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Análisis
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Trump gobernará con viejos conocidos y republicanos relativamente moderados

La amenaza arancelaria a China es una táctica negociadora: una guerra comercial masiva dañaría a la Bolsa

El favorito para secretario del Tesoro y fundador de Key Square Group, Scott Bessent, en un evento de la campaña de Donald Trump, en Asheville (Carolina del Norte, EE UU), en agosto.
El favorito para secretario del Tesoro y fundador de Key Square Group, Scott Bessent, en un evento de la campaña de Donald Trump, en Asheville (Carolina del Norte, EE UU), en agosto.Jonathan Drake (REUTERS)

Donald Trump se ha convertido en el primer presidente desde Grover Cleveland en el siglo XIX en ser elegido para dos mandatos no consecutivos. A diferencia de su victoria sobre Hillary Clinton en 2016, se ha impuesto a la vicepresidenta Kamala Harris en el voto popular por 50,7% a 47,7%. Ha obtenido al menos 295 votos electorales (probablemente acaben siendo 312) frente a los 226 de Harris, y la ha superado en más de cuatro millones de sufragios.

Los promedios de encuestas de la prestigiosa Real Clear Politics otorgaban al magnate neoyorquino desde agosto un margen de como máximo 2-2,5 puntos en Georgia y Arizona y 1,5 puntos en Carolina del Norte. En los otros cuatro Estados en disputa (Nevada, Pensilvania, Wisconsin y Míchigan), se registraba un empate o solo décimas de ventaja para uno u otro candidato. Con el recuento casi concluido, Trump ha ganado en Arizona por 5 puntos (52% a 47%), Nevada por 4 (51% a 47%), Carolina del Norte y Georgia por 3 puntos (51% a 48%), Pensilvania y Míchigan por 2 puntos y Wisconsin por uno.

El expresidente ha mejorado sustancialmente su resultado de 2016 y el de Joe Biden en 2020. Ha cosechado porcentajes altísimos del voto en las zonas rurales y pequeñas poblaciones. Nuevamente, han optado por él, por una gran diferencia, los blancos sin estudios universitarios y los hombres blancos. La mayor sorpresa es que le han apoyado un 45% de los hispanos (fue un 32% en 2020), un 54% de los varones hispanos y un 30% de los varones afroamericanos de menos de 45 años. También le han votado los que tienen salarios anuales por debajo de 100.000 dólares, el 54% de los que votaban por primera vez y el 47% de los hombres menores de 30 años.

A la vicepresidenta la han elegido de forma mayoritaria las mujeres afroamericanas y las mujeres blancas con estudios universitarios (por 20 puntos). Ha recortado la ventaja entre las mujeres blancas a cinco puntos y superado a Trump entre los que perciben salarios mayores de 100.000 dólares. Los republicanos se pueden considerar el partido de los trabajadores con menores ingresos. Han recuperado la mayoría en el Senado y seguramente contarán con 53 senadores. También es muy probable que mantengan su mayoría en la Cámara de Representantes. Controlarán la rama del Ejecutivo, las dos cámaras del Congreso y el Tribunal Supremo.

La inesperada victoria aplastante republicana evita recursos ante tribunales. Las Bolsas y mercados financieros se hubieran resentido de la incertidumbre. El Dow Jones acogió la ola Republicana con un aumento del 3,9%, el S&P con un incremento del 2,5% y el Nasdaq, un 2,9%. Los nuevos récords bursátiles también se atribuyen a la eliminación de regulaciones prometida por Trump.

Kamala Harris ha perdido porque los estadounidenses han padecido una inflación alta (aunque decreciente) desde 2021. La deuda de las familias se situó en 17,8 billones de dólares en el segundo trimestre: 12,5 billones en hipotecas, 1,6 billones en préstamos para adquisición de vehículos y 1,1 billones en tarjetas de crédito. Un 40% de los estadounidenses vive de nómina en nómina. Biden encargó a la vicepresidenta mejorar la situación de la frontera con México. No pudo impedir la entrada de 2,5 millones de personas de forma ilegal, además de millones de pastillas de fentanilo que se han cobrado la vida de 250.000 estadounidenses desde 2018.

Harris se erigió en defensora de la democracia y del derecho a abortar, dos temas que preocupan menos a los votantes. Desde marzo, las campañas de Biden y posteriormente Harris gastaron 1.600 millones en anuncios, por 956 millones de Trump. Los anteriores posicionamientos radicales de Harris la perjudicaron. Propugnó como senadora y candidata a la presidencia en 2020 recortar fondos a los departamentos de policía y eliminar la unidad de inmigración y fronteras. Rechazaba el fracking. Como candidata a la presidencia se distanció de dichas posturas. Pero no realizó ninguna conferencia de prensa. El índice de desaprobación de Biden es del 58%. En una fatídica entrevista contestó que no se le ocurría nada que hubiera hecho de forma distinta al presidente.

Las acciones del sector financiero y de los hidrocarburos acogieron el éxito de Trump con notables subidas, mientras que descendieron las de energías renovables. La Reserva Federal recortó la tasa de fondos federales en 25 puntos básicos el jueves, a pesar de que muchas promesas del candidato republicano podrían avivar la inflación. La amenaza de imponer aranceles de hasta 60% sobre las importaciones de China es una táctica negociadora. Trump sabe que una guerra comercial masiva perjudicaría a la Bolsa.

Le costará prorrogar las disminuciones de impuestos de su reforma fiscal de 2017, porque los republicanos no dispondrán de los sesenta senadores necesarios para derrotar al filibusterismo, un mecanismo empleado por la minoría para frenar la legislación mediante un debate muy prolongado que retrasa o incluso paraliza su votación. La deportación masiva de personas que viven y trabajan ilegalmente en EE UU se estrellará contra los tribunales y los Estados donde gobiernan los demócratas. En su primer mandato, Trump expulsó a muchos menos ilegales, aproximadamente 700.000, que los cinco millones durante los ocho años de presidencia de Barack Obama.

La incógnita es si Trump gastará mucho capital político en vengarse de sus enemigos o gobernará con mayor espíritu de unidad y para cumplir su programa electoral. Los augurios apuntan a la segunda opción. Susie Wiles, codirectora de la campaña, será la primera mujer en ser jefa de gabinete de un presidente. Gobernadores, senadores y congresistas republicanos relativamente moderados y muchos exministros del primer mandato de Trump estarán en su gabinete. Muchos tuvieron cargos destacados con anteriores administraciones republicanas: Mike Pompeo, los senadores Marco Rubio y Bill Hagerty, su exasesor de seguridad nacional Robert O’Brien y el congresista Mike Waltz en Exteriores y Defensa; los gestores de hedge funds Scott Bessent y John Paulson, su expresidente de la SEC Jay Clayton y Robert Lighthizer en las carteras económicas, financieras y comerciales; el congresista Mike Lee o el fiscal general de Texas Ken Paxton en Justicia; el gobernador de Dakota del Norte Doug Burgum o el exsecretario Dan Broui­llette­ en Energía; su exsecretaria de Educación Betsy DeVos; el exsecretario de Urbanismo Ben Carson; y la congresista Elise Stefanik aspira a ser embajadora ante la ONU. Por último, Elon Musk y Robert Kennedy Jr. formarán parte del Gobierno.

Alexandre Muns es profesor, EAE Business School

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