No es país para inversores
El Gobierno de coalición ha optado por la supresión total, sin debate profundo, de las ‘golden visa’
En el marco del proyecto de ley de eficiencia del servicio público de justicia, el pleno del Congreso de Diputados aprobó hace unas semanas la derogación de todos los supuestos de acceso a la residencia para inversores extranjeros. Así se ponía fin a un régimen de residencia habitual en países de nuestro entorno y que contribuía a atraer a España capital extranjero y patrimonios personales importantes.
El trámite de esta supresión se ha efectuado por la vía de urgencia, sin ningún debate sereno en la comisión ni en el pleno, y sin consulta alguna a la sociedad civil ni a las partes interesadas. Además, la medida se ha incrustado en un proyecto de ley que poco tiene que ver con el asunto y aprovechando el foco mediático en la tragedia de Valencia.
Como cincuenta años atrás con la Revolución de los Claveles, Portugal nos ha dado aquí una nueva lección de democracia y transparencia. La reforma de su golden visa se debatió durante casi un año, hasta que, a finales de 2023, el entonces Gobierno socialista luso suprimió la inversión inmobiliaria entre los supuestos de acceso a la residencia, pero mantuvo las opciones de inversión financiera, en particular a través de unos novedosos fondos de inversión en pymes y empresas innovadoras portuguesas.
Aquí, el Gobierno de coalición, en un gesto más propio de regímenes autoritarios, ha optado por la supresión total, sin debate profundo, análisis de impacto ni consulta previa. Muchos ciudadanos se pueden preguntar por qué mantener con sueldos generosos a unos diputados que, en lugar de reformar a partir del debate y del estudio, simplemente optan por suprimir, prohibir y derogar.
La reforma en Portugal ha acercado sus visados de oro al sistema americano del EB-5, un exitoso ejemplo de financiación empresarial a través de extranjeros que buscan residencia. Desde 1990 el régimen EB-5 ha captado unos 70.000 millones de dólares americanos, hasta el punto de que el impetuoso y nacionalista Donald Trump no se plantea su supresión ni modificación. Recientemente Hungría ha implantado también un régimen de fondos de inversión en proyectos estratégico como vía a la residencia.
En España, las opciones para empresarios extranjeros quedan ahora muy reducidas a los visados de nómada digital y emprendedores. El primero es muy estricto en sus requisitos, mientras el segundo está sometido a la subjetividad de ENISA a la hora de valorar un plan de negocio y decidir entonces sobre la elegibilidad para la residencia.
También se usa con frecuencia el visado no lucrativo, que no permite trabajar como asalariado o autónomo en España, pero sí obtener rendimientos de negocios o sueldos del extranjero. No obstante, esta opción queda limitada por las menguadas capacidades de nuestros consulados y embajadas en el trámite de solicitud, pues no se puede tramitar desde España.
Como gran inconveniente, todas estas opciones exigen que los empresarios residan de forma efectiva en España, al menos 6 meses por año, para poder renovar sus permisos de residencia, lo cual limita mucha su margen de maniobra. Los supuestos ahora suprimidos, en cambio, otorgaban flexibilidad a los extranjeros, pues no estaban condicionadas a una mínima estancia en España.
La decisión de la coalición de Gobierno y la mayoría de la investidura llega también en un momento especialmente inoportuno. La victoria de Donald Trump había ya multiplicado por diez las consultas de inversores norteamericanos interesados en invertir en España. Este importante flujo financiero y también de talento - pues incluirá sin duda a emprendedores tecnológicos de Silicon Valley -, se desviará ahora a Italia y Portugal, donde persisten atractivos regímenes de residencia por inversión.
Se había demostrado como la golden visa permitía a los inversores extranjeros poner un pie en nuestro país y conocer así sus oportunidades y posibilidades in situ. Desde por ejemplo el propietario americano de una bodega en Priorat hasta una familia china titular de una fábrica de carne para exportar a China, todos ellos fueron primero solicitantes de visados de aro inmobiliarios.
La ideología de determinados partidos ha pesado más que la razón en esta lamentable decisión, obviando la célebre cita de Lula da Silva, indiscutible líder de la Izquierda global, quien dijo en una ocasión que no “quería menos ricos, sino menos pobres” en su país.
Jacinto Soler es economista y profesor de la UAB. Participó entre 2011 y 2013 en la gestación de la Ley 14/2013, de 27 de septiembre.