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Análisis
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La amenaza de la falta de relevo generacional en la construcción

Hay que hacer autocrítica y preguntarse cómo se puede hacer más para atraer a las nuevas generaciones

Un obrero llevando una carretilla, en Valencia.
Un obrero llevando una carretilla, en Valencia.Ana Escobar (EFE)

Recientemente, ha tenido lugar nuestro IX Congreso, el punto de encuentro de la distribución profesional del sector de la construcción por antonomasia. Un evento marcado por la puesta en común de los desafíos sectoriales –que son muchos–, como la digitalización, la sostenibilidad, la mejora de la eficiencia comercial, la gestión de equipos de alto rendimiento, la motivación, la innovación y muchos otros. Desafíos que coinciden con los retos de nuestro país: descarbonización, crecimiento económico sostenible, construcción de infraestructuras que permitan tanto vertebrar España como posicionarnos en la vanguardia del progreso mundial.

Pero el principal reto del sector se sitúa hoy, lamentablemente, en otra parte: la falta de relevo y atracción de nuevos profesionales, un gap mayúsculo que deberemos saber gestionar de forma eficaz. Tenemos un techo de cristal que no nos permite crecer, aunque el mercado despliegue, como lo hace hoy, una potencia creciente. Hay un límite a la actividad motivada por la falta de capacidad de instalación, en especial respecto a los profesionales más cualificados.

El bien más escaso tiende a concentrar el valor. Y no estamos ante un déficit de capacidad de suministro y prescripción, no: estamos ante un déficit neto de mano de obra. No parece fácil construir 200.000 viviendas al año cuando no hay mano de obra suficiente para 100.000, y atraer mano de obra exterior implica, a su vez, tensionar el mercado presente de vivienda, ya que estos trabajadores también precisarán una solución habitacional.

Este déficit es un denominador común para todos los segmentos de nuestro sector. Hay carencia de mano de obra de todos los oficios: instaladores de calor y frío, aplicadores de placa de yeso, carpinteros, herreros, etcétera. Queremos ser una organización plural que soporte y apoye a todos los segmentos del sector. Y eso pasa por encarar los retos de frente.

La llave que nos puede dar la solución a este escenario es, creemos, muy clara: reside en las nuevas generaciones, en los jóvenes. No debemos etiquetarlos como ninis, como algunos hacen, despreciando el mejor valor añadido de futuro con el que contamos. Más bien debemos hacer autocrítica y preguntarnos qué más podemos hacer para atraer a este colectivo, qué más podemos hacer como sector.

Recuerdo que hace unos meses tuve la oportunidad de participar en el congreso que organiza Ufemat, la gran patronal europea de la distribución. Fue en Copenhague, la capital de Dinamarca. Allí comprobé cómo nuestros colegas europeos, ya sean asociaciones o grandes almacenes de distribución, operan bajo el concepto de young merchants: jóvenes almacenistas o distribuidores que crean plataformas para atraer a jóvenes, formarlos en posibles oficios de la construcción, e integrar ese expertise en sus departamentos y asociaciones. Focalizan todos sus recursos en tareas muy provechosas, como reforzar los vínculos entre las plataformas de distribución y las universidades de diseño industrial en sus instalaciones. ¿Quién no querría tener la cantera en casa?

La falta de relevo generacional aquí provoca lo contrario: muchas empresas carecen de sucesión. La consecuencia es que vamos a asistir a una reconfiguración del mercado tal y como lo hemos conocido. Un proceso de concentración inevitable, del que surgirán empresas con mayor peso y cuota de mercado. Y este cambio en gran medida va a venir de los jóvenes que tienen vocación de continuar y desarrollar la empresa familiar. Acabaremos aceptando la correlación entre convivir con empresas de mayor tamaño y una oferta de proyectos profesionales más ambiciosa y atractiva para generar proyectos y carrera profesional.

Es un reto enorme, ya que existen operadores con una enorme capacidad de crecimiento que sin duda van a aprovechar este proceso.

Peonza piramidal

El reto demográfico es más que visible cuando vemos la pirámide poblacional, o mejor dicho la peonza piramidal. La población que falta por la parte inferior está siendo cubierta por nuevos trabajadores que vienen de terceros países y que va a tener un importante efecto –ya lo está teniendo– en nuestros negocios. Hay que ser capaces de atraer, cualificar y fidelizar a los nuevos agentes del sector, que en pocos años van a representar la mayor fuerza de ventas. Estos deben sentirse integrados y necesitan identificar la distribución profesional como su partner de confianza.

Nuestro cliente profesional precisa de confianza: quiere que el profesional conozca sus nuevos patrones de conducta, Y se anticipe a elementos clave que deciden en qué canal prefieren comprar y cómo; todo ello, en un entorno cada vez más incierto pero plagado de oportunidades.

Somos muy optimistas. Hay una frase de Charles Darwin que considero que ejemplifica a la perfección el momento en que vivimos: No sobrevive la especie más fuerte ni la más inteligente , sino la que se adapta mejor al cambio.

Pues bien, en la próxima década tendremos más de 7 millones de edificios en España que cumplirán 70, 80 y 90 años. Yo aquí solo puedo ver oportunidades. No tengamos miedo al futuro.

Víctor Manau es presidente de Andimac (Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción)


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