Las claves: Aagesen mantiene la línea antinuclear que Ribera ha dejado aparcada en Bruselas
La sucesora de la nueva vicepresidenta de la Comisión excluye por lo bajini a las centrales del nuevo mecanismo de capacidad
La energía nuclear vive en un territorio indeterminado, al tener un carácter no particularmente ecológico (a pesar de lo que digan sus defensores), pero, al tiempo, no emitir gases contaminantes. Por eso se ha colado en la estrategia europea para la descarbonización. Teresa Ribera, nueva vicepresidenta de la Comisión Europea, ha moderado su discurso, en el pasado muy reacio a la nuclear, para atender en parte sensibilidades como la de Francia. Pero su sucesora en España, Sara Aagesen, ha mantenido la línea antinuclear, al excluirla por lo bajini del nuevo mecanismo de capacidad, que retribuirá a distintas instalaciones eléctricas por su disponibilidad de cara a ajustar la oferta y la demanda.
Hay argumentos para seguir aprovechando las centrales ya construidas, hasta el fin de su vida útil, pero también para no extender su uso más allá, por sus externalidades en forma de residuos y de riesgos. Ahora está gozando de una nueva juventud, de la mano de grandes tecnológicas que apuestan por esta tecnología para alimentar la demanda de los centros de datos y de la inteligencia artificial. En España no van a encontrar facilidades.
Un nuevo golpe al Gobierno en el Congreso
Hay, por norma, una serie de medidas, actitudes o posiciones que uno mantiene cuando está en el Gobierno y critica cuando está en la oposición, y el decretazo es probablemente el más socorrido de todos ellos. Pese a que el Congreso le ha tumbado el gravamen extraordinario a las energéticas, con una alianza entre PNV, Junts y el PP, el Ejecutivo de Pedro Sánchez no cesa en su empeño de sacar adelante el impuesto, y lo hará por decreto aunque luego no consiga que se convalide. Un auténtico manual de resistencia. Lo que va a ser difícil de salvar a golpe de decreto son los Presupuestos.
Los bancos centrales paran la fiesta
Un aterrizaje suave, sin recesión, la Bolsa como un tiro, los precios controlados y jugosas bajadas de tipos en el horizonte. Así se plantaba el mercado en la fiesta de fin de año, con jerséis navideños a juego y mucha ilusión para el año que viene. Pero la Fed, primero, y el Banco de Inglaterra, después, han apagado la música, encendido la luz y avisado de que el panorama no es tan halagüeño como pintaba: aquella avisó el miércoles de que el ritmo de bajadas de 2025 no iba a ser tan agresivo, provocando una jornada roja en las Bolsas. Este decidió ayer no bajar más los tipos, de momento, porque la inflación no están tan controlados como parece. No es que la fiesta haya acabado, claro, pero quizá ha empezado demasiado pronto.
Estos años de guerra han sido una seria prueba para todos nosotros, para todo el país y para mí. Lo digo con sinceridad. Hago menos bromas y casi he dejado de reírmeVladimir Putin, presidente de Rusia
La cena de Navidad que no ‘se hace’: la hacen siempre las mismas
En la multipremiada serie The Bear, que retrata el estresante mundo de la restauración, la matriarca de una familia italoamericana prepara una pantagruélica cena de Navidad, repleta de todo tipo de platos tradicionales, que acaba, sin embargo, en una discusión familiar. Sobrepasada por un día de cocina y viendo que todo ese esfuerzo ha acabado en una riña, decide subirse a su coche y estrellarlo contra la casa. No es esta quizá la mejor reacción, pero se pueden entender las razones que la explican: las mujeres han llevado tradicionalmente el peso de la preparación de los fastos, mientras soportaban que su labor se redujera al anonimato del impersonal: no se toma uno una copa mientras la cena se hace. La cena la hace alguien, y hay que empezar a controlar los fogones.