Las claves: el gris debate sobre la inversión verde
El debate se plantea, erróneamente, en términos absolutos
En materia de inversión verde, el debate tiende a plantearse en términos absolutos, sobre todo en Estados Unidos, pero la realidad es más gris. La transición ecológica y la energética van en paralelo: el ser humano va agotando los combustibles fósiles, muy fáciles de tratar y utilizar (en particular el petróleo), y debe acostumbrarse a las energías renovables, aunque para ello deba recurrir, como está haciendo a los materiales que dejará atrás. También la transición de la madera al carbón exigió un gran uso de aquella, por ejemplo.
Es natural que la rentabilidad de la inversión ESG, en particular la sostenible, varíe de un año a otro, y que de traspiés, como en este 2024. Pero los ecos escépticos con ella, que vienen sobre todo del próximo mandato de Donald Trump, tienen más que ver con la llamada guerra cultural que con un giro de guion total. Hasta la muy republicana Texas ha hecho una enorme apuesta por la energía solar; solo que su Gobierno lo lleva con discreción, para que no le acusen de woke. El propio Trump, más allá de su retórica, tendrá que cuadrar las cuentas, y para ello hace falta recurrir a la energía verde.
Nochebuena, una ocasión para dejar de guardar la ropa económica
La cena de Nochebuena y la comida de Navidad vienen otra vez con la consabida subida de los precios: todo el mundo quiere comer percebes, almejas o merluza, y las pescaderías pueden permitirse disparar sus exigencias.
Aunque la inflación ha dado algo de tregua en los últimos meses, en particular el aceite de oliva, los precios siguen muy altos respecto a antes de la pandemia. Las cifras macroeconómicas de España son excelentes, pero se deben en buena medida al incremento de la población, y no a la productividad. De ahí que los ciudadanos prefieran nadar y guardar la ropa con el gasto. Salvo en Nochebuena.
Japón muestra que la falta de innovación no es solo un problema europeo
Los sectores dan para lo que dan: si aumenta el número de competidores en el mercado automovilístico, por la pujanza de las empresas chinas, lo normal es que haya operaciones corporativas para alcanzar economías de escala. Es lo que quieren hacer Nissan y Honda, que crearán el tercer mayor fabricante de vehículos del mundo, solo por detrás de Volkswagen y Toyota.
Al menos, el caso de Nissan y Honda puede servir de consuelo para la vieja Europa, que anda lamentándose de su falta de innovación. Si también en Japón tienen problemas para seguir el ritmo de sus vecinos (solo Toyota aguanta), es que hay causas que van más allá de la falta de inversión. Competir con las marcas chinas es todo un reto.
La frase del día
“Groenlandia es nuestra. No estamos en venta y nunca lo estaremos [ante el interés mostrado por Donald Trump]. No debemos perder nuestra larga lucha por la libertad”
Mute Egede, primer ministro de Groenlandia
La obesidad, una epidemia más compleja de lo que parece
La FDA, la agencia del medicamento de EE UU, acaba de aprobar el medicamento Zepbound, de Eli Lilly, y utilizado contra la obesidad, para su uso contra la apnea del sueño. Es un paso más en la fiebre por los fármacos para perder peso, considerados casi productos milagro en la epidemia del siglo XXI. Enfocar la solución en ellos puede ir en detrimento de las medidas comportamentales, como hacer ejercicio o comer menos. En cualquier caso, el asunto es aún más complejo de lo que parece: investigadores de Shanghái han descubierto que el cerebro regula cuántas de las grasas que se ingieren se absorben por el intestino. Es decir, que se pueden comer más lípidos, sin que eso suponga necesariamente engordar. Seguramente ya estarán investigando medicamentos para regularlo.