca nacional. España ocupa un papel histórico en el despliegue de renovables a nivel internacional. Además de convertirse en guía del desarrollo de la energía fotovoltaica –con un coste que aún pagan los consumidores españoles en su factura–, fue el país que vio nacer a Gamesa, hoy en manos del gigante alemán Siemens, y que puso la industria eólica española en la cima del sector a nivel mundial.
Pero lo que fue una historia de éxito ha devenido en crisis para todo el continente, tal y como reconoce Bruselas, que ve en el lento despliegue de parques eólicos por parte de las Administraciones nacionales, el difícil acceso a las materias primas, las variaciones de los precios de estas y la elevada inflación, junto con el aumento de los tipos de interés y el acceso limitado a la financiación, los factores que han deteriorado la situación de los fabricantes, fuente de empleo y prosperidad en zonas castigadas por la despoblación.
Es ahí donde se hace imprescindible una acción decidida como la que pretende el Ejecutivo de Ursula Von der Leyen, que trata de poner los mimbres para que la gran banca privada pueda sostener un sector sin el que Europa aún tendrá menos que decir en la escena global. La Comisión es consciente de que la competencia china y los aranceles norteamericanos representan una amenaza para que actores como Siemens Gamesa o Vestas, y toda la cadena de valor que arrastran, puedan seguir liderando esta industria llamada a transformar el mundo.Del sostenimiento del liderazgo mundial de la industria eólica por parte de Europa dependerá en gran medida su relevancia geopolítica. Con la otra gran industria europea, como es la del automóvil, en horas bajas ante el empuje chino, dejar de controlar la cadena de valor eólica supondrá perder una palanca económica estratégica.
Los beneficios que esta energía renovable proporciona en términos de descarbonización y precios de electricidad asequibles para los consumidores deben ser compatibles con el mantenimiento del liderazgo en la innovación y despliegue de aerogeneradores, una de las tecnologías energéticas más instaladas en el planeta. Es ahí donde se espera que la gran banca europea, necesitada del respaldo público en crisis del pasado, esté a la altura del reto.