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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El retorno de los teléfonos tontos

La preocupación por las redes sociales impulsa la demanda de móviles de la vieja escuela

Nokia N80.
Nokia N80.

La preocupación por el impacto de las redes sociales está impulsando la demanda de teléfonos Nokia de la vieja escuela, ahora conocidos como feature phones (básicos).

La firma finlandesa fue en su día la principal fabricante de móviles del mundo, con una cuota de mercado cercana al 40% en 2007. Pero su dominio se desvaneció cuando no fue capaz de producir un smart­phone propio de éxito. Ahora, provee equipos como routers y antenas. En 2016, vendió los derechos para fabricar dispositivos con su marca a HMD Global.

A los niños no les gusta necesariamente el encanto vintage de los teléfonos más sencillos. Pero sus cuidadores reconocen cada vez más que son menos adictivos. Los datos de ventas muestran que la tendencia a comprar teléfonos tontos está ganando terreno. Según CCS Insight, en 2024 se han vendido en Reino Unido unos 450.000, frente a los 400.000 de 2023. Y las ventas en Europa Occidental aumentan un 4%, hasta 215 millones de unidades.

Es probable que estas cifras crezcan a medida que lo haga la preocupación por la seguridad online. Según la London School of Economics, uno de cada siete países ha introducido recientemente políticas para limitar o impedir el acceso de los alumnos a los smartphones en la escuela, y muchos más están valorando medidas similares. Australia acaba de aprobar una ley que obliga a que los usuarios de las redes sean mayores de 16 años. En octubre, 33 Estados de EE UU presentaron una demanda contra Meta, acusándola de alimentar una crisis de salud mental entre los jóvenes.

Esto supone un desafío a más largo plazo para Samsung o Apple. La competencia de rivales como Xiaomi está frenando el crecimiento de sus ventas. Si una nueva cohorte de usuarios de teléfonos desconfía del impacto de sus productos, es posible que nunca compren uno.

Estos gigantes tienen otra opción. Pueden defender las ventajas de sus productos y negar sus supuestos efectos negativos, o pueden dar un giro y crear dispositivos inteligentes apropiados para cada edad. Ya existen en el mercado numerosas aplicaciones de control parental que prometen mantener a los niños seguros en internet, pero configurarlas y supervisarlas requiere trabajo. Por ahora, a falta de una alternativa más sencilla, los teléfonos ladrillo del pasado están a punto de volver.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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